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martes, 1 de diciembre de 2020

DE CASA.-Qué nadie quede fuera de la terminación de éste año tan difícil para todos y cada uno de nosotros.

 Qué nadie quede fuera de la terminación de éste año tan difícil para todos y cada uno de nosotros.

  En el ánimo  de  todos  estuvo  por sobre todo,  el seguir  unidos  como utópicos  seguidores de Jesús;   cumpliendo con el deseo de hermanos que hoy nos siguen  desde la CASA del  PADRE;  Dumas Andreoli, Chiquita Patrón, Antonio Ramirez, Carmen Grazzeni, Antonio Soria, Graciela María Bielli, Mario Zanotta, Alfredo Agüero, Gerardo Piriz, María del Huerto Imáz. 

Comentamos en la reunión un texto del hermano Miguel Ángel Mesa, que volvemos a leer porque nos hace poner en marcha, dice así:

Es un tiempo que nos invita a la reconciliación, dejando a un lado los sentimientos de culpa que nos paralizan, para dar énfasis a reconciliarnos con nosotros mismos, con la comunidad, con la familia y la sociedad en que vivimos, con la Madre Tierra...

Pero esta reconciliación será imposible sin cercanía, sin dirigirnos con emoción al encuentro del otro. Pedro Casaldáliga lo definía, como lo hacía siempre, de una forma sencilla, profunda, motivadora: “Humanizar la humanidad, practicando la proximidad”.

Por eso deberíamos suavizar los caminos hacia los demás, hacia nuestro entorno vital, buscando los nuevos senderos que conducen hacia otra vida más plena, libre, justa y fraterna.

De momento no vemos con optimismo el futuro, pero debemos alimentar la esperanza  y labrarla a cada paso, principalmente desde las cosas más pequeñas, contemplando las semillas, los brotes que vemos que van surgiendo a nuestro alrededor, creando así algo nuevo, más cálido, diferente.

El Adviento no pretende mantener las estructuras antiguas y caducas del mundo que hemos vivido, y que aún estamos viviendo. Por el contrario, nos impulsa a trabajar por un orden nuevo (“a vino nuevo, odres nuevos”, diría Jesús), en el que se inviertan los valores e intereses de la sociedad actual.

Para ello el paradigma del cuidado se tiene que transformar en el corazón de la vida política y social de nuestro país: el cuidado hacia las personas más vulnerables, hacia las mujeres discriminadas y violentadas, hacia los ancianos olvidados, hacia la juventud sin futuro, hacia los enfermos sin recursos, hacia las personas en paro y desahuciadas, hacia los inmigrantes que buscan entre nosotros un futuro digno…   (texto completo en el blog)

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