jueves, 7 de septiembre de 2017

COMENTARIO DEL BLOG, Dgo 23 Ciclo A Tpo.Ord.

Dgo 23 (Mt.18,15-23)  GUARDIANES de los HERMANOS.
....“Si el  hermano no te hace caso cuando le corriges fraternalmente, entonces díselo a la comunidad”..     Jesús presupone que los cristianos viven en comunidad.
     Convengamos que Jesús no ha formado una  Iglesia  como una sociedad  de  seguros  espirituales  con cantidad de sucursales…Jesús proyectó  una fraternidad entre sus amigos para ayudarlos, ser sal y fermento del Reino, parábola de referencia para la sociedad civil.
     Coincidimos que ser comunidad no es cualquier cosa.  No se reduce a coincidir en masa a una misa, sino que comporta sentirse fuertemente vinculados humanamente, responsabilizarse unos de otros, compartir intensamente alegrías y sinsabores  en la medida de lo posible comprometerse en proyectos comunes; en el lugar que  desarrollamos actividades  evangelizar  con nuestro testimonio y siempre que podamos trabajar para formar nuevas comunidades.       El obispo de Roma,  Francisco está diciendo constantemente  que las parroquias  sean  lugar de reunión de comunidades vivas,   no  meras  instituciones  administrativas  de ritos y cultos.  
     El texto viene a medida con el encuentro de hoy Jesús presenta  a la comunidad como mediadora de salvación.  Es el sacramento fundamental que da fuerza y sentido a los demás sacramentos.
     Hoy nosotros sentimos el paso de los años por diversos motivos las comunidades se ven  disminuidas;  en nuestro caso por el  inexorable paso del tiempo, enfermedades partidas hacia la casa del Padre ;  nuestro compañero de primer hora Atilano nos lo recuerda constantemente, donde se congrega una comunidad, aunque sea mínima, allí está el Señor. Y esta presencia es tan cierta como su presencia eucarística al momento de partir el Pan. ¿Hemos descubierto nosotros ésta dimensión de la comunidad?
   Cuando  compartimos inquietudes, entusiasmos, problemas experiencias felices y de las otras   ¿ quién  es el que invisiblemente  y a través de los compañeros del grupo ha estado infundiendo coraje, entusiasmo, paz y alegría?      ¿ No es acaso Jesús resucitado y presente entre los reunidos en su nombre? 
   El hermano, nosotros,  necesitamos de la palmada en el hombro, no de adulación,  sino de estimulación, todos necesitamos se nos reconozcan nuestros carismas,  que agradezcamos servicios y testimonios generosos , que alentemos en los esfuerzos,  en las dificultades, que valoremos a las personas y su quehacer así sea pequeño;  de gotas se forma el aguacero dice el poeta.
   La corrección fraterna es una instancia de la caridad personal y del crecimiento comunitario.
 ¿Qué decir de la corrección entre familiares y amigos? Cierto es que a diario, por desgracia, muchos adulan por delante y critican por detrás.  Nosotros los cristianos debemos  ser coherentes, tener coraje para corregir fraternalmente por delante y elogiar por detrás. 
  Cuando hacemos realidad este proyecto comunitario de Jesús, cuando no sólo nos llamamos,  sino que vivimos como hermanos, entonces es que se verifica el milagro que Jesús nos ha prometido en la Palabra de hoy.   La comunidad se convierte en templo vivo del Señor, él se hace presente entre  nosotros, nuestra oración se vuelve indefectiblemente eficaz, todos nos confirmamos mutuamente en la fe para ser sus testigos creíbles  en medio de los hombres.  
   Dm. Pedro Casaldáliga,  un cristiano  modélico nos dice:  “Felices los que siguen a Jesús viviendo en comunidad, siempre unidos al Padre y a los hermanos.   NO  te engañes: quién se aleja de la comunidad en busca de ventajas personales, se aleja de Dios; quién busca la comunidad, encuentra al Señor”.-

  Comentario de Atilano Alaiz, adaptado en versión libre, con autorización  del autor por José Eduardo Bernadá

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