jueves, 5 de enero de 2023

Reflexiona Arregi en parte del texto que ponemos a consideración......

Es indispensable que las Iglesias se dejen animar e infundan el espíritu de la koinonía (comunión), un término fundamental en los orígenes del movimiento cristiano, que significaba cuatro cosas: comunión de mesa o fracción del pan o eucaristía, comunión con Cristo o con Dios, comunión real de bienes, comunión de comunidades. Eso es la Iglesia –hecha de Iglesias–, para eso es. No habrá eucaristía en la Tierra mientras haya quienes padecen hambre; no podremos comulgar con el cuerpo real de Jesús mientras la humanidad no sea una única comunidad de pueblos diversos; no habrá comunión con Dios mientras no haya una justa distribución de todos los bienes; no habrá comunión en la Iglesia mientras todas las Iglesias no se reconozcan como hermanas, iguales, libres; mientras no desaparezca la subordinación de unas Iglesias a otras, mientras no se derogue la constitución jerárquica y clerical, machista: un sistema de poder y de sumisión bajo un sumo representante de Cristo, un papa elegido por unos cardenales elegidos por el papa, que elige y ordena a unos obispos que eligen y ordenan a unos sacerdotes dotados de poderes sagrados exclusivos; la Iglesia no será comunión mientras se conciba y funcione como formada por tres estamentos: clérigos, religiosos y todo el resto que no son ni lo uno ni lo otro a quienes se llama “laicos”.

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