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jueves, 21 de enero de 2021

DETODASPARTESVIENEN.- JoséMaría CASTILLO.-"Pero lo mejor es que hay salida: la humanidad y la bondad tienen más fuerza y más poder que todos los poderes que nos amenazan"

 

"La salud mundial gravemente amenazada. La economía insegura y con un futuro sobrecargado de preguntas. La política haciendo el ridículo ante el desconcierto de dictadores que parecen payasos. ¿Tiene todo esto salida?"

"Cada día lo veo más claro. La solución está en el Evangelio. Y quiero decir, ante todo, con claridad y firmeza: el Evangelio no es la Religión; la Religión es 'poder' y el Evangelio 'servicio'"

"La mayor equivocación de la Iglesia ha sido fundir y confundir la Religión con el Evangelio. Se exhorta a vivir cerca de los pobres desde los palacios en que viven los obispo.    Todo esto no es maldad.         Es engaño"

Es evidente que estamos soportando una de las situaciones más difíciles de cuanto yo recuerdo en mi vida. Y ya tengo muchos años. La salud mundial gravemente amenazada. La economía insegura y con un futuro sobrecargado de preguntas sin respuesta. La política haciendo el ridículo ante el desconcierto de dictadores que parecen payasos. ¿Tiene todo esto salida?

Claro que la tiene. La humanidad y la bondad tienen más fuerza y más poder que todos los poderes que nos amenazan. Y lo repito con insistencia: esto tiene solamente la solución que tiene su base en dos pilares fundamentales: la humanidad y la bondad. Y no olvidemos que esos dos pilares (ser más humanos y ser más bondadosos) los tenemos todos a mano. Basta quererlo. Basta tomarlo en serio. Y lo repito con insistencia: si queremos, podemos.

Pero, ¿no es todo esto una simpleza? Si nos limitamos a lo que da de sí la condición humana, es una enorme y vulgar simpleza, que no sirve para nada. Por eso, porque la condición humana no da de sí lo que necesitamos para tomar en serio y poner en práctica la humanidad y la bondad, por eso insisto en que hay una fuente inagotable, que nos aporta y nos suministra toda la humanidad y toda la bondad que tanta falta nos hacen.
Pero, ¿dónde está esa “fuente inagotable de humanidad y de bondad”? Si nos quedamos con lo que da de sí la condición humana, no escapamos del precipicio en el que estamos al borde del hundimiento amenazante en que estamos suspendidos ante el abismo. Entonces, ¿dónde está la solución?

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