Al comienzo del relato se produce un diálogo
muy esclarecedor. Al ver que la gente tiene hambre, los discípulos proponen la
solución más cómoda y menos comprometida; «que vayan a las aldeas y se compren
algo de comer»; que cada uno resuelva sus problemas como pueda. Jesús les
replica llamándolos a la responsabilidad; «Dadles vosotros de comer»; no dejéis
a los hambrientos abandonados a su suerte.
No lo hemos de olvidar. Si vivimos de espaldas a los hambrientos
del mundo, perdemos nuestra identidad cristiana; no somos fieles a Jesús; a
nuestras comidas eucarísticas les falta su sensibilidad y su horizonte, les
falta su compasión. ¿Cómo se transforma una religión como la nuestra en un
movimiento de seguidores más fiel a
Jesús?
Lo primero es no perder su
perspectiva fundamental: dejarnos afectar más y más por el sufrimiento de
quienes no saben lo que es vivir con pan y dignidad. Lo segundo, comprometernos
en pequeñas iniciativas, concretas, modestas, parciales, que nos enseñan a
compartir y nos identifican más con el estilo de Jesús. José Antonio Pagola
Este pasaje me recordó la reunión de esta semana en el CEDIDOSC. Donde se conversó sobre la ESPERANZA. Cuando se dio entrada al público, uno de
los asistentes dijo: “muy buena
charla, que agradezco pero….ahora al salir ´para casa me cruzaré con
muchos hermanos tirados en la calle, de que esperanza les hablo”… términos más o menos. La disertante queriendo salir del paso le dice: “es bueno pararse y conversarles, no sabemos lo bien que les hace!!!..” más o menos. Qué baño de realidad nos falta a los
cristianos hermanos..!!!!
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