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El período presidencial actual en Brasil comenzó poco más de cinco meses, pero han comenzado a oír alarmas sobre la posibilidad de que Jair Bolsonaro no termina su mandato . No sólo porque él aparece sin un proyecto de país concreto, pero también porque el poco ya realizado es blanco de duras críticas hasta por parte de muchos que lo eligieron y hoy no lo harían, como muestran todas las encuestas en que, de los 57 millones de los votos ganados en las urnas, sólo el 30% continúan con él. Este número corresponde a un ejército de radicales que volverían Brasil a los tiempos de la peor oscurantismo, con una política apoyada por el mesianismo alucinado, con sus preocupaciones fálicos y una obsesión mórbida con armas de fuego.
Podría parecer increíble en un país normal en cinco meses en el cargo ya se habla ya abiertamente la posibilidad de destitución del presidente , no sólo por lo que hizo, sino por lo que hizo hasta ahora, que está revelando una fuerte sospecha sobre su capacidad para Brasil gobernar un continente con 207 millones de personas que han comenzado a salir a las calles . Y sobre cómo desea conducir el tema de la educación, un punto crucial de este país con aún millones de analfabetos funcionales y de la que depende también su futuro económico.
El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia , simplemente decirle al diario O Globo que Brasil " se encamina hacia un colapso social" con el nuevo gobierno, que todavía no sabía cómo a presentar un proyecto para cumplir con las crisis graves que afligen y lo que podría conducir a una catástrofe económicasi en lugar de apoyar reformas urgentes terminan boicoteando a favor de las propuestas milagrosa y, a veces patético.
Las preocupaciones de la sociedad democrática un presidente que parece ajeno a las reformas, mientras que perder en la fantasía mesiánica, como cuando dice que incluso " no nació para ser presidente " porque era algo que Dios ha impuesto. Y así repite, a veces llorando ante las cámaras de televisión, mientras levanta la camisa y muestra las cicatrices del atentado que sufrió durante la campaña electoral. Dios, según él, está a su lado y lo escogió como un nuevo Mesías.
Al lado de este mesianismo profético, el presidente sigue siendo tan obsesionado con el brazo al brasileño su primer decreto fue para agrandar la posesión de armas y su tamaño para el conjunto de la sociedad, contra el decreto que acaba de manifestarse el 73% de los brasileños, según el último la investigación del IBGE . Multiplicar las armas en manos de las personas debe parecer mejor para el país que multiplicar el pan en manos de los aún millones de pobres y las posibilidades para los jóvenes de una enseñanza que les prepare para realizarse en libertad y creatividad. Y sin absurdas recetas de escuelas sin partido, de alumnos espías y denunciantes de sus profesores y el pavor de que en ellas se pueda hablar de sexo, que es como prohibir hablar de la vida.
Hay una historia que revela el absurdo de una presidencia en sus temores relacionados con el sexo. En abril pasado, dejando el Ministerio de Educación , el corazón del futuro nacional, el presidente nombró a un grupo de periodistas uno de sus mayores preocupaciones en este momento. Sobre el drama educación en el país ? "Tenemos por año mil amputaciones de pene por falta de agua y jabón", les contó, y añadió: "Cuando se llega a este punto, la gente ve que estamos en el fondo del pozo". Este interés por la higiene masculina y proporciones de sus genitales perturba tanto el presidente podría haber creado una crisis diplomática con Japón, diciendo que ese país "Todo es pequeño", en referencia al órgano masculino.
La obsesión del presidente por todo lo que es fálica es preocupante para los psicólogos y psicoanalistas como Contardo Calligaris , que en el Folha de S. Paulo , el análisis de estas obsesiones fálicas del presidente, dijo: "No se puede entender una postura represiva contra los demás , sea cual sea, a no ser como un modo de la persona reprimir y luchar con su propia dificultad.
Ya João Luiz Mauad , el Instituto liberal y un columnista de varios periódicos nacionales, escribió que aún no es el momento de hablar sobre el juicio político del presidente , como "la improvisación, el amateurismo, la incompetencia, estupidez e histrionismo no son por sí mismos suficientes para abrir un proceso de impeachment contra un presidente ". Tal vez sea verdad jurídicamente, pero un presidente con todas esas "cualidades" no parece el mejor preparado para conducir el transatlántico Brasil, el quinto mayor padres del mundo y con inmensas riquezas naturales que, además, el presidente parece querer destruir.
En Brasil se habla sin pelos en la lengua que el presidente Bolsonaro y la mayor parte de su gobierno parecen ineptos para hacer frente a los grandes desafíos que tiene por delante. Hasta ahora, parece, sin embargo, que Bolsonaro continúa campaña, hablando sólo con el grupo de radicales de derecha que permanecieron leales a él, ni siquiera demostrar que quiere ser el presidente de todos los brasileños, según lo requerido por la Constitución .
El presidente aún confundir las redes sociales con la realidad viva del país y parece haber caído de otra galaxia, sin entender que Brasil es un país que importa en el mundo y que han aceptado la modernidad hace mucho tiempo. Y, peor aún, está destruyendo en el exterior, con su incapacidad de gobernar y sus obsesiones de carácter mesiánico y psiquiátrico, la imagen positiva e incluso envidiable hasta ayer atada a este país, corazón económico del continente y crisol de mil experiencias culturales que están siendo pisoteado.
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