Padre
Francisco Guarino
Moscatelli SDB.
El 9 de marzo
de 1982, víctina de una feroz golpiza en época de la Dictadura Militar
fallecía el sacerdote salteño P. Francisco Guarino Moscatelli sdb, integrante de la
Comunidad del Colegio Pío.
Hacía pocos
días, visitando a su familia comentaba que sabía que lo estaban siguiendo. No
tenía miedo y continuaba su esfuerzo diario por la educación de los niños y
jóvenes confiados a sus cuidados de educador salesiano.
El expediente
elaborado, vía policial, hablaba de su muerte como un hecho fortuito en un
episodio vivido en una vieja casona de ciudad vieja, al caer al espacio desde
un piso superior por el agujero de una claraboya del piso a la cual le
faltarían vidrios, lo que le habría provocado heridas que ocasionaron su
muerte. Retirado de allí por fuerzas policiales....................
alertadas por vecinos, y
entregado en el Hospital Maciel donde falleció mientras se intentaba salvarle la vida. Citados los
salesianos del Colegio Pío para que pasaran por la morgue a reconocer y retirar
el cadáver, fueron informados del escandaloso episodio. Luego de la Misa en el
Santuario de María Auxiliadora del Pío, fue trasladado por los familiares a
Salto para ser sepultado en su tierra, sin que se permitiera abrir el cajón
durante su velatorio, la Misa fúnebre en la Iglesia del Carmen y su sepelio.
Tampoco se
permitió realizar una autopsia con médico de la familia para reconocer el
estado del cadáver de Francisco.
El superior
salesiano informó a los hermanos y familiares del hecho informado por la Policía.
Conociendo a
nuestro hermano Francisco, nadie de la familia creyó aquel perverso informe.
Algunos familiares iniciaron de inmediato la búsqueda de la verdad de lo
sucedido. ¿Por qué aquello de velatorio con el cajón cerrado que ni los papás
ni los familiares pudieran observar su cadáver y darle el beso de despedida?
La
investigación realizada dejó entrever inmediatamente que aquel informe había
sido urdido para que no se intentara averiguar más nada, propiamente un
perverso “cuento” infantil, que lucía nombres y firmas de testigos y demás. Una
de las cosas más alentadoras que recibimos fue la Carta escrita de puño y letra
por su compañero sacerdote el P. Cacho Alonso, que confirmaba nuestra sospecha
y decía así:
Carta a
Francisco
Querido hermano Francisco,
Tu muerte golpeó con dolor profundo en mi ser,
Porque te mataron amigo!
Te mataron con saña, rabiosamente.
Puños asesinos, amaestrados para
matar acabaron
Con tu generosa entrega, en el
Trigal del Maestro.
Quisieron ensuciar tu memoria, pero
no temas, querido
Hermano, tu imagen luminosa, tu
sonrisa límpida,
Tu mirada llena de luz, permanecerá
hasta el reencuentro.
La Verdad os hará liubres! Nos
anuncia el Evangelio pero los
Discípulos ponemos la confianza en
el poder de las tinieblas.
¡Qué triste!
En ese seno oscuro se mueve el poder
del Maligno.
¡Creo en ti, hermano! ¡Creo en tu
sacerdocio!
¡Creo en tu fidelidad! ¡ Creo en tu
amor y en tu martirio!
¡Creo en el Espíritu Santo que por
tres veces derramó sobre
Tu cuerpo el óleo que consagra, que
convierte en templo
Viviente punto de contacto del cielo
con la tierra.
Tu anatomía destrozada!
Pero llegas íntegro a la cumbre de
la victoria como
Cuando jóvenes juntos escalábamos la
montaña nevada.
¡Creo en ti amigo! Lloro por
ti, hermano!
(9 de marzo
de 1982)
Padre Cacho Alonso
Después de años de archivado el
expediente sin investigación alguna, el mismo fue recuperado a pedido del
entonces Inspector de los Salesianos, hoy Cardenal Daniel Sturla. Se
presentaron informaciones recogidas por la familia, y entre otras, el informe
detallado de su cadáver al momento de reducir sus restos realizado con la
presencia de médico forense Dr. Cambrilla y autoridades de la Facultad de
Medicina, actuando el médico salteño Dr. Andrade. El informe es terminante en
demostrar su no coincidencia con los datos del informe policial explicitado en
el Expediente judicial. A partir de allí fueron citados a declarar al Juzgado
todos los que figuran como testigos, con la presencia del Abogado elegido por
Mons. Sturla. Ningunote ellos sabía de la existencia del hecho y confesaron que
fueron llevados y obligados a firmar algo que ni siquiera pudieron leer. La
familia fue informada de la falsedad del expediente y el caso continúa en la
órbita judicial.
En el Colegio Pío, con la presencia
de docentes, amigos y numerosas familias de alumnos y ex alumnos de aquella
época, se descubrió una placa que quedó fijada como testimonio, a los muros que
lo vieron trabajar hasta el último día. En ella se lee:
“Padre Francisco Guarino,
Salesiano Sacerdote. 1932-1982. En tu vida hecha de trabajo y sonrisa vimos
florecer el corazón de Dios”.
Estamos seguros de que muy pronto
saldrá ala luz la razón por la cual el P. Francisco entregó su vida y quiénes
cumplían órdenes de realizar semejante atrocidad.
Luis Antonio
Guarino
PUBLICADO EN EL PERIÓDICO
INFORMATIVO DE LA DIÓCESIS DE SALTO-
URUGUAY – MAYO 2015 – n| 74 “ALGO NUEVO”.
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