Mamerto Menapache.-
Cura con cuentos. Pag. 73
VISIÓN DE
FUTURO.-
Decía San
Pablo que el que desea ser obispo, desea algo bueno. Y está claro que es bueno.
Lo que parece más delicado es el deseo de que los demás estén de acuerdo. En
general uno se cuida en decirlo, pero en lo secreto del corazón lo continua alimentando.
Y en
el gremio del padre Damián, había uno
que vivía esta situación. ( en muchos lados sucede). Inteligente, bien preparado, apegado a los superiores,
méritos, cualidades las exponía para aspirar a lo que S.Pablo decía.
Otra
cosa era en la intimidad de su vida, allí iba
tomando todas las previsiones para el día en que ello sucediera. Aprovechó un viaje a Roma para comprar los
atuendos necesarios, sotana con botones
rojos, (dejando la negra que aún exhibe), solideo de color adecuado, sobrepellines al tono.
No podía faltarle una preciosa maletita con mitra, un báculo increíble
desarmable que sería la sorpresa del barrio el día de su consagración tan
merecida… Por supuesto volvió manteniendo escrupuloso secreto en el placard de sus efectos personales. Total nadie tenía llaves.
Un
buen día enfermó y repentinamente el
Señor lo llamó a la vida eterna, sin que en la vida terrenal se le hubiera
cumplido su máximo deseo.
Como se acostumbra en el gremio el Padre
Damián y otro colega fueron designados a hacer el inventario de sus cosas
personales, para luego comunicar a la familia para decidir que hacer.
Llegó
el día, entraron en la habitación y fueron tomando nota de las existencias,
aparecieron fotos de su infancia, de adolescente deportista, del seminario al ingresar, correspondencia
sin contestar, alguna factura pagar, algunos proyectos truncos dada la
imprevista partida.
Grande
fue la sorpresa cuando en una caja prolijamente dobladas encontraron las prendas episcopales!!! Más aún
cuando abrieron la preciosa valijita donde brillaba el báculo desarmable, junto
a la mitra sin estrenar. En la valija un
sobre grande, oficio, debidamente
cerrado, que llevaba escrito con destacadas letras: “Homilía para el día de la
consagración.”
El
padre Damián abrió pudorosamente el sobre y comenzó a leer el texto:
“.-Profundamente conmovido por este
inmerecido
nombramiento, y no habiendo pensado nunca en mi humildad,
que Dios
me llamaría para este cargo, que es …..”
Menapache
Abad de la
comunidad de Los Toldos.-