Pedro inició su ministerio episcopal escribiendo una célebre carta , donde denunciaba la situación en la Amazonía y sus pueblos. También fue uno de los suscriptores de la Carta al Pueblo de Dios que escribieron 152 obispos sobre la realidad que se vive hoy en Brasil. Esto muestra que fue un profeta desde el principio hasta el final de su ministerio episcopal. Para los obispos de Brasil, ¿qué significa esta dimensión profética, especialmente ahora, dada la realidad que vive Brasil?
Significa que si queremos ser la Iglesia de Jesús, el Pueblo de Dios, un pueblo de sacerdotes, reyes y profetas, tenemos que, en un momento de crisis , como el que vivimos, crisis por la pandemia , pero también crisis por Caos social, político, económico, en el que nos encontramos, la Iglesia en estos momentos no puede renunciar a ser profeta, hablando desde el Evangelio, hablando desde el ejemplo de Cristo. Esto es fundamental, y gracias a Dios que en estos días anteriores, un grupo de obispos tuvo el valor de asumir un poco este compromiso e intentar leer la realidad. Quien lee la carta, y leerla sin prejuicios, se ve que es una carta que no hace daño a nadie, sino que simplemente presenta una lectura de la realidad, y esta lectura de la realidad es una lectura de la mayoría de nuestro pueblo.
Indios Xavante portando el cuerpo de Dom Pedro Casaldáliga (Foto: CPT / Dagmar Talga)
La foto de la tumba de Pedro se ha extendido por todo el mundo. Podemos decir que este sepulcro terrenal, a las afueras de Araguaia, se convierte en un icono para el futuro de la Iglesia. ¿Qué puede representar este icono?
Espero que, de hecho, esta elección extrema de Dom Pedro , de ser solidario incluso en la tumba con los indígenas y los peones sin nombre, sea una elección que defina y siga redefiniendo la posición de la Iglesia en el tiempo que vivimos. Esto es fundamental y creo que es un gesto muy importante, muy bonito.
Tumba de Dom Pedro Casaldáliga (Foto: Reproducción / Twitter)
¿Qué queda para el futuro, para continuar el camino? Ahora, el legado que dejó, tenemos que, de hecho, vivirlo, y tenemos que preservar esta memoria revolucionaria, como decía, o memoria subversiva, no dejando que la colección, tanto física, intelectual, como espiritual de Pedro perdido. De eso, seguro, tendremos que encargarnos y ya estamos intentando dar pasos en esa dirección.
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