La llegada del Papa Francisco al reciente consistorio ha pasado mayormente desapercibida.
El informe es de Loup Besmond de Senneville , publicado por La Croix , 09-05-2022. La traducción es de Wagner Fernandes de Azevedo .
Los pocos días de actividad que sacaron al Vaticano de su normalidad a finales de agosto fueron inaugurados por un consistorio que celebró el papa Francisco en la basílica de San Pedro.
La ceremonia fue sobria, a través de su liturgia , y solemne, como lo demuestra la presencia de unos 200 cardenales de todo el mundo y todos los embajadores extranjeros acreditados ante la Santa Sede.
Fue en medio de todos estos prelados vestidos con sotanas carmesí y diplomáticos de gala que Francisco hizo su entrada para la ceremonia del 27 de agosto para crear 20 nuevos "príncipes de la Iglesia" .
Pero la llegada del Papa pasó prácticamente desapercibida.
Mientras uno de sus asistentes lo empujaba en silla de ruedas desde una entrada lateral, Francisco pasó casi invisible. Los cardenales que esperaban y la multitud de fieles continuaron hablando en silencio o revisando sus folletos mientras esperaban que comenzara la ceremonia.
De hecho, nadie pudo ver al Papa porque estaba ocupado poniéndose sus vestiduras litúrgicas. No fue hasta que comenzó la ceremonia que la congregación se dio cuenta de que Francisco ya había entrado en la basílica.
El episodio puede parecer anecdótico, pero contrasta fuertemente con lo que fue hace apenas unas semanas, cuando el Papa caminó por el largo pasillo central de la Basílica de San Pedro en la procesión de apertura de cada ceremonia.
Sin embargo, desde mayo, el Papa se ha visto obligado a usar una silla de ruedas y esto ha cambiado la percepción del papado . Es un cambio de perspectiva al que la mayoría de los prelados y católicos comunes todavía luchan por acostumbrarse.
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