Seguimos recibiendo jugosas reflexiones; Desde abajo, desde dentro, desde fuera....

 Va otra reflexión esta de Rosario, Santa Fe, Rca. Argentina.-  ( lo de Milei)😉

Comentarios a la consigna de la Parroquia de San Antonino

“Cuaresma: Tiempo de crecer”

1.     Desde abajo…

La expresión “desde abajo”, formulada en este tiempo de Cuaresma, dado que no hay otras pistas a que hagan referencia,  la entiendo desde lo que soy yo desde mi condición humana, frágil, como un ser de polvo (Liturgia del Miércoles de Ceniza). Solemos decir que “caímos muy abajo…” cuando nos avergonzamos de haber llegado a ciertas actitudes reñidas con la ética y la moral, o también por haber caído en otros delitos.  El “abajo” me hace tomar conciencia de que soy eso mismo, polvo y ceniza. Soy el hombre viejo de la expresión bíblica, muy limitado por su inclinación al mal, al pecado… Pero, al mismo tiempo, no dejado de lado por mi Creador que, por conocer mi fragilidad, me ha enviado un Redentor, un Salvador. “Dios envió a su Hijo al mundo no para juzgar sino  para que el mundo se salve por Él”. La humildad es un llamado sincero a deponer mi orgullo y mi pretendida autosuficiencia.Por el contrario a, invita a dejarme levantar con humildad, docilidad y gratitud,cuando mi Padre  me tiende sus brazos… Eso es conversión

2.     Desde dentro…

Esta segunda expresión, “desde dentro”, me sugiere el recuerdo de los llamados constantes de los profetas al Pueblo de la Antigua Alianza, y en la Nueva del mismo Cristo a “cambiar el corazón“, a una profunda conversión. “Rasguen el corazón no sus vestiduras” decían los profetas. El llamado se refiere a pedirle a Dios que cambie mi“corazón de piedra porun corazón de carne”. Pero ¿cómo podré hacerlo, si mis intentos serán inútiles por el hecho de confiar solamente en mis fuerzas y no confiar en la ayuda de Dios? “Sin mí, nada pueden hacer”. La salida suele ser que nos pongamos de inmediato a corregir nuestra conducta exterior, nuestros vicios y defectos, nuestras malas inclinaciones y costumbres. Muy por el contrario,el camino que debemos intentar es poner énfasis entrabajar mi núcleo interior, mi corazón, que es, como dice Jesús, el lugar donde reside la causa de todos los males y las mentiras de uno mismo. Si cambio mi interior, cambio todo lo de fuera, Así aparecerá de manera connatural y madura la nueva condición de mi persona, el hombre nuevo. Resultado al que no hubiera podido llegar sin la ayuda de Dios y de su gracia.

3.     Desde fuera

La tercera propuesta “desde fuera”,se puede tomar en el sentido de que mi conversión no puede reducirse a mi persona individua, de manera intimista, aislada de los demás, sino en referencia al mundo, a lo que me rodea, a mi comunidad eclesial en la que estoy inserto. Es clara la referencia delo que llama el evangelio “signos de los tiempos”. Nuestra actitud de cambio en esta era posmoderna es inédita y original; no es ni por asomo, la misma que se les presentó a los cristianos en la Edad Media, con los temas propios de su tiempo.Para nosotros hoy, son signos de los tiempos el cuidado de la creación, la inserción de la mujer en la Iglesia, el exceso de poder en los clérigos(clericalismo), la sinodalidad en la marcha del Pueblo de Dios, etc. Por tanto, hemos de convencernos que urge poner en práctica los cambios profundos que nos exige el momento histórico que vivimos, no sólo en lo eclesial, sino en todos los aspectos de la vida. Aunque nos cueste aceptarlo, estamos ante una etapa de la historia que una frase ya bastante conocida describe con acierto: “No vivimos una época en cambio, sino que estamos viviendo un cambio de época…”Este mundo de hoy ya no es ni lo será el mismo de antes…Por eso nuestros paradigmas (1) mentales deben cambiar urgentemente.

(1)    Paradigma: “Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento.” (Real Academia Española)

 

Jorge Alonso

Rosario, 14 de marzo de 2023