En un momento en que su popularidad se desploma, Milei se enfrentaría a los retirados y a los fanáticos del fútbol que se apresuraron a apoyarlos. Así que optó por la brutalidad explícita, con la esperanza de cohesionar a su base más extrema. Journey abre disputa para elecciones decisivas en octubre
El artículo es de Eduardo García Granado, publicado por DiarioRed y reproducido por Outras Palavras, 13-03-2025. La traducción es de Antonio Martins.
Aquí está el artículo.
El 12 de marzo estaba destinado a marcar el calendario político argentino. No hubo proceso electoral, ni una sesión extraordinariamente importante en la Legislatura. Era miércoles y, como todos los miércoles, los jubilados se movilizarían contra la agenda del gobierno de Javier Milei, que los ha atacado física y económicamente, como parte de su plan de ajuste económico y disciplinamiento a la sociedad civil.
Sin embargo, había una diferencia: los aficionados de numerosos clubes de fútbol habían confirmado su apoyo a la convocatoria. No sería un miércoles cualquiera, sino uno en el que varias capas del siempre complejo espacio opositor en Argentina se sumarían a las movilizaciones de jubilados. El contexto tampoco era sencillo. Javier Milei se enfrenta a una notable caída de su imagen pública y del apoyo a su gobierno, consecuencia de la combinación de escándalos políticos, fraudes con criptomonedas y un creciente rumor sobre la insostenibilidad de su "plan" contra la inflación y la devaluación. [Las últimas encuestas de opinión revelan que su popularidad se ha desplomado diez puntos y su gobierno ya es más rechazado que apoyado]
Represión en las calles
La oposición buscaba una demostración de fuerza y unidad. El gobierno "libertario" apostaba, hasta cierto punto, a su credibilidad, que se había erosionado en las esferas ética, política y económica. Podría, sin embargo, reforzar otro pilar de su narrativa: el de la violencia. Desde que asumió la Casa Rosada, Javier Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ex candidata presidencial y veterana de la "casta" política nacional, han desplegado sus "protocolos" contra piquetes y movilizaciones sociales.
A pesar de los mediocres resultados en términos logísticos, la estrategia represiva del gobierno de Javier Milei ha sido efectiva en la construcción de un marco ideológico crucial: ser implacable contra la "casta" de jubilados, estudiantes y organizaciones sociales. Para entender esto, es fundamental mirar hacia atrás al gobierno de Mauricio Macri, quien también implementó -con Bullrich como ministro de Seguridad- políticas represivas durante las protestas. Esto no escandalizó a su núcleo duro; por el contrario, consolidó el apoyo de una porción nada despreciable de su electorado.
Algo similar ocurre hoy con Javier Milei y su famoso "piso" electoral del 30%. El dúo liberal-represivo formado por Milei y Bullrich montó un operativo con un solo objetivo: brutalizar la movilización en defensa de los jubilados. Marcado por una identificación que es, ante todo, antiperonista y antikirchnerista, el núcleo duro del electorado gobernante avala, exige y celebra la brutalidad policial del gobierno. El odio de clase (a menudo autodestructivo) hacia el votante de extrema derecha en Argentina no solo no se ve afectado por las imágenes de violencia, sino que también fortalece su vínculo identitario con Milei.
El Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina monitoreó la jornada y encontró numerosos actos de violencia por parte de las fuerzas represivas contra los manifestantes. Poco después del llamado, las calles fueron bloqueadas y la Plaza de Mayo fue rodeada, buscando limitar el éxito de la movilización. La Gendarmería, la Alcaldía y la Policía Federal se coordinaron para atacar a los jubilados y a los demás sectores movilizados. El gas pimienta cubrió varios puntos rápidamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario