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sábado, 10 de octubre de 2015

DEFENDERLANATURALEZA,LAENCICLICADEL PAPA..( II ) )



3.-Posibilitar una liturgia autóctona, típicamente latinoamericana

4.-Estimular la pastoral latinoamericana 
















Arnaldo Zenteno y Jorge Pomier Aporte de la Mesa CEB de Profetismo y Compromiso Ciudadano y de la Mesa de Pastoral Juvenil para
la preparación del Festival Ecológico.                          500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular.
Aporte para el Festival Ecológico CEB octubre 2015.


DESCOLONIZAR,DESENVAGELIZAR LACONQUISTA Y CAMINAR POR UN CAMINO DE LIBERACIÓN    

Les comparto una reflexión sobre los 500s años como un insumo para nuestras reflexiones en torno al Festival Ecológico ya que el marco de este festival son los 500s años de conquista y de Resistencia Indígena, Negra y Popular. Decimos que el marco son los 500s años y también obviamente el mensaje Ecológico del Papa que va en la línea precisamente de la Resistencia, Indígena, de los pueblos Originarios que han sabido cuidar la Naturaleza y que luchan para que no sea destruida por el despale y por la minería extractiva.


Contexto.Nuestro Festival Ecológico en la sierra Dipilto-Jalapa y en contra del despale, está en el contexto de lo que pasa en Bosawas y ahora en particular de la invasión de Colonos en la tierra de los Indígenas en la Costa Atlántica y de la Resistencia de los Indígenas Misquitos.
Fraternalmente, Arnaldo Zenteno.
Nota: Este escrito está tomado con extractos de un artículo muy largo de Dom Pedro Casaldáliga.

Dom Pedro nos dice: Me parece que la celebración de los 500 años es una coyuntura sumamente provocadora y simultáneamente saludable. En cristiano, todo lo saludable es provocador.

La celebración de los 500s años, ¿deberá ser festiva o penitencial?
Puede ser simultáneamente las dos cosas. Yo celebro la Muerte de Cristo Penitencial y festivamente. Debe ser una celebración pascual. En primer lugar, claro, debemos reconocer todo lo que en esos 500 años ha habido y todavía hay de muerte, de negación, de prohibición, de esclavitud, de colonialismos, de reduccionismo.

En segundo lugar, debemos celebrar también todo lo que en esos 500 años ha habido de heroísmo, de riesgo, de martirio… sobre todo de los muchísimos más mártires que nosotros le hicimos a los indígenas. Quiero hablar de todos los “mártires del Reino” que se han dado en este continente por defender una propia cultura, por defender la libertad, por defender la justicia. Y también por anunciar el evangelio de Jesús.

¿Fue un descubrimiento? Fue más bien un choque de culturas y de pueblos. Fue una codicia. Fue una invasión. Fue una conquista.

América Latina puede, debe darle a Europa, mucha ecología, mucha naturaleza, mucha gratuidad, mucha alegría, mucho colorido, mucha hospitalidad, mucha solidaridad, mucha utopía, mucha esperanza

¿Fue una evangelización?
Fue una evangelización compulsoria, muy culturalista, muy impositiva. Fue una evangelización muy poco evangélica.  Creyendo anunciar el Reino de Dios imponía el Imperio. Fue una evangelización violentadora.
                                                                                      
Fue una evangelización ambigua pues, cuya memoria debería ser una celebración penitencial, para pasar a ser esa evangelización valiente y “nueva”.

Ellos nos obligan a “descolonizar” y a “desevangelizar”

“Descolonizar”significa volver a las fuentes de la identidad latinoamericana, dejar que América Latina sea lo que originalmente es.

Descolonizar significa dejar que se realice y se libere este continente dependiente, sometido a una deuda externa injusta, una deuda que el pueblo latinoamericano no puede pagar, porque ya la pagó, con materia prima, con mano de obra barata, entregando sus propios bienes, el suelo, el subsuelo… Una deuda externa que es pecado pagar, que es pecado cobrar…

Descolonizar, volver a la identidad latinoamericana, permitir que la gran cultura latinoamericana pueda expresarse en todos los aspectos de la vida.

Descolonizar significa permitir al pueblo latinoamericano que pueda expresarse en el concierto de las naciones del mundo como otro, como diferente.

¿Qué significa “desevangelizar”?

“Desevangelizar significa descolonizar la evangelización. El evangelio vino a América Latina envuelto, traído, servido por una cultura al servicio de un imperio, el ibérico. Vino un mensaje de importación cultural que a lo largo de los 500 años ha hecho que en América Latina no se pueda dar realmente una iglesia autóctona.

Desevangelizar lo mal evangelizado, para nosotros, en América Latina sólo puede significar partir para una plena liberación socio-político – económica, cultural, integra: sólo puede significar evangelizar liberadoramente los procesos históricos de nuestros pueblos. Anuncian, preparan, reciben, esperan..el gran proceso del Reino.

Nuestro Dios, para que no sea un ídolo, sólo puede ser el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Dios es un Dios humanado, encarnado. Su Hijo, el Verbo, Jesucristo, Jesús de Nazaret, nacido de Mujer, hijo de María, hombre histórico sometido a una cultura en un tiempo, bajo un imperio…Es la expresión máxima de la solidaridad humana de Dios.

Si revemos nuestra imagen de Dios, habremos de revisar también esa idea de religión alejada de la historia. Si creemos realmente en el Dios de Jesús, no es posible no entrar en política…

Y si creemos en ese Dios, si aceptamos a ese Jesucristo, Dios encarnado, hombre conflictivo, acusado, condenado a muerte, colgado de una cruz, prohibido por los poderes imperiales, religiosos y económicos de su tiempo…necesariamente, como Iglesia, como Comunidad de seguidores de Jesucristo, habremos de rever también, de revisar , de transformar nuestra propia  teología.

La Liturgia, la administración de esta fe cristiana que es la pastoral y la vivencia personal.

También nosotros los cristianos proclamamos a nuestro Dios como Enmanuel, Dios con nosotros; Más aún, Dios como nosotros; más aún, Dios como los más pobres de entre nosotros. Y ese intento cuaja entre nosotros en la Teología de la liberación.

Es una teología que revaloriza quizá como nunca – excepto quizá los tres primeros siglos de la Iglesia – la voz del pueblo como voz de Dios.

La única verdadera teología cristiana ha de ser teología “de la liberación”. La única verdadera espiritualidad cristiana ha de ser espiritualidad “de la Liberación”. Es aquella teología que sistematiza la fe “en el Dios liberador” tal como se nos ha manifestado en Jesús, el Liberador del pecado, de la esclavitud, de la muerte, simultáneamente de las personas y de los pueblos. La única verdadera espiritualidad “cristiana” es aquella que vivencia la presencia de ese Dios manifestado en Jesucristo Liberador y que estimula asimila, propugna y se arriesga hasta la muerte para que el Espíritu “Liberador” de ese Dios se dé en cada persona, para que “su Liberación” se realice en cada pueblo.

De entre lo que has citado: La Liturgia.
La misma Teología de la liberación nos ha posibilitado una cierta libertad de espíritu y madurez para que nuestra misma liturgia y pastoral de la espiritualidad se vivan de un modo sistemáticamente lúcido, diríamos. El pueblo latinoamericano reclama su religiosidad popular hace 500s años.

La Religiosidad popular, o “la religión popular” se está viviendo hoy en América Latina de un modo bastante armónico, militante y muy liberador. Las celebraciones de la fe son cada vez más comprometidamente históricas, las celebraciones de “las romerías del a tierra”, aquí en Brasil concretamente, las celebraciones nacionales o continentales de las CEB donde la Eucaristía se torna –cada vez más, sin dicotomía posible- celebración de la Pascua de Jesús y de la Pascua de su pueblo, eucaristía fraterna y subversiva…

¿Y la espiritualidad?
La nueva santidad que propugnamos no es tan nueva. Quiero ser simplemente “cristiana”, la santidad del propio Jesús, la espiritualidad del cristiano que sigue a Jesús, o sea, vivir la fe, en su respectivo lugar y tiempo, según el espíritu de Jesús.

Una espiritualidad cristiana, necesariamente, no podrá ser desencarnada, histórica. Y la historia es política.

Contemplará a Dios no sólo en la palabra escrita y estática de la Biblia, ante todo y sobre todo en la conflictividad, en la lucha, en el proceso histórico. San Agustín nos recordaba que Dios ha escrito dos grandes libros: El libro de la Biblia y el libro de la Vida. “La Biblia y la vida, la vida y la Biblia”.

Esta santidad política es una santidad encarnada, histórica, una santidad que opta por los pobres empobrecidos, que toma partido por los pobres, que procura situarse en su lugar social, que con los pobres asume los riesgos, el conflicto, la lucha del a liberación de los mismos pobres, que contesta al sistema de opresión, de dominación, de privilegio. Es una santidad que contempla a Dios sobre la marcha de la misma historia, de los acontecimientos diarios.

Es una santidad, por otra parte, que sabe vivir ecuménicamente la presencia de Dios y su acción salvadora en el mundo. Una santidad normalmente de frontera. En toda esa marcha de la liberación del Dios con nosotros y del Dios como nosotros, no aparece en todas partes quizá como un Dios “Eclesiástico” ni siquiera como un Dios “cristiano”, pero parece siempre como un Dios humanamente “liberador”. Cuando nosotros celebramos nuestros mártires, recordamos que en todo caso, siendo algunos de ellos quizá no cristianos y hasta proclamándose ateos, fueron “mártires del Reino”, mártires de ese proceso mayor, de esa Causa mayor, de ese interés mayor de Dios al cual también la Iglesia debe servir, La iglesia, toda ella, no puede ser más que una diaconía, un servicio al Reino de Dios. La Iglesia no es para sí misma. La Iglesia es para el Reino, en el Mundo, en la esperanza y en la preparación del Reino más allá.

La espiritualidad de la liberación, simultáneamente, y por definición, será una espiritualidad necesariamente conflictiva.

Esta conflictividad, por otra parte, es un rasgo característico del mismo Jesucristo. La conflictividad característica dela vida de Jesús, esa actitud fundamental en su vida, será una actitud fundamental en la vida del cristiano que quiera vivir la espiritualidad cristiana.

Si se dice que la Iglesia ha de meterse en política (cosa que hoy ya se acepta), y si se dice que la Iglesia ha de optar por los pobres, se está diciendo necesariamente que la Iglesia se ha de meter en la política real que está aconteciendo en cada pueblo y en cada lugar.

Se está diciendo que la Iglesia ha de optar no sólo por los pobres individualmente considerados, sino colectivamente considerados también. Ha de optar por los intereses de esos pobres también, por sus procesos.

La iglesia no puede pretender tener un programa socio-político-económico para ninguna sociedad. La Iglesia, sin embargo, como luz, como fermento, como levadura, puede y debe entrar en todos los procesos históricos.

Fuera de la Liberación– entendida como integral, como plena, como total-no hay Iglesia. Y por eso, fuera de la Iglesia liberadora no hay iglesia. La Iglesia sólo es Iglesia en la medida en que anuncia, celebra, construye y espera la Salvación. Y la Salvación sólo es salvación si salva las personas como individuos y como miembros de un pueblo, de una sociedad. La Salvación sólo es Salvación si salva las personas también históricamente.

La Iglesia, o es liberadora o no es iglesia de Jesucristo el Liberador.

La democracia, en América Latina –en el mundo también, pero estamos hablando ahora de América Latina- debe ser “otra democracia”. He dicho muchas veces y lo digo ahora nuevamente, que quizá después de “amor” la palabra “democracia” sea la palabra más prostituida en este mundo. Decir “democracia” hoy ya casi no significa nada. O fatalmente, con frecuencia, significa la misma  negación de la democracia. Porque no es una democracia popular. Porque no es una democracia mayoritaria. Porque no es una democracia realmente participativa. Porque no es un gobierno del pueblo al servicio del pueblo. Acaba siendo nuevamente el gobierno minoritario, el gobierno oligárquico, “en nombre del pueblo” al servicio de unas minorías.

Por otra parte, esa autoctonía que exigimos de la política, de la cultura, de la economía, en un proceso revolucionario, debemos exigirla de la iglesia también.

Y para acabar, ¿Cuáles serían los grandes intereses de la Iglesia de América Latina a la altura de esta coyuntura de los 500s años?

1.    Posibilitar con alegría y con acción de gracias el proceso de la teología de la liberación. Posibilitar y estimular con alegría y con acción de gracias el proceso de la espiritualidad del a liberación.

2.-Canonizar, mártires reconocidos como San Romero de América, y millares de mártires anónimos, como los Indígenas, los Campesinos, los obreros, los agentes de pastoral, los defensores de los Derechos Humanos en América Central, en los varios países

Octubre 2015

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