NO DE CUALQUIER MANERAJOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
SAN SEBASTIÁN (GUIPUZCOA).
ECLESALIA, 04/09/13.- Jesús va camino de
Jerusalén. El evangelista nos dice que le “acompañaba mucha gente”. Sin
embargo, Jesús no se hace ilusiones. No se deja engañar por entusiasmos fáciles
de las gentes. A algunos les preocupa hoy cómo va descendiendo el número de los
cristianos. A Jesús le interesaba más la calidad de sus seguidores que su
número.
De
pronto “se vuelve” y comienza a hablar a aquella
muchedumbre de las exigencias concretas que encierra el acompañarlo de manera
lúcida y responsable. No quiere que la gente lo siga de cualquier manera. Ser
discípulo de Jesús es una decisión que ha de marcar la vida entera de la
persona.
Jesús
les habla, en primer lugar de la familia. Aquellas gentes tienen su propia
familia: padres y madres, mujer e hijos, hermanos y hermanas. Son sus seres más
queridos y entrañables. Pero, si no dejan a un lado los intereses familiares
para colaborar con él en promover una familia humana, no basada en lazos de
sangre sino construida desde la justicia y la solidaridad fraterna, no podrán
ser sus discípulos.
Jesús
no está pensando en deshacer los hogares eliminando el cariño y la convivencia
familiar. Pero, si alguien pone por encima de todo el honor de su familia, el
patrimonio, la herencia o el bienestar familiar, no podrá ser su discípulo ni
trabajar con él en el proyecto de un mundo más humano.
Más
aún. Si alguien solo piensa en sí mismo y en sus cosas, si vive solo para
disfrutar de su bienestar, si se preocupa únicamente de sus intereses, que no se
engañe, no puede ser discípulo de Jesús. Le falta libertad interior, coherencia
y responsabilidad para tomarlo en serio.
Jesús
sigue hablando con crudeza: “Quien
no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser mi discípulo”. Si uno vive
evitando problemas y conflictos, si no sabe asumir riesgos y penalidades, si no
está dispuesto a soportar sufrimientos por el reino de Dios y su justicia, no
puede ser discípulo de Jesús.
No
se puede ser cristiano de cualquier manera. No hemos de confundir la vida
cristiana con formas de vivir que desfiguran y vacían de contenido el
seguimiento humilde, pero responsable a Jesús.
Sorprende
la libertad del Papa Francisco para denunciar estilos de cristianos que poco
tienen que ver con los discípulos de Jesús: “cristianos de buenos modales, pero
malas costumbres”, “creyentes de museo”, “hipócritas de la casuística”,
“cristianos incapaces de vivir contra corriente”, cristianos “corruptos” que
solo piensan en sí mismos, “cristianos educados” que no anuncian el evangelio…
(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos,
indicando su procedencia).
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