sábado, 12 de enero de 2013

Recibido de José Luis Laso, lo compartimos.-

José Luis Laso comparte con nosotros lo que a su entender promete ser un buen aporte........
CONFESION DE UN CARDENAL
Olivier Le Gendre

- Yo creo que damos una imagen de viejos alejados del mundo. ¡Mírenos durante la misa por el difunto papa! Estamos aquí ciento cincuenta viejos, ricamente vestidos, adosados a la solidez de la fachada de la basílica que servia de último término poderoso a nuestros trajes carmesíes, dominando desde arriba de las escaleras el mundo que nos filmaba, las gentes que nos contemplaban.
» ¿Qué imagen ofrecíamos? La de, me temo, hombres ricos, lejanos, viejos, cansados, gruesos bastantes, con gafas. Mire los cristianos emblemáticos que nuestra época ha elegido para admirar, Madre Teresa, el Hermano Roger, el padre Ceyrac. No son ni gruesos, ni ricos, ni cansados, ni lejanos. No, decididamente esta manera de mostrarnos al mundo halaga, puede ser, el ego de algunos de entre nosotros, pero no es buena, no corresponde al mensaje del Evangelio.
- El espectáculo parece convenir a muchos. Raro será que un acontecimiento haya sido tan mirado, visto en la televisión como esta misa de funeral.

- O, el espectáculo era grandioso, bello a decir verdad. ¿Es sin embargo nuestro papel, nuestra utilidad, nuestra vocación, el ofrecer bellos espectáculos en las televisiones?
» Tenemos cosas mejores que hacer, y a menudo las hacemos, o mejor dicho, otros cristianos, que no los obispos, las hacen en nuestro lugar, y esos no son muy conocidos, ni están vestidos ricamente, ni viejos, y todavía menos resplandecientes de satisfacción. Nosotros, cardenales, gobernamos y tomamos los adornos de los gobernantes. O, precisamente mostramos adornos que ningún otro gobernante osaría mostrar por miedo a perder su popularidad, excepto la Reina de Inglaterra el día de su coronación.
» ¡Si supiese Vd. lo feliz que soy al no tener ya que gobernar y poder empezar
por fin a mi edad a hacer cosas útiles!

No hice caso de esta confidencia reservándome el volver a ella otro día. Le
remití al hilo de nuestra conversación:
- Así pues el cardenal Ratzinger es teólogo. Eso parece que le fastidia…
- De una manera general, yo no creo que la elección de un papa se deba hacer
entre los teólogos, porque no creo que la Iglesia deba estar gobernada por la teología. Si miramos las elecciones después de la guerra, hemos tenido un papa diplomático (Pío
XII) un papa diplomático con una corta experiencia de arzobispo residencial
(Juan XXIII), un papa funcionario de la curia con una corta experiencia de arzobispo
residencial (Pablo VI) un arzobispo residencial que no duró mas que un mes (Juan Pablo I) y luego un arzobispo residencial. (Juan Pablo II).
» Hoy tenemos un teólogo, cardenal de la curia. Es una novedad. Nueva era también la elección del cardenal Ratzinger hace veinticinco años como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sus predecesores no eran teólogos. Los papas
precedentes los habían preferido diplomáticos o miembros de la curia.

- Es de todas maneras una idea rara el no querer elegir a los responsables de la
Iglesia según su primera competencia. No veo que tiene de chocante el que un teólogo
se convierta en el guardián de la fe de una Iglesia. Esto parece incluso lógico.
- Lógico si, prudente puede que no. Un no teólogo, pero le recuerdo que somos
todos diplomados en teología y que hemos pasado nuestra vida a reflexionar sobre Dios, nuestra fe, la manera de presentarla al mundo. Un no teólogo, decía, estará mas abierto respecto a los debates teológicos actuales o por venir que un teólogo profesional que se

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Multimedia


PARTE 1

PARTE 2

Bielli - Bernada