Esta
encíclica del Papa Francisco tiene la capacidad de volver a
emocionarnos tras su anterior exhortación “Evangelii Gaudium” (el gozo
del evangelio). Sorprende y emociona, porque no utiliza un lenguaje
falsamente erudito, sino concreto, profético y cordial, cercano a los
problemas de la tierra, que son los de la vida humana. Es una Encíclica
muy positiva, estando abierta a la polémica, precisamente por su
cercanía a los problemas de la vida:···
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