Este domingo comenzamos a recorrer junto con Jesús su camino desde Galilea a Jerusalén (son 186 km). La comunidad de Lucas nos ofrece el evangelio que vamos a leer este año, se le llama, entro otros nombres: “El Evangelio del Camino”. En Lc.9, 51 dice: “Jesús endureció el rostro y emprendió resueltamente el camino a Jerusalén”.
Jesús siendo consciente de las dificultades y las promesas del camino, redobla la apuesta en territorio Samaritano, porque tiene esperanza en el Sueño-Rino de Dios. • Carlos Mesters, uno de nuestros maestros en Biblia dice: “Estando en Samaría eligió otros nuevos 72 discípul@s que no son judíos de Galilea, sino Samaritanos. Jesús anuncia su Buena Noticia en Samaría, el territorio de los excluidos. Para mucha gente de ese tiempo el ser Samaritano era cosa del demonio. Jesús invierte todo”. Sigue Carlos Mesters, mirando ahora la 4 comunidad del tiempo de Lucas y nos dice: “Los cristianos que vienen del judaísmo, en lugar de imponer su ley a los otros, deben aprender de “los pequeños”, de otras culturas”.
• Jesús está convencido que “El Reino de Dios esta cerca”... en otra oportunidad dirá: “El Reino de Dios está en medio de ustedes” (Lc.17,20). Jesús cree profundamente en el Sueño-Reino de Dios. Como decíamos junto con el filósofo y teólogo Chul Han: “La esperanza no saca sus fuerzas de la inmanencia del yo. Su centro no es el yo. Quien tiene esperanza está camino del otro. … Cuando uno tiene esperanza confía en algo que lo trasciende.” • Jesús nuestro Maestro, confía profundamente en Dios ABBA, Padre y Madre, por eso tiene esperanza. Fíjense que no los envía a “sembrar el Reino”, sino a “cosechar”. Esto quiere decir que Jesús ve muchas señales del Reino en medio de Samaría, la tierra despreciada por su pueblo judío. Jesús confía que en todos los pueblos y lugares el Sueño-Reino de Dios ya está presente.
Sólo hay que saber contemplar y cosechar esas “señales de vida”, para entonces sí, volver a sembrarlas, para que haya vida pero vida en abundancia. • Jesús contempla que hay mucha gente que ya está viviendo la fraternidad, que es compasiva, vive sencillamente, comparte lo que tiene y mucho más. Por eso cuando vuelven de la misión los 72, dice la comunidad de Lucas que... “En ese momento Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer a los pequeñitos.
Sí, Padre, pues tal ha sido tu voluntad. Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!” (Lc.10, 21) • Jesús nos convoca a renovar nuestra esperanza en el Sueño-Reino de Dios que está en medio de nosotros. Nos envía a “cosecharlo” y a “sembrarlo” una y otra vez, porque el bien, la verdad, la belleza y el amor están grabados a fuego en nuestro corazón por Dios que es amar.
En medio de tanta violencia, tanto maltrato, tanto odio que se expande, nosotros cantamos junto con Jesús, sin ser ingenuos: “Como baila, como canta. Como habita en las miradas. Como danza la esperanza”. • ¿Qué nos parece esta reflexión?; ¿A qué nos desafía, a que nos compromete?
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