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martes, 23 de septiembre de 2025

A 175 años de su muerte recordamos a quién los guaraníes llamaron Karay Guazú (‘gran señor’), JOSÉ ARTIGAS.-

  

De 1820 a 1850: exilio en Paraguay.-    

El exilio de Artigas
Artigas en su ancianidad, por Alfred Demersay. Se trata del único retrato auténtico de Artigas, sirvió de inspiración para numerosos retratos y representaciones póstumas del general.

Rodeado por todos lados por los lugartenientes de Francisco Ramírez y viendo su causa definitivamente perdida, el 5 de septiembre de 1820 José Artigas cruzó el río Paraná hacia el exilio en Paraguay, dejando atrás su patria y su familia.

El dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia le dio refugio, pero cuidó que no conservara ninguna influencia política ni mantuviera correspondencia con nadie fuera del Paraguay.      Su único acompañante durante el resto de su vida fue el Negro Ansina.

Los paraguayos y guaraníes misionenses lo llamaron Karay Guazú   (‘gran señor’),   título que no solo le dieron a Artigas, sino que también a Rodríguez de Francia y Francisco Solano López. Por otra parte, el historiador Gonzalo Abella recoge el apodo Oberavá Karay    (señor que resplandece),   título con que los guaraníes de la zona de Curuguaty se referían a Artigas.

Testimonio de su larga estadía en el Paraguay son una escuela pública y un árbol de ibirapitá.[34]

La campaña de los Treinta y Tres Orientales inició la liberación de su provincia del Imperio del Brasil en 1825. Pero la complicada Guerra del Brasil y las intromisiones diplomáticas de Gran Bretaña, llevaron a la independencia del Estado Oriental del Uruguay en 1828, en la cual Artigas nunca participó.

Confinado a la lejana e inhóspita Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty, allí vivió cultivando la tierra y no causó problema alguno a las autoridades paraguayas.   Fue en esta localidad donde Artigas conoció hacia el año 1825 a Clara Gómez Alonso, quien fue su compañera hasta la muerte; de esta unión nació en 1827 Juan Simeón, el último de su larga prole y que llegó a ser teniente coronel en Paraguay, hombre de confianza del mariscal   Francisco Solano López.[13]

No obstante su pasividad en el exilio, por mera precaución, fue arrestado algunas semanas después de la muerte del dictador Francia, ocurrida el 20 de septiembre de 1840.     

    El nuevo gobierno de Carlos Antonio López, primer presidente constitucional del Paraguay, lo trasladó a Asunción, donde disfrutó de su plácida ancianidad en la quinta Ybyray, propiedad del presidente de la república, en el barrio asunceno de Trinidad, rodeado del afecto de los paraguayos.

Fallecimiento

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Monumento a Artigas en la Plaza Uruguaya en AsunciónParaguay.

Falleció en Paraguay, en la quinta Ybiray, el 23 de septiembre de 1850, a los 86 años de edad.

"¡Mi caballo! ¡Tráiganme mi caballo!"[35]
Últimas palabras de 

 José Artigas.

En el mismo día, un carretón sin toldo, arrastrado por bueyes, llevó su cadáver desde su rancho hasta al Cementerio de la Recoleta, acompañado de Benigno López, hijo menor del presidente, los vecinos Julián Ayala, Alejandro García y Ramón de la Paz Rodríguez y el fiel asistente Ansina. El cura simplemente registra en el libro de difuntos:

“En esta Parroquia de la Recoleta de la Capital, a 23 de septiembre de 1850, yo, el cura interino de ella, enterré en el tercer sepulcro del lance número 26 del cementerio General, el cadáver de un adulto llamado Don José Artigas, extranjero, que vivía en la comprensión de esta iglesia"

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