En
los días actuales vivimos tiempos tan atribulados políticamente que
acabamos psicológicamente alterados. No ver caminos, andar a ciegas, a
la deriva como un barco sin timón, nos quita el brillo de la vida.
Acabamos olvidando las cosas esenciales.
Quien leyó mi último artículo: “¿El Brasil actual tiene arreglo?”
encuentra allí el trasfondo de esta reflexión sobre Dios. En momentos
así, sin ser pietistas, nos volvemos hacia aquella Fuente que siempre
alimentó a la humanidad, especialmente en tiempos sombríos de crisis
generalizada. Sentimos saudades de Dios. Esperamos luces de Él. Y más
aún: queremos experimentarlo y sentirlo desde el corazón en medio de la
turbulencia. ··· Ver noticia
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