Derecho
a nacer, conlleva, el Derecho
a la vida....
El
aborto es un asesinato, es matar a un indefenso. En estos días se
ha polarizado el tema por la convocatoria a votar para habilitar un
referéndum contra la ley 18.987 que despenalizó el aborto en caso
que se cumplan ciertos requisitos.
Eso
ha sucedido, pero el resultado de la convocatoria fue alrededor de
un 9% lo que estuvo muy lejos del 25% necesario.
Ante
esta convocatoria están los que creyeron que derogar esta ley era
defender el derecho a nacer y los que creen que si el ser humano no
ha nacido no es sujeto del derecho a vivir, si así lo determina la
progenitora y en consecuencia defendían la vigencia de la norma.
No
nos engañemos, con despenalización o penalización; abortos abortos
van a seguir habiendo. Por esta razón he dicho, y lo repetiré
hasta el cansancio; esta discusión acotada al aborto sí, aborto no,
empobrece la discusión y olvida lo esencial, que no es sólo el
derecho a nacer y luego quizás morir de hambre o vivir en la
marginación por falta de oportunidades.
Todo
ser humano, nacido o por nacer, tiene derecho a la vida, la cual
implica también el derecho a nacer.
La
defensa del derecho a la vida es irrenunciable y no pasa simplemente
por una ley que despenalice el aborto, pues es deber ético de la
sociedad toda defenderlo con uñas y dientes, y en este deber, la
Iglesia ha de estar en primera fila, no sólo de palabra, sino
enviando
a sus ministros a acompañar a sus laicos que militan en diversas
organizaciones que promueven justicia . Nadie es dueño de la vida
del otro, sea madre, hermano, amigo o enemigo, tampoco la sociedad
debe olvidar que su deber ineludible con el individuo es, no solo
defender su nacimiento, sino también, procurar su desarrollo pleno.
¿Qué
implica el derecho a la vida?
En
su aspecto negativo es superación de toda desgracia, muerte
provocada, hambre y miseria, enfermedad, ignorancia, exclusión de
los bienes materiales y espirituales.
En
su aspecto positivo es pleno desarrollo de los valores humanos e
inclusión a toda posibilidad de los bienes materiales, culturales y
espirituales.
Desde
esta perspectiva, a mi juicio, para nosotros los cristianos no fue
solamente
dar la lucha para derogar esta ley, sino preguntarnos y AHORA QUE,
pues abortos van a seguir habiendo; niños abandonados van a seguir
habiendo, penuria para conseguir adoptar va a seguir existiendo,
excluidos de toda clase de bienes van a proliferar, y la lista de
exclusiones no termina aquí.
¿Para
nosotros diáconos ,ejerzamos o no, el desafío aun es mayor.
Nadie
ignora la importancia en la formación de conciencia de las
organizaciones intermedias. ¿Qué estamos haciendo en ellas? ¿Por
lo menos acompañamos a nuestros laicos en su lucha diaria o los
admiramos desde fuera, desde la seguridad del templo?
Dios
nos habla siempre. Muchas veces desde los acontecimientos, rara vez
desde la estola, aunque con estola nosotros hablemos mucho.
Además
desde el punto de vista teológico sabemos que la salvación abarca a
todo el hombre y a todos los hombres. “Dios envió a su Hijo,
nacido de una mujer y sujeto a la Ley para redimir a los que estaban
sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos”. (Ga. 4,4- 5).
En
su aspecto negativo, la salvación es liberación completa,
superación de toda desgracia, redención del pecado y sus
consecuencias; hambre y miseria, enfermedad, ignorancia, etc. En su
aspecto positivo, la salvación es pleno desarrollo de todos los
valores humanos, como dice S. P. revestimiento del hombre nuevo,
creado a imagen de Dios en la justicia y verdadera santidad. (ef. 4,
23).
Es
todo el hombre el que ha de ser salvado: en su alma y en su cuerpo,
en su interioridad personal y en su relación comunitaria. El sujeto
de la redención es la persona humana en su dimensión total. Abarca
a todos los hombres y su historia, y a todos los pueblos . En fin, el
desafío para el discípulo que ha optado sacramentalmente por
configurarse en Cristo Servidor, es inmenso, porque si bien el
Concilio enseña que ”el apostolado en el medio social, es decir,
el afán por llenar de espíritu cristiano el pensamiento y las
costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en que uno
vive, es hasta tal punto deber y carga de los laicos… (A. A. 13.)
es imprescindible que se les acompañe, de tal manera que el diácono
sea uno más entre ellos.
Estoy
convencido que el día que la Iglesia descubra que, su presencia en
medio de las organizaciones intermedias, es uno de los deberes
evangelizadores trascendentes y que para ello sus ministros
ineludiblemente deben acompañar, animar y embarrarse junto a los
laicos que actúan en estas organizaciones, que, en definitiva, son
las que forman conciencia política , social y, porque no,
conciencia en los valores evangélicos. El púlpito ha caducado
como ámbito formador de conciencia religiosa. En la realidad de la
Iglesia hoy, es necesario ir y comprometerse para ser escuchado,
anunciando y danto testimonio del Evangelio de Cristo, liberador del
hombre.; “compartiendo los dolores y esperanzas ; esfuerzos y
conquistas de nuestro pueblo, para construir desde allí una
sociedad “nueva” que posibilite a todos , una vida digna y
plena,(ob. Gral. Arq. 1986- 1989) que no solo se respete el derecho
a nacer sino a desarrollarse como persona.
Como
el diácono, por su realidad social, es un hombre vinculado a esas
organizaciones intermedias, o debería serlo, a mi entender; allí,
está el ejercicio vital de su ministerio. Ahí está el frasco que
le va a dar el perfume peculiar al que nos invitaba usar el Papa
Francisco, para después presentarlo en el altar en nombre y
representación de los anhelos del pueblo y, ahí sí, adquiere
sentido la estola pues, aun en el silencio, se transformará en
símbolo de servicio en el hoy y aquí de la comunidad toda.
Sería
interesante que en el envío, el Sr. Obispo tuviera en cuenta lo que
el beato Juan Pablo II les decía a los Obispos brasileños : “ Los
obispos de Brasil recuerden que deben liberar al pueblo de sus
injusticias que se saben son graves” “Que asuman su papel de
libertadores del pueblo en los caminos y métodos ciertos”. ( mayo
1985)
Es
una humilde opinión que en el error o en el acierto traté de
realizar mientras mi realidad física no me lo impidió. Ahora solo
me resta ofrecer con alegría al Padre Bueno estas limitaciones por
todos los que luchan por un mundo más humano. Sin abortos y sin
excluidos.
Gerardo
Píriz
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