jueves, 3 de octubre de 2013

EL OCASO DE UN GUERRERO, HANS KUNG...



Polémica: uno de los grandes teólogos católicos sugiere su derecho a morir

Es el suizo Hans Küng. A los 85 años, con mal de Parkinson, deslizó la posibilidad de recurrir al suicidio asistido.
Vaticano. Corresponsal - 02/10/13     Mundo  Clarin.com
El gran teólogo disidente suizo Hans Küng, que Juan Pablo II y su sucesor Joseph Ratzinger separaron prácticamente de la Iglesia, padece un mal de Parkinson avanzado y se plantea recurrir al suicidio asistido. Lo escribió en el tercer y último volumen de sus memorias, según reveló ayer su editor alemán Piper Verlag.
A los 85 años, Küng escribió: “ No quiero seguir
viviendo como una sombra de mí mismo. No estoy cansado de la vida, sino harto de vivir”, explica, según la crónica del sitio español Religión Digital.
“El ser humano tiene el derecho a morir cuando ya no tiene ninguna esperanza de seguir llevando lo que según su entender es una existencia humana”, subrayó Küng, quien hizo su carrera académica en Alemania.
Uno de los más famosos teólogos católicos del mundo, aunque no puede usar ese título por las sanciones persecutorias que aprobó el Vaticano, Küng teme perder pronto y completamente la vista. Por eso considera que tal vez está llegando el momento de ponerse en manos de una de las clínicas suizas donde practican los suicidios asistidos.
Küng es catedrático de la Universidad de Turingia, en el sur de Alemania y se ha retirado completamente de la vida pública a principios de este año. Explicó que, tras haber terminado sus memorias, no tiene “intención de escribir otro libro”. Dijo también, según Religión Digital, que no prevé llegar a los 90 años. El tercer volumen de sus memorias, que comenzó a escribir hace tres décadas, se pondrá en venta esta semana.
Bajo el estímulo permanente del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante 24 años con Juan Pablo II, el Papa polaco retiró a Küng en 1979 la autorización a oficiar como sacerdote y a enseñar como teólogo católico. El teólogo suizo era amigo y compañero en aventuras teológicas con Ratzinger, que en 2005 sucedió a Juan Pablo II como Benedicto XVI.
En el Concilio Vaticano II en los años 60, ambos fueron animadores del ala progresista de la Iglesia. Pero Ratzinger cambió después completamente de opinión y se volvió uno de los más tradicionalistas teólogos de la Iglesia, a quien llamó a su lado el conservador papa Juan Pablo II.
Ni el alemán ni el polaco perdonaron a Küng sus cuestionamientos del dogma de la infabilidad del Papa y otras posiciones avanzadas, que reprimieron hasta excluirlo de la Iglesia. Cuando fue elegido Papa, Ratzinger invitó a cenar a Küng a la residencia estival pontifica de Castelgandolfo. Crecieron entonces las esperanzas de una rehabilitación del teólogo suizo, pero Benedicto XVI demostró que no superaba los viejos rencores.
Cuando Küng creía que no había ya esperanzas para la Iglesia, Jorge Bergoglio fue elegido el 13 de marzo pasado como 266° obispo de Roma. El teólogo suizo aplaude con entusiasmo al Papa argentino. “Estoy feliz y es la mejor elección posible. Es un hombre que conoce y ama la vida simple, humilde, real. Es extraño al sistema romano de la Curia. Espero que haga las reformas necesarias y con cambios radicales en la estructura central de la Iglesia”, dijo.
“Francisco es un latinoamericano y esto me hace muy feliz. Además tiene una visión abierta. Es un jesuita, por lo que seguramente dispone de una formación y preparación teológica muy sólida”, agregó en una entrevista. “Bergoglio es un hombre que ha conducido una vida simple, no en los grandes y suntuosos palacios del poder. Un hombre acostumbrado a estar entre los fieles, con el bastón del pastor. No pide aplausos triunfales, no dice palabras pomposas sino oración y silencio”, afirmó.
El nombre que eligió Bergoglio para su misión apostólica fue especialmente elogiado por Küng. “Sabe exactamente en quién inspirarse. San Francisco de Asís fue la alternativa al programa de la Iglesia vista y vivida como poder. Fue la antítesis del más grande e importante Papa de poder en el medioevo, Inocencio III, que encarnaba la Iglesia del poder. Sólo espero que Francisco pueda realizar en la Iglesia, y en la relación entre la Iglesia y el mundo, todo lo que se propone hacer”.
Hace poco Küng expresó su confianza en que será rehabilitado por Francisco como reparación por lo que considera una gran injusticia cometida por el Vaticano. Si el Papa argentino toma la merecida decisión de levantar los castigos a Küng, no podrá dejar pasar mucho tiempo porque el teólogo suizo está decidido a terminar con la tragedia del Parkinson que lo está matando lentamente con un suicidio asistido en su país, donde la medida es legal.

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