El documental revisita la vida y el legado del sacerdote argentino y se estrena en Madrid. Su trabajo en las villas y su compromiso con los pobres dejaron una profunda huella en la historia social.
La información es de Diego Jemio, publicada por El País, 17-06-2025.
La película comienza con una imagen en blanco y negro. En una entrevista televisiva, afirma con firmeza: "El más grande de todos los idealistas fue Jesucristo, que soñó que un día todos los hombres dejarían de ser pecadores. Creo que cualquiera que no sea un idealista es un cadáver viviente". El narrador es Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, conocido por todos en Argentina como el Padre Mugica. Su vida y parte de su legado están presentes en Padre Mugica, en la Hora de la Luz, el documental de Walter Peña y Nicolás Cuiñas que se proyectará el miércoles a las 15:15 horas en la Sala de Cine Iberia de la Casa de América, en Madrid.
Luego de la proyección, habrá un debate con Christian Asinelli, Vicepresidente Corporativo de Programación Estratégica de CAF - Banco de Desarrollo de América Latina; José Cobo Cano, cardenal arzobispo de Madrid; Walter Peña, codirector del documental y director de Pastoral Villera; y el padre Ignacio Bagattini, párroco del barrio Mugica (antigua Villa 31).
Como si de su vida se tratara de un caleidoscopio, la película cuenta la historia de Mugica y las últimas décadas del país. Se trata del Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo –fue uno de sus fundadores–, de la muerte de Eva Perón, de su ordenación sacerdotal, de la construcción de la Parroquia Cristo Obrero, de su trabajo junto a los más necesitados de Villa 31 –hoy barrio Padre Carlos Mugica– y de su asesinato en mayo de 1974 por un grupo de extrema derecha.
"Hasta el día de hoy, sigo profundamente conmovido por la historia de vida de Carlos, con su determinación de poner los pies en la arena. Provenía de una familia adinerada que lo tenía todo resuelto. Es alguien que decidió no solo dar su vida, sino también transformarla. Trabajó por los menos afortunados y terminó dando su vida por ellos. Sigue siendo un faro y un ejemplo para las nuevas generaciones", dice Walter Peña, codirector de la película.
"Hemos querido renovar la imagen de Mugica", ha añadido Nicolás Cuiñas, "y traerla al presente, 50 años después de su asesinato. Su visión política siempre estuvo centrada en la política, pero nunca dejó de ser sacerdote, a pesar de los ataques que recibió de la propia Iglesia y de la clase política".
"Sin el legado de Mugica, no habría Francisco"
Hablar de Mugica nos recuerda el Concilio Vaticano II, los sacerdotes de los barrios bajos y la necesidad de una Iglesia comprometida con los pobres. También está la imagen del papa Francisco, quien promovió el traslado de sus restos del Cementerio de la Recoleta —el más aristocrático de Buenos Aires— a la Parroquia Cristo Obrero, en la Villa 31.
Sin el legado de Mugica, no existiría Francisco. El Papa era diez años más joven que Carlos. Después de su asesinato en 1974, su figura fue silenciada y eclipsada por la Iglesia. Apenas 25 años después de su muerte, Bergoglio revivió su imagen de sacerdote y marcó el acontecimiento histórico del traslado de sus restos, cuando la construcción de una carretera amenazó con destruir su parroquia. "Mucho más tarde, Mugica comenzó a aparecer de manera prominente como nombre en las homilías y discursos de sacerdotes y obispos", señala Cuiñas.
Walter Peña y Nicolás Cuiñas, realizadores del documental
En algunas escenas de la película, el actor Víctor Laplace camina por las calles de la Villa 31 y lee fragmentos escritos por Mugica. "La categoría de personas coincide casi con la categoría de pobres, aunque no la abarca en su totalidad. Sé, por el Evangelio, por la actitud de Cristo, que debo mirar la historia humana desde la perspectiva de los pobres", dice uno de ellos. Actuar en esta película tuvo un significado especial para Laplace, ya que conoció a Mugica y caminó por esas calles durante sus años de activismo.
"Su trabajo fue extraordinario. En aquellos años, teníamos un lema: 'Solo el pueblo salva al pueblo'. Tenía una mente brillante, generando constantemente cosas nuevas. Junto con otros artistas, tratamos de apoyarlo en todo lo posible. Lo recuerdo muy metido en la villa, trabajando para y para los trabajadores", recuerda el actor.
Tras la proyección en Madrid, la película tendrá proyecciones adicionales en Roma, Nápoles y París. La gira europea de la película es patrocinada y promovida por CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-. "CAF ejecuta proyectos de infraestructura en la Villa 31, donde se encuentra la parroquia del padre Mugica. Pero también llevamos a cabo otros proyectos de infraestructura institucional, con temas culturales, de liderazgo y de fortalecimiento de la democracia. Apoyamos el estreno de esta película porque creemos que es importante generar una reflexión en un momento particular de la Argentina", dijo Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de Programación Estratégica de CAF. "Su legado es significativo y está relacionado con el trabajo que hemos realizado, aportando planes y proyectos concretos para mejorar la calidad de vida de las personas por las que luchó", añade.
Aunque han pasado 51 años desde el asesinato, el legado de Mugica sigue vivo en los sacerdotes de las villas, los comedores populares y las redes de apoyo que creó en los barrios de clase trabajadora. Pero los directores del documental creen que sus lecciones son aún más profundas y necesarias en tiempos de individualismo exacerbado.
El mensaje fundamental de Mugica, dice Peña, es el trabajo comunitario y que las cosas se pueden resolver a través de esfuerzos comunitarios. "Se trata de ayudar a los que tienen menos recursos a lograr una vida mejor. El individualismo en el que vivimos hoy tiene una vida corta. Siempre decía que cuando hablamos de 'padre nuestro', ya nos estamos refiriendo a un 'nosotros'".
"Dijo que las cosas tenían que venir de abajo hacia arriba. Fue un gran articulador de los pensamientos de los residentes de las villas e hizo todo construyendo comunidad, a través de la política y la fe, que siempre estuvieron interconectadas. Tomó el mando y fue al frente. Asumió riesgos para no poner en riesgo a los demás, y las luchas que libró siempre fueron por la paz. Nunca recurrió a la violencia", señala Cañas.
Una vez, le preguntaron al padre Mugica qué significa tener fe. Con toda franqueza y sin rodeos, respondió con una frase que aún hoy resuena por su innegable relevancia: "Tener fe es amar a los demás".
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