Magisterio Social y Finanzas Éticas Breves comentarios a raíz de las inversiones de nuestra Iglesia en fondos con esquema Ponzi
La situación es delicada. Todas las instituciones necesitan de las finanzas para sostener sus actividades.
La Iglesia no es una excepción. Ahora bien, el Magisterio Social es enfático en señalar que no cualquier esquema, sistema o método de finanzas es válido.
Allí fallamos como Iglesia. Y hablo en plural, pues incluso quienes desde hace décadas venimos planteando la necesidad de trabajar en el marco de las finanzas éticas, nos sentimos en deuda por no poder torcer el rumbo de las prácticas que hoy están en el candelero público y que tanto daño hacen a la imagen de una Iglesia sencilla, pobre y misionera como predicamos desde nuestras Comunidades de Base.
Los hechos son contundentes: al menos tres entidades de la Iglesia católica uruguaya venían invirtiendo sus capitales en Conexión Ganadera, empresa fundada en 1999 por dos empresarios católicos que amasaron fortunas bajo un esquema Ponzi que termina dejando un tendal de damnificados. Esas entidades junto a otras cuatro mil víctimas fueron estafadas, eso es claro, pero el caso admite también una reflexión sobre cuáles son los criterios éticos que maneja nuestra Iglesia a la hora de invertir sus ahorros.
Hoy este asunto está en manos de la justicia, pero también de la opinión pública y del Pueblo de Dios. Ese Pueblo que no logra entender cómo los seguidores de Jesús que han hecho una opción preferencial por los pobres, invierten sus capitales en empresas sin escrúpulos.
En estos últimos días he conversado con algunos agentes pastorales. Ninguna de las personas con las que hablé sabía de estas inversiones, aunque un cura sí recordaba que, en un encuentro del presbiterio de su Diócesis, se mencionó contar con ahorros en el sistema ganadero. Esa transparencia tan necesaria en las débiles economías de nuestras parroquias faltó en niveles superiores.
Como también faltó discernimiento en clave de ética económica. Ese discernimiento que Francisco impulsó para hacer frente a las complicadas y hasta oscuras finanzas del Vaticano (ver la carta Apostólica en forma de Motu proprio sobre algunas competencias en materia económico financiera1 ) y que tienen como fondo el cuestionamiento a las peores prácticas financieras del capitalismo salvaje señaladas en el documento elaborado en 2018 por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y la Congregación para la Doctrina de la Fe titulado “Oeconomicae et Pecuniariae quaestiones.
Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero” 2 . 1 Cfr. Carta apostólica en forma de Motu proprio sobre algunas competencias en materia económico-financiera (26 de diciembre de 2020) | Francisco 2 Cfr. Oeconomicae et pecuniariae quaestiones. Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero (6 de enero de 2018).
Una Recordemos que, en su origen, el movimiento de las finanzas éticas estuvo impulsado por cristianos y cristianas, así como estructuras eclesiásticas de diferentes denominaciones con alcance ecuménico. Algunas de sus principales referencias a nivel mundial beben de las fuentes del Evangelio y establecen alianzas con los movimientos populares, sindicales y de la economía solidaria para apalancar estructuras transformadoras y esperanzadoras.
Como se señala en el documento citado supra, “muchas asociaciones con origen en de la sociedad civil son, en este sentido, una reserva de conciencia y responsabilidad social, de la que no podemos prescindir” (N. 34) Seguimos creyendo que otra economía es posible, que otras finanzas son posibles. Y seguimos creyendo que nuestra Iglesia puede aportar en ese sentido.
La Enseñanza Social de la Iglesia debe estar al servicio de nuestras prácticas cotidianas, incluyendo aquellas relativas a cómo canalizar nuestros ahorros y cómo asegurar la prestación de servicios tan necesarios con nuestros recursos.
Deberá hacerse en clave comunitaria, con transparencia y en aras del Bien Común. Hagamos un mea culpa y confiemos en prácticas coherentes con ese Magisterio.
Pablo Guerra
El ahorro y las ganancias deben surgir del trabajo No parece Cristiano el lucro especulativo sin esfuerzo Los capitales deben estar al servicio de los pobres Ej: construir viviendas y alquilarlas a precios razonable
ResponderEliminarLa iglesia católica tiene muchas propiedades para albergar a los sin techó
ResponderEliminarNo puedo hacer un comentario sobre sistemas de ahorros e inversiones porque no soy experta en el tema, pero la palabra ética la conozco, y hay reglas básicas que cualquiera se puede dar cuenta, pero no tienen miramientos, viven en comodidad y mantienen una fachada que ya no se sostiene, yo pregunto, en dónde se ve una iglesia seguidora de Jesús con una opción por los pobres? Ni siquiera sabemos de dónde salen esos dineros que se dan el lujo de invertir. Cierta vez trabajando con un cura franciscano me dijo estas palabras que nunca olvidé, hablaba de los dineros que venían a la orden, dijo: ese pozo no se seca nunca. Jesús, para mi, es sapo de otro pozo y algunos de sus seguidores en comunidades. El tema da para mucho
ResponderEliminarOpino que el artículo de Pablo Guerra es muy atinado y está bien fundamentado, como se ve. Algunas cosas que se me ocurren a primera vista y las comparto. No le den mucha importancia. Una cosa es buscar el lucro de manera objetable invirtiendo, por ejemplo, en la Conexión Ganadera (con intereses tan altos que dan qué pensar) y otra es tener los bienes de la comunidad eclesial en lugares seguros, como puede ser un Banco que da mínimos intereses pero no va a quebrar. No podemos tener el dinero debajo del colchón con los robos están a la vista en todo el mundo, no sólo en Uruguay. Además tenemos que manejarnos con un sistema virtual haciendo las transferencias y pagos a través de una cuenta corriente. Hoy, aquí, en Argentina ya se paga más de un millón de pesos por un sueldo. No se puede andar por la calle con una mochila llena de fajos de billetes para pagara cinco empleados.
ResponderEliminarPaso a una anécdota. Hace años sucedió que el Vaticano puso mucho dinero en un Banco, no recuerdo cuál, y andando el tiempo, como todo se sabe, se supo, que ese dinero iba también, junto a otros, con destino a la fabricación de armamentos de guerra. Voy a ver si encuentro el dato preciso. Una institución eclesial no puede aumentar su caudal de dinero de manera ilimitada con una mentalidad capitalista. Tiene que tener lo prudencial. Y lo que excede ciertos límites, compartirlo o destinarlo a obras de bien para la comunidad. A eso estamos llamados en las disposiciones de nuestra congregación. Jorge Alonso