Otra vez encontramos a Jesús con Nicodemo. Ese personaje judío, de prestigio, pero que empezó a darse cuenta de que vivía en la oscuridad y empieza a acercarse a la luz. La luz de Jesús.
Jesús le habla del juicio, y explica que
consiste en vivir en la luz, con el cambio de vida que eso implica. No es que
seremos declarados buenos o malos en el final de la vida, sino que La Luz ya
vino al mundo y si nos acercamos a esa luz con nuestra vida, ya estamos siendo
salvados.
Debemos vivir esa vida nueva que la Luz nos
ofrece, en la medida que podamos. Estamos llamados a ser la nueva creación.
Somos testigos todos los días de las obras de la
oscuridad, pero nosotros conocemos la Luz, no nos dejemos abatir por el mal que
trata de meterse en nuestras vidas por muchos medios.
Pero debemos tener el coraje de Nicodemo, que se
acercó a la luz porque sintió el llamado a ese cambio de vida.
Donde hay luz la oscuridad no
prospera. Debemos dar testimonio de esa luz todos
los días, aun en pequeñas cosas. Le alegría por ejemplo.
Y recordando la carta pastoral que leímos el
otro día, que hablaba de la alegría. De vivir en la verdadera alegría de
quienes conocemos la Luz, de quienes hemos sido salvados. La verdadera alegría
interior que no depende de la situación en la cual nos encontremos sino en la
profundidad del corazón en dónde habita Jesús con su luz.
Ojalá podamos testem0niar esa alegría también en la comunidad .
7/3/2024 Madilene
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