Señor
director de
A.I. C.A.
Siendo asiduo lector de sus informes, me llama la atención el comentario de
Mons. Héctor Aguer. Con el respeto y la humildad que corresponde,
resulta difícil compartir sus apreciaciones sobre los comentarios realizados
por la prensa. Sus conclusiones sobre el
recibimiento al Obispo de Roma en Chile, aduciendo la rivalidad argentino
–chileno; el influjo masón y otras posibles causas, parecen poco felices,
cuando el principal factor del descontento es con las autoridades de la
Iglesia, empezando por los nuncios que han debido soportar y la complicidad en
esconder el sol con las manos de las autoridades vernáculas chilenas ante los
aberrantes casos registrados en la misma. El Espíritu
Santo ha hecho reflexionar al Papa Francisco; una señal es haber
designado al maltés encargado de limpiar estos sucios antecedentes.
El Papa Francisco es para los más olvidados una luz que
debemos cuidar constantemente, limpiándole el camino para que nadie pueda
torcerle su siembra Evangélica. Oremos como nos lo pide
constantemente.
Por Ceb. SanFelipeySantiago de MVD
José Eduardo Bernadá
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