lunes, 8 de junio de 2015

LOMEJORdLASEMANA,segúnJuanCEJUDO

Panel antropológico y ético-teológico Benjamín Forcano, teólogo

.Enviado a la página web de Redes Cristiana
.1.Jesús de Nazaret,Oscar Romero, el Pueblo y los obispos españoles (Benjamín Forcano)
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1JESUS DE NAZARET, OSCAR ROMERO,EL PUEBLO Y LOS OBISPOS ESPAÑOLES
Benjamín Forcano
La vida personal de cada uno tiene una dimensión pública. Somos con los otros y para los otros. Si esta condición nos es natural, nadie puede decir que se libra de ella como si no viviera en sociedad: “Yo soy asocial, soy apolítico”.
Lógicamente, cada uno trata de valorar y decidir por qué modelo de sociedad y de política apuesta. Pero a esta apuesta le preceden unos principios que heredamos y cultivamos y que, en medio de nuevos conocimientos, nos guían e impulsan hacia un mayor reconocimiento de la dignidad y derechos de todos.

En el siglo XXI y en el 23 de mayo de 2015, ha sido beatificado el obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, en una sociedad atravesada por desigualdad e injusticias radicales: un puñado de familias, las más ricas y opulentas, dominaban El Salvador y decidían la suerte de semiesclavitud y empobrecimiento de mayorías populares. Tal situación era antinatural e inhumana. No obstante , la defendía el Gobierno de Estados Unidos. Querer cambiarla atentaba contra los intereses de esa minoría que los tenía sacralizados como un nivel de vida intocable, justificado además por una visión y fe cristianas.
En esa sociedad convivían todos los salvadoreños, pero con suerte y destino contrapuestos. El obispo Romero estaba en medio, como Pastor de todos, podía aliarse con los de arriba o los de abajo, pero no con los dos a la vez. La neutralidad ante la justicia es imposible. O mejor, sí que podía estar con los ricos, pero contra su riqueza; y con los pobres, a favor de la liberación de su pobreza. Lo cual resultaba necesariamente conflictivo, pues los ricos se hacen ricos a base de empobrecer a otros, y los pobres son hechos pobres por la avaricia y explotación de otros. El efecto de la pobreza es causal. De modo que su no neutralidad, le atraía el odio de unos y el amor de otros.
Y porque Romero tenía entrañas, vio, escuchó , sintió el dolor de su pueblo, lo acompañó en su humillación y miseria y se puso de su lado, fue la voz profética que un día y otro denunciaba los abusos y crueldades de los poderosos, la falsedad e hipocresía de su fe cristiana. Aplaudido por unos y sentenciado a muerte por otros:
“ Los sumos sacerdotes y los letrados intentaban quitarlo de en medio, y lo mismo los notables del pueblo, pero no encontraban modo de hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de su labios” (Luc 16,47-48).
A la condena, se sumaron compañeros suyos del obispado, allí en El Salvador y en la curia romana del Vaticano, que manifestaron estar con el poder y no con la justicia:
“¡Pobre Pastor glorioso, abandonado por tus propios hermanos de Báculo y de Mesa…! (Las curias no podían entenderte: ninguna sinagoga bien montada puede entender a Cristo) ” (Pedro Casadáliga).
Y no hace 35 años, sino hoy, en un 23 de mayo del 2015, cuando por su santidad martirial, ya el pueblo lo había proclamado “San Romero de América “, obispos de la Iglesia católica y de la Madre patria, lo ignoraron y lo abandonaron : ni un solo obispo español fue a su beatificación, porque pensaron ser cómplices de asistir a un “acto político”.
La complicidad del obispo Romero fue con el Evangelio, con Jesús de Nazaret, quien como si quisiera advertirle dijo: “Estos han hecho de mi casa de oración una cueva de ladrones; se comen los bienes de las viudas so pretexto de largos rezos; es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja, que no que entre un rico en el Reino de Dios; vuestro emcumbrarse entre los hombres, le repugna a Dios; cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía; a vosotros, juristas y fariseos, se os pedirá cuenta de la sangre derramada de los profetas; ay de vosotros que pasáis por alto la justicia y el amor; apartaos de mi malditos, porque cada vez que dejasteis de atender a uno de estos más humildes, dejasteis de hacerlo conmigo”.
Obispos que siempre han predicado y exigido la obediencia a sus fieles, que han requerido seguimiento incondicional a las enseñanzas y mandatos del Papa, ¿se puede entender que ahora, ante la beatificación de un testigo excepcional del Evangelio, universalmente reconocido, se inhiban y aleguen pueriles pretextos y, lo que es peor, se atrevan a desligitimarla con su huida cuando su autoridad máxima, el Papa Francisco, con acierto y aplauso de la cristiandad, le reconoce el título que ya el pueblo le había concedido?
¿No será que, en el fondo, Jesús de Nazaret se equivocó y no debió anunciar el Reino de Dios o, lo que es lo mismo, fue falso lo que en la sinagoga de su pueblo proclamara: “El Señor me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres, anuncie la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos?” (Lc 4, 18-19).
En realidad de verdad, Jesús de Nazaret, sin ser político partidista, demostró ser político, político comprometido con la vida y suerte de su pueblo, un político universal, artífice de una nueva sociedad, cuyo proyecto de justicia, fraternidad y amor, era válido para ser puesto como fermento en todo tipo de política, en la seguridad de que unos lo acogerían y otros lo rechazarían.
Jesús no fue un ermitaño, ajeno a las vicisitudes de su sociedad. Ante el proyecto civil y religioso imperantes, él fue claro, habló, enseño y actuó públicamente . Y así, su palabra resulto ser como espada metida en el corazón de la sinagoga y del imperio, los hizo tambalear e hizo que sus representantes se confabularan contra él y sentenciaran: este hombre no nos conviene, hay que eliminarlo. Y lo crucificaron.
¿Por un acto político? ¿Acaso debiéramos haber desoído a Jesús y abandonarlo, para seguir a no sé qué otro Jesús?
La beatificación del obispo Romero, ¿qué fue? ¿Por qué se hizo?
Dejo la respuesta al mismo Jesús de Nazaret:
“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Seréis amigos míos, si haceis lo que os mando” ( 14,12-15). “No perteneceis al “mundo”, os saqué de él y porque no perteneceis a él, os odia; a mí me han perseguido, lo mismo harán con vosotros, y el caso que han hecho de mis palabras, lo harán de las vuestras. Os tratarán así por causa mía. ” (Jn 14, 18-22). “Es más, llegará el día en que os maten , pensando que así dan culto a Dios” (Jn 16,1-2).
OSCAR ARNULFO ROMERO
Seguidor Jesús, discípulo suyo, obispo, profeta y mártir
declarado dichoso y bienaventurado, santo,
por la Cristiandad, el Papa Francisco
y el mismo Jesús de Nazaret:
“Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía. Estad alegres y contentos, que Dios os va a dar una gran recompensa, porque lo mismo hicieron a los profetas que os han precedido” (11-12).
2
Las palabras del cardenal Piero Parolini, (prelado italiano, en la actualidad secretario de Estado del Vaticano, miembro de la Congregación para la Doctrina de la fe y miembro también del Consejo de Cardenales que asesoran al Papa para la reforma de la curia) nos invitan a recordarle que sobre la homosexualidad hay dentro de la Iglesia otras valoraciones, que no concuerdan con lo que dijo: “El referendum irlandés es una derrota para la humanidad”.
HOMOSEXUALIDAD Y MATRIMONIO
Julián Ruiz Díaz
antropólogo
“Las bodas gais son una derrota de la humanidad” (Sic). Lo acaba de decir un monseñor de la Curia Vaticana.
Por lo pronto, desde mi heterosexualidad personal, se me ocurre preguntar por qué hablar de “derrota”. Quiero pensar que el Cardenal católico hace tan contundente aseveración porque cree que la naturaleza de la condición humana es absolutamente y solo heterosexual. Da a entender que se cae en la homosexualidad bien por una disfunción en la constitución genética del individuo gay o bien por deformación adquirida en una socialización fallida. Para quien piensa que la naturaleza del sexo es solo biforme, el supuesto defecto innato o la hipotética deformación posterior son dos casos de una misma imperfección “contra naturam” del sexo humano.
Pues bien, hacer afirmaciones sobre lo natural, sobre lo correcto y lo incorrecto de la condición humana la mejor luz no la tiene la teología sino la ciencia de lo humano, o sea la antropología. La teología en el mejor de los casos es una intuición sutil que apunta en buena dirección o bien es una concepción ideológica torpe que desautoriza la ciencia por las averiguaciones empíricas que paulatinamente se van haciendo, en nuestro caso, por la ciencia antropológica del sexo.
Está por ver qué va averiguando el saber sobre el hombre, porque es posible que la biformidad sexual masculina y femenina esté de suyo abierta a una tercera dimensión, independientemente del número de personas que la tengan. En ningún caso, esta tercera dimensión es una derrota de la humanidad, como proclama con toda solemnidad este Príncipe de la Iglesia romana.
Tengamos en cuenta, por lo demás, que de nada lo sabemos todo, ni científica ni teológicamente hablando. Respecto de lo que es y no es lo humano, sabemos algo, pero todavía es bien poco. El catastrofismo del mencionado Cardenal romano es una desmesura. Tampoco él sabe tanto como para estar tan seguro de lo que dice. Si lo dice porque lo ha dicho Dios, eso ya es otro problema.
Madrid, 28 de Mayo de 2015.
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La homosexualidad hoy
Benjamín Forcano
El caso emblemático de los homosexuales
No hablo de unión homosexual o de matrimonio homosexual, por una razón muy simple: porque es inútil hablar de uniones homosexuales, querer reconocerlas, y reconocerlas jurídicamente, si previamente no se reconoce la validez de la homosexualidad. La batalla se plantea en este terreno: ¿se admite o no la homosexualidad como una variante legítima de la sexualidad humana, que la hace éticamente válida como la heterosexualidad?
Ciertamente, es un progreso recomendar respeto a los homosexuales, con exclusión de todo lo que sea despectivo o vejatorio. Los homosexuales son personas y, como tales, merecen el mismo respeto que todos los demás.
Pero, la inculcación de ese respeto carece de base, es en cierto modo aparente, si luego se sigue manteniendo que la homosexualidad y la relación entre homosexuales es desordenada, desviada, intrínsecamente perversa. Por más que se proclame, si yo mantengo que el homosexual es u n desviado y un perverso, en el fondo seguiré abrigando distancia, temor y desconfianza.
Se trata, por tanto, de averiguar si la homosexualidad, éticamente hablando, teológicamente hablando, es admisible o no. Aclarado esto, lo demás viene por sí mismo.
a) La postura actual de la ciencia
b) La postura de la Iglesia Católica
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Son muchos los que todavía —incluyendo políticos y obispos— condenan la homosexualidad. Por el cargo y responsabilidad que ejercen debieran hablar bien informados sobre el enfoque y valoración que hoy se da a la homosexualidad.
En Occidente la homosexualidad ha recibido una valoración muy variada. El doctor John Boswell en su libro Las bodas de la semejanza documenta cómo en la Iglesia católica del siglo VI al XII existía como normal la celebración litúrgica de parejas homosexuales, según ritos y oraciones propias, presididas por un sacerdote.
Es a partir del siglo XIII, que la homosexualidad va revistiendo un carácter de vicio horrible (pecado nefandum= innombrable), tan horrible que lo de innombrable no se aplica a otros hechos más graves: Asesinato, matricidio, abuso de menores, incesto, canibalismo, genocidio e incluso deicidio son mencionables. ¿Por qué este horror que convierte la homosexualidad en el peor de los pecados?
Es también muy común la opinión de que se elaboró una construcción bíblico-teológica moral justificatoria de la gravedad de este pecado, hoy demostrada como precientífica y opuesta al contexto y sentido de los textos bíblicos y que la dejan desprovista de este tipo de argumentos para condenarla.
Son de consenso generalizado las conclusiones científicas de que: “Ni desde la medicina, la psicología, la pedagogía, ni con medidas sociales o legales, ha sido posible cambiar la orientación sexual, aunque intentos no han faltado” (Juan L. T. Herreros, Aproximación a la realidad homosexual). Los estudios más diversos confluyen en la tesis de no poder calificar la homosexualidad como enfermedad, desviación psicosomática o perversión sexual.
La orientación homosexual no afecta a la sanidad mental ni al recto comportamiento en el grupo social. En razón de ello, la OMS ha suprimido la homosexualidad de la relación de enfermedades. Y el Consejo de Europa insta a los gobiernos a suprimir cualquier tipo de discriminación en razón de la tendencia sexual.
Finalmente, teológicamente hablando, es bien fundada la posición de quienes sostienen que la sexualidad humana no tiene como modelo natural exclusivo la heterosexualidad —ese es un presupuesto no probado— sino que se da también la homosexualidad como una variante natural legítima, minoritaria.
(Publicado en El Pais, 12 abril 2012)
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LA LEY DE LOS MATRIMONIOS HOMOSEXUALES
 Benjamín Forcano
La ley, expresión y garantía de respeto a la realidad
Las leyes, para que sean válidas y vinculantes, tienen que contener y promulgar valores que atañen al bien del ser humano, individual o comunitario. Una verdadera ley nunca es vacía o arbitraria, no nace de la voluntad del que manda. Eso sería establecer como fuente del bien y del mal -de los valores- la voluntad humana, justificando toda suerte de despotismo. Las leyes no son buenas o malas por quien las manda, sino por lo que manda: no son buenas porque están mandadas, ni malas porque están prohibidas; sino que porque son buenas están mandadas y porque son malas están prohibidas.
La ley tiene como base y contenido la realidad, mayormente humana: ella es portadora de moralidad. Un primer nivel, el más profundo, es el que llamamos ley natural. Esa ley contiene lo más íntimo de uno mismo, todo lo que uno es y vale como persona. El valor de esa ley natural es hondo y universal y consiste fundamentalmente en amar: reconocer y estimar la dignidad de todos como la de cada uno: “Lo que no quieras para ti, no lo quieras  para los demás”.
Un segundo nivel de la moralidad humana viene contenido y expuesto en la ley
positiva: leyes civiles. Un nivel más indeterminado éste, que requiere, para poder convivir, ser precisado con el máximo de estudio, experiencia, sabiduría y empeño de todos.
La ley de matrimonios homosexuales
“-La relación y convivencia de pareja , basada en el afecto, es expresión genuina de la naturaleza humana y constituye cauce destacado para el desarrollo de la
personalidad, que nuestra Constitución establece como uno de los fundamentos
del orden político y la paz social.
-En la diferencia de sexo se ha encontrado tradicionalmente uno de los fundamentos del reconocimiento de la institución por el derecho del Estado y por el derecho canónico. Por ello, los códigos de los dos últimos siglos, reflejando la mentalidad dominante, no precisaban prohibir, ni siquiera referirse al matrimonio entre personas del mismo sexo, pues la relación entre ellos, en forma alguna, se consideraba que pudiera dar lugar a una relación jurídica matrimonial.
-La convivencia como pareja entre personas del mismo sexo basada en la afectividad
ha sido objeto de reconocimiento y aceptación social creciente y ha superado
arraigados prejuicios y estigmatizaciones.
-La historia evidencia una larga trayectoria de discriminación basada en la orientación sexual, discriminación que el legislador ha decidido remover”.
(Ley de matrimonios homosexuales, I – Exposición de motivos)
Al fondo de la nueva ley sobre matrimonios homosexuales, promulgada por el Gobierno, subyace una pregunta fundamental: ¿la homosexualidad es una enfermedad, una desviación, una perversión o una condición normal de muchas personas? ¿Es o no portadora de valores morales?
Para muchos, la homosexualidad es una variante legítima de la sexualidad humana.
Ni científica, ni ética ni teológicamente puede demostrarse que el contenido de la sexualidad humana es únicamente el heterosexual. Históricamente no se puede asentar que la relación y matrimonio heterosexual hayan sido el único existente, razón por la que no se puede erigir en modelo único y obligatorio para todos.
Un criterio de valoración podría ser este: la sexualidad humana, incluso la heterosexual, no tiene su razón de ser en la procreación, sino en la fusión y complementariedad de la pareja para un proyecto de vida en común, que conlleva la potencialidad de ser fecunda como consecuencia de su amor. Pero esa potencialidad puede quedar sin actuar, por diversas razones y, no obstante, la pareja sigue teniendo plena razón de ser: “La comunidad matrimonial heterosexual, dice el Concilio Vaticano II, es una comunidad íntima de vida y de amor” (GS, 50) No pues, un contrato para procrear, como se decía en el código de Derecho Canónico. Del mismo modo, un proyecto de unión homosexual es una comunidad íntima de vida y amor, actualizable desde las condiciones básicas de un amor interpersonal, sin posibilidad obviamente, de paternidad o maternidad biológicas, pero sí de otras fecundidades.
Competencia del Estado sobre las leyes humanas
El Gobierno actual ha aprobado un proyecto de Ley que equipara a los matrimonios
homosexuales con los heterosexuales, sin pretender con ello herir o rebajar la dignidad del matrimonio heterosexual. El denominado matrimonio homosexual no es un hecho de ahora, más bien queda demostrado como pacíficamente implantado y bendecido en la cristiandad de la Edad Media.
Hoy, las ciencias declaran como normal la condición homosexual, el Consejo de Europa
insta a los Gobiernos a suprimir cualquier tipo de discriminación en razón de la tendencia sexual y la Constitución Española declara que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de sexo” (Art. 14).
El poder político se propone con esta ley asegurar la protección social, económica y jurídica de las personas. Sólo quien siga pensando en la homosexualidad como algo pernicioso y detestable se opondrá.
La modernidad nos ha traído la posibilidad de vivir en una sociedad laica y democrática.
Ningún católico, que yo sepa, deja de ser laico y demócrata por el hecho de ser católico. Y acepta gustoso que, en nuestro país, las leyes de la convivencia sean elaboradas y aprobadas por las Cortes Generales. Por lo común, las leyes en una sociedad moderna y democrática son expresión de la voluntad de los ciudadanos, los cuales en debate público han expuesto sus razones y han logrado asentimiento mayoritario. Y, una vez aprobadas, esas leyes son espejo de una realidad que nos la recuerdan para cumplirla.
Resultan por ello sorprendentes las palabras que, en su momento, pronunció Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española: “Todas las cosas del hombre son objeto de la Teología. El Magisterio de los obispos abarca todas las cuestiones de fe y moral… El Parlamento no es una autoridad moral, es una institución política. Nadie más puede legislar que él, y sus leyes deben cumplirse si son justas, pero no es una institución moral”.
Una de las funciones de todo gobierno democrático es legislar, de acuerdo al Bien Común y con la garantía de un consenso democrático mayoritario. Las leyes, ciertamente, no bajan del cielo ni vienen de la nada. Son expresión de lo que una sociedad -en este caso democrática- piensa debe hacer para respetar la dignidad humana y garantizar los derechos y deberes de todos. Los legisladores tratan de elaborar leyes escrutando y sancionando las exigencias de la persona.
“El establecimiento de un marco de realización persona, que permita que aquellos que libremente adoptan una opción sexual y afectiva por personas de su mismo sexo puedan desarrollar su personalidad y sus derechos en condiciones de igualdad, se ha convertido en exigencia de los ciudadanos de nuestro tiempo, una exigencia a la que esta ley trata de dar respuesta” .
(Ley de Matrimonios homosexuales, I – Exposición de motivos).
En ese sentido, las leyes -si son leyes de verdad- no pueden ser neutras, amorales o inmorales, no tienen más valor que el que los legisladores con todos sus medios y conocimientos extraen de la realidad de la persona. La persona limita toda extralimitación o abuso, que pretenda atribuirse cualquier instancia legislativa. Y, en ese sentido también, las instancias que legislan no son neutras, inmorales o amorales, más bien se revisten de autoridad moral, aquella que les confiere su título de ser conocedores e intérpretes responsables de la realidad de la persona.
Leer (legere, lex, ley) la realidad, conocerla, para luego promulgarla en leyes y hacerlas respetar, es lo que hacen los legisladores. En ese sentido, tienen autoridad moral, porque hacen de conocedores e intérpretes, de mediadores entre la realidad estudiada y los ciudadanos.
La Iglesia no tiene el monopolio de interpretación sobre las leyes humanas
¿En virtud de qué el magisterio episcopal habría de tener el monopolio sobre todas las cuestiones que atañen a la moral? La realidad natural de la persona, como fuente de moralidad, es anterior e independiente de la intervención del magisterio episcopal, posee un significado y una autonomía que no depende de la voluntad de dicho magisterio y sobre ella las sociedades tienen competencia de inquirir, deducir y establecer su significado, sea a través de los parlamentarios, de los obispos o de cualquier otro grupo, pero sin exclusividad. En esa búsqueda, confieren autoridad moral los argumentos de quienes mejor y más acertadamente describen el conocimiento y respeto de esa realidad.
El concilio Vaticano II aporta sobre esto un magisterio cristalino. El significado y leyes de que están dotadas todas las cosas creadas no están a merced de la manipulación de nadie, son intrínsecamente consistentes, nadie las puede expropiar de ese significado que hay que profundizar desde la constante evolución del saber, que nos va precisando su sentido, sus exigencias y las contradicciones que con ellas, por ignorancia, fanatismo y otras razones, hemos ejercido a lo largo de la historia. Ese reconocimiento corresponde a la voluntad divina, de modo que oponerse a él o negarlo es ir contra Aquel que nos ha dotado de la ley dinámica del conocimiento.
Aquí es obvio el cruce entre el saber racional y el de la fe, pero no tiene por qué ser excluyentes, pues el creyente debe moverse con naturalidad dentro del saber racional y el no creyente puede acceder al campo de la fe y potenciar seguramente aspectos comunes de esa verdad.
Los obispos tienen derecho a opinar sobre todas las cuestiones humanas. Pero deben entender y respetar que otras personas, católicas o no, puedan opinar de otra manera, si se trata de cuestiones humanas, en las que cabe un pluralismo legítimo y sobre las que ni los mismos católicos vienen obligados a expresar un pensamiento uniforme. Es el caso de la ley sobre los matrimonios homosexuales. En esa cuestión, la Iglesia católica no puede aducir que posee una normativa moral específica, que va más allá de la norma racional, pues como muy bien dice el gran teólogo Schillebeeckx: “En lo que respecta a la homosexualidad, no existe una ética cristiana. Es un problema humano, que debe ser resuelto de forma humana. No hay normas específicamente cristianas para juzgarlas” (Soy un teólogo feliz, Madrid, 1994, Pg. 124).
Por lo tanto, resulta impropio que dirigentes eclesiásticos pretendan intimidar las
conciencias de fieles recordándoles que sobre este punto existe una doctrina católica
que están obligados a seguir y, en virtud de la cual, pueden y deben hacer objeción de conciencia.
Cualquier católico, incluidos por supuesto los obispos, puede ejercer objeción de conciencia contra esta ley, si tienen motivos para ello. Pero no presentar y mucho menos imponer la propia opinión como opinión general de la Iglesia: “In dubiis libertas”, “En las cosas dudosas, libertad”.
Una ley de valores “constitucionales”.
Después de todo lo expuesto, no encuentro mejor manera de calificar la nueva ley promulgada que transcribir estos párrafos de la misma:
“-La Constitución, al encomendar al legislados la configuración normativa del matrimonio, no excluye en forma alguna una regulación que delimite las relaciones de pareja de una forma diferente en la que ha existido hasta el momento. Fundamentos constitucionales de esta ley son: la igualdad efectiva de los ciudadanos en el libre desarrollo de su personalidad, la preservación de la libertad en lo que a formas de convivencia se refiere y la instauración de un marco de igualdad real en el disfrute de los derechos sin discriminación alguna por razón de sexo, opinión o cualquier otra condición personal o social. -En este contexto, la ley permite que el Matrimonio sea celebrado entre personas del mismo o distinto sexo, con plenitud e igualdad de derechos y obligaciones cualquiera que sea su composición”
(Ley de matrimonios homosexuales, I – Exposición de motivos).
 (Publicado en Redes Cristianas).
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¿PODEMOS O NO PODEMOS? A PROPÓSITO DEL CASO MONEDERO

José Ignacio González Faus
Antes de sumarse al “requiem aeternam” que ya entonan algunos medios, convendría recordar que las crisis son una gran ocasión para reflexionar en profundidad.
· 1.- En mi modesta opinión Podemos ha olvidado tres cosas muy importantes.
1.1.- Primera: que la tentación de toda las izquierdas es la desunión. Los intereses unen más que los ideales; por eso las derechas, que cuajan en torno a intereses, mantienen la unidad más fácilmente que las izquierdas, que nacen al servicio de ideales: porque tendemos a absolutizar nuestro modo de ver ese ideal y caemos en intolerancia o en protagonismo. Ya escribí otra vez que, por desgracia, resulta más propio hablar de “izquierda desunida” que de izquierda unida.
De entrada, así somos; podremos mejorar pero no debemos olvidar de qué pasta estamos hechos.
1.2.- La segunda es aquella frase romana (¡acuñada antes de que nacieran los medios de comunicación!): “la mujer del César no sólo debe ser honrada sino también parecerlo”. El asunto de los 400.000 dólares de Monedero con Venezuela y otros países latinoamericanos no había quedado diáfano y era un lastre para el partido. No ya porque Venezuela se ha convertido en ese enemigo común que siempre necesitamos para permanecer unidos y anatematizar al otro cuando no tenemos argumentos sino, sobre todo, porque no se trataba sólo de presentar facturas: podría ser todo legal, pero también eran legales los miles del euros de F. Trillo y de Martínez Pujalte por no sé qué supuesta asesoría.
La pregunta no es si aquello era legal, sino si era moral. Y desde luego no lo parece.
1.3.- El tercer error, a mi modo de ver, es creer dogmáticamente que “la calle” o la gente en general son espontáneamente de izquierdas: una visión muy extendida entre todas las sensibilidades izquierdosas. Pero no: las masas tienden a ser conservadoras, no por su culpa sino porque la realidad les ha enseñado a desconfiar de ella y prefieren aquello del chiste (“Virgencita mía, que me quede como estaba”), a grandes promesas de milagros tantas veces fallidas.
Comprendo que esto puede sonar a esa falsa música del “no hay nada que hacer”, aunque no es eso lo que quiero decir: hay mucho que hacer pero eso implica una pedagogía que deshiele las desconfianzas innatas y vaya avanzando por pequeños pasos, sin falsas promesas instantáneas del cielo en la tierra. (Y aun sabiendo que ese avance progresivo provocará la desesperación y la crítica de los que reclaman infantilmente: “todo, y ahora mismo”). Déjeseme evocar una estrofa del himno sandinista tan escuchado en la Nicaragua de los 80: “hoy el amanecer dejó de ser una tentación: mañana, algún día, surgirá un nuevo sol que cubrirá de luz toda la tierra… con caudalosos ríos de leche y miel”.
Al final los ríos caudalosos fueron de piñatas y, más que iluminada, Nicaragua ha quedado oscurecida por un poder manipulador que se apropió de la revolución… Eso, la sabiduría popular lo intuye a su manera y, por ello, antes de venderle nuestras promesas celestiales, hay que procurar merecer y ganar honradamente su confianza: con hechos y no con palabras.
Algo de esto creo que le ha fallado a Podemos. El choque con este lado olvidado de la realidad puede ser una gran oportunidad para crecer bien y, por eso, disiento del tono alegre de todos los medios que ya celebran anticipadamente su debacle. Personalmente, yo me resistía a votarles después del turbio caso Monedero. Ahora que ya no está, es mucho más probable que acabe votándoles: sin grandes expectativas, pero convencido de que dar una gran lección a los dos partidos cómplices de nuestra situación actual (aunque uno de ellos quiera presentarse ya como arrepentido de ello), es una de las mejores cosas a que podemos aspirar ahora.
Persuadido también de que las propuestas económicas de Ciudadanos (como subir el IVA de los productos más básicos) son sólo “más de lo mismo”. Y sospechando resignado que las conquistas sociales son como la horchata de mi tierra: que no hay manera de conservarla, sino que debe ser hecha cada día; porque cuando se la conserva y se la exporta, deja de saber a horchata.
· 2.- Luego de estos análisis particulares quedan dos lecciones universales por recordar:
2.1.- La primera es que no hay partos virginales (ni siquiera el de Jesús lo fue): la vida nace siempre en medio de suciedad y desechos; pero es vida y promesa lo que allí nace. Esto debe servir para comprender lo que le ha pasado a Podemos.
2.2.- Y en segundo lugar: ninguna lucha parte hoy de cero sino desde una situación de negatividad estructurada y no eliminable de golpe: lo que planteará siempre el problema de qué es aquello que no hay más remedio que aceptar (sin perder la conciencia de que eso nos mancha las manos pero procurando que no nos manche el corazón), y qué es aquello otro con lo que de ningún modo podemos pactar: el voto de las mujeres implicaba perder las siguientes elecciones porque la mayoría de las mujeres votaban conservador; pero Clara Campoamor aceptó esa derrota contando con que, a la larga, se convertiría en victoria.
Hace poco, en una entrevista, puse el ejemplo de la SER: tiene periodistas de calidad, con los que es muy fácil sintonizar (Pepa Bueno, Angels Barceló…). Pero después de oírles unos minutos pasamos a la esclavitud de la publicidad y en ella se repiten constantemente mensajes y valores contrarios a los que han podido transmitir esos buenos locutores: que ser un superhéroe no es entregar la vida para mejorar al mundo sino simplemente “tener un Citroën”; o que 17 millones de euros valen casi tanto como el amor de una madre (y me ha dolido más ese anuncio por provenir de la ONCE): con lo cual la fortuna del señor Amancio Ortega, que ronda los 40.000 millones, vale mucho más que el amor de una madre…
Esos antivalores destruyen todo lo que los locutores hayan intentado construir, por más que para ello se hayan llegado hasta Lampedusa o el Nepal. Pero hoy por hoy, sin la publicidad no hay medios de comunicación: una esclavitud no eliminable hoy, y que habrá que procurar que nos infecte al mínimo y que no acabe disponiendo de nosotros, exigiéndonos una renuncia práctica a los ideales que decimos defender.
Dicho ahora con jerga teológica: vivimos en un enorme pecado estructural que nos hace más proclives al pecado personal (un “sistema que mata” ha dicho Francisco). Y de ahí sólo se sale (si es que se sale) por un camino doble y progresivo de cambios personales radicales y cambios estructurales sucesivos. O de manera más laica: la gran tarea de esta vida en la política es juntar a la vez radicalidad y realismo: porque son como el hombre y la mujer: uno sin la otra resultan infértiles.
Ahí estamos todos: Monedero, Iglesias, los círculos esos de “Podemos y espiritualidad”, y el autor de estas líneas. Ojala, desde ahí, consigamos dar algunos pasos efectivos adelante.
.(Publicado en ATRIO).
6

Funcionarios y tecnócratas de Europa

UNA NUEVA ARISTOCRACIA (¿CASTA?) DE EUROPA
       
Funcionarios de Bruselas han aprobado, para sí mismos, la jubilación a los 50 y con pensiones mensuales de 9.000€.Este año son 340 Funcionarios los que se jubilan con 50 años y una pensión vitalicia de 9.000 € mensuales  ( 340 jubilados x 9.000 €/mes x 12 meses x 40 años = 1.468.000.000€ . NI siquiera los parlamentarios tienen semejantes pensiones.
. Giovanni Buttarelli, controlador adjunto de protección de datos, tendrá derecho a una pensión de 15.150€ mensuales tras 1 año y 11 meses de servicio.
.Peter Hustinx, después de 10 años de servicio, obtendrá una pensión de 9.000€ mensuales.
.Roger Grass, procurador en el Tribunal Europeo, se marcha con 12.500€ mensuales.
. Pernilla Lindh, juez de tribunal de primera instancia, CON 12.900€ al mes.
. Ruiz-Jarabo Colomer, español, abogado general, CON 14.000€ al mes.
.Jacques Barrot ( 73 años) con una pensión de 4.728,60 € por 5 años como comisario europeo de transportes.
A ella hay que añadir su pensión como antiguo diputado en Francia, la de ex ministro, la de ex presidente del Consejo General de la Haute Loire, la de alcalde de Yssingeaux y, como corona final, el 23 de febrero de 2010 lo nombraron miembro del Consejo Constitucional.
(Comprobar lista en francés : 20retraites.org/docs/Retraite_Hauts_fonctionnaires_europeens_Annexe_3_Etude_27.pdf)
Por otra parte, el sistema de pensiones, segun ellos dicen, está en quiebra (meter miedo para rebajarlas) Y lo más ejemplar :NO COTIZAN UN CÉNTIMO.
Desde sus puestos aseguran que “se cumplan las leyes”, que “los costes sean lo más bajos posible”. Redactan leyes que les permite entrar en la cuenta de los ciudadanos sacarles el dinero sin avisarles o imponerles un recargo del 300% por algo que no han pagado a tiempo.
 Los ciudadanos abonan esta jubilación y estas pensiones. Y estos tecnócratas dedican sustanciosos años de su vida a hacer leyes, pero no precisamente para garantizar la igualdad y la justicia de todos.
Hay que imaginarlos, junto a otros muchos, ensalzando la Unión Europea, las ventajas del euro como moneda única para progresar, inventar improperios y castigos para los incumplidores.
¡Y aún hay quien pregona que tengamos cuidado con los nuevos partidos emergentes, que son depredadores, prosoviéticos, probolivarianos, rompe sistemas democráticos,…
¡¡Qué miedo!!
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CARTA ABIERTA DESPUÉS DE LAS ELECCIONES
. Emma Martínez Ocaña
Lo primero que quiero expresar es la alegría por el clima de normalidad democrática con la que la ciudadanía española hemos salido a votar.
Me hubiera gustado una participación mayor, siento que aún no hemos tomado suficientemente en cuenta lo importante que es decir con el voto nuestra palabra. Es cierto que un número muy grande de españoles fuera de nuestro país no han podido votar, negándoles con ello un derecho fundamental, sólo espero que eso se pueda subsanar para las elecciones generales.
Me estoy quedando perpleja y escandalizada de las afirmaciones de algunas personas como Esperanza Aguirre, Barcina, Hernando, Rita Barberá, nuestro ministro del interior… personas que en principio no tendría por qué negarles su condición de demócratas pero, visto lo visto, ya lo estoy dudando seriamente. Entiendo que les cueste asumir el fracaso rotundo y el descalabro en estas elecciones, que sólo el PP negaba y parecía ignorar, en la calle el tema estaba muy claro. Entiendo su desconcierto porque no estaban en la realidad sino en sus fantasías.
El miedo es libre, no seré yo quien demonice el miedo, pero sí protesto y denuncio que se utilice el miedo, con acusaciones falsas, con claras calumnias y mentiras, con verdades a medias, con el fantasma del miedo…para intentar torcer la voluntad de una ciudadanía que ha votado libremente.
Puedo entender el miedo de quienes han utilizado el poder para enriquecerse, para privatizar y ayudar a sus familiares y amigos (todos ellos muy patriotas) a llevarse sus millones fuera del país para no pagar aquí los impuestos; el miedo a que se vayan acabando las amnistías y los paraísos fiscales, que se acaban “los sobres de sobresueldo”, tarjetas de libre disposición, comisiones múltiples, comilones a cuenta del erario público… ¡claro que entiendo eso miedo! pero me alegro que todo eso se acabe, porque es un escándalo y un robo que ha arruinado al país.
¿Miedo a quienes llaman “antisistema”?. No entiendo muy bien qué quieren decir con eso. Si con eso quieren decir que los que han ganado están contra este sistema neoliberal, capitalismo de casino, donde predomina el terrorismo financiero, un sistema que el Papa Francisco ha nombrado como sistema “criminal” “que provoca miles de muertos”, “millones de sobrantes”…yo también soy anti-este-sistema. Y me cuesta creer que haya cristianos que apoyan un sistema así.
Si algo ha sido esencial en el proyecto de Jesús fue la defensa de los excluidos, marginados, explotados y su denuncia de las causas de estas situaciones. Por eso lo mataron, por luchar por la justicia, por lo mismo que mataron a Monseñor Romero y a tantas personas que han dado su vida por defenderla.
¿Dónde está lo peligroso de querer parar los desahucios mientras no haya una alternativa habitacional; que se quiera proponer una renta mínima para poder vivir con una mínima dignidad; que se quiera subir el salario mínimo porque es uno de los más bajos de Europa; que se prohíba cortar la luz y el gas cuando la situación económica no permite poder pagarlo; que se suban los impuestos a las rentas más ricas al nivel europeo? ¿A qué peligro de desestabilización pueden llevar esas medidas cuando se ha malgastado nuestro dinero, se ha robado a espuertas, se han hecho obras faraónicas que no han servido para nada más que para traer ruina, paro, pobreza, injusticia?
¿Dónde está lo peligroso de que los cargos de Podemos y la misma Ada Colao quiera bajarse su sueldo, renunciar a las dietas, a los coches oficiales, a todos los privilegios?.
Claro, lo peligroso es que la ciudadanía podamos comparar estas conductas con las de quienes, no sólo no hacen esto, sino que utilizan el cargo público para enriquecerse mientras están en él y después a través de las puertas giratorias se pasan a empresas privadas, que deberían estar al servicio de la gente y no sólo no lo están sino que dan unos sueldazos a quienes en el poder les han favorecido.
Desde mi Facebook hago una llamada a quienes quieran escucharme: BASTA YA.
Basta ya de asustar, de mentir, de calumniar, de actitudes antidemocráticas que sólo conducen a la violencia, al odio, al rencor, a alimentar viejas heridas y fantasmas. ¿Es eso lo que se busca en el fondo?. Quiero creer que no.
“Algo nuevo está naciendo, no lo veis” decía el profeta Isaías, dejémoslo crecer y “·por sus frutos los conoceréis” como decía el profeta de Nazaret. Lo que es intolerable es querer abortar la vida que en estos tiempos nuevos está naciendo. Hay muchas maneras de abortar… no lo olvidemos.
Yo al cambio que vislumbro no le tengo miedo, sí me daría mucho miedo que todo siguiera igual, que la impunidad, el pillaje, el sálvese el que pueda, la corrupción, los desahucios, el hambre, la desnutrición de nuestros niños, la privatización de los servicios públicos, la desigualdad creciente (tal como acaba de confirmar el INE) continuase para beneficio de unos pocos.
Felicito a todos los partidos ganadores, a cada una de las personas que limpiamente han conseguido ganar, felicito sobre todo a aquellos partidos, colectivos, mareas que con muy poco dinero han mostrado que se puede hacer campaña de otra manera: con ilusión, creatividad, trabajo en común, colaboración. Si han sabido hacer campaña de una manera distinta, también espero que puedan gobernar de otra manera. Yo les doy mi voto de confianza, el tiempo dirá si estaba o no equivocada, pero me doy derecho a equivocarme a favor de la vida, de quienes defienden una mayor justicia social, denuncian la corrupción, se bajan el sueldo para crear una asociación para impulsar proyectos de emprendedores con incidencia social…
¡Suerte amigas y amigos!. Yo estoy contenta con el resultado de estas elecciones y os felicito.
   

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