IGNACIO LARRAÑAGA, PERTIÓ A LA CASA DEL PADRE

MÉRIDA, Yucatán.- El padre Ignacio Larrañaga es un ejemplo, un líder que llevó a los cristianos al sendero de la paz, ese caminar espiritual de un empeño consistente hacia la casa del Padre, afirmó el Arzobispo de Yucatán, monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, al referirse al sacerdote capuchino, quien falleció anteayer y con quien tenía una amistad fraterna. El Arzobispo de Yucatán habló sobre la misión del padre Larrañaga, durante su intervención en el ciclo de conferencia “Proyección social de la fe cristiana” de la Pastoral Social.
Recordó que el padre Larrañaga estuvo en Mérida en 2009, donde ofreció una conferencia como parte de la gira mundial que realizó “Al encuentro contigo”. 
La tarde de ayer, monseñor Berlie Belaunzarán ofició una misa por el alma del padre Larrañaga en la iglesia de la Sagrada Familia.
El sacerdote capuchino, perteneciente a la Orden Franciscana, fue conocido por sus libros sobre espiritualidad y su existencia fue marcada por una vida pastoral profunda como predicador, escritor, director espiritual, organizador de conferencias, cursos y retiros. Su apostolado más grande fue el de los talleres de Oración y Vida. 

El sacerdote capuchino Ignacio Larrañaga, perteneciente a la Orden Franciscana, fue conocido por sus libros sobre espiritualidad 

Cuando estuvo en Mérida, con un lenguaje sencillo habló de la experiencia que le proporcionaban sus años de labor animadora y evangelizadora en América Latina, Norteamérica y Europa, así como de las distintas concepciones de Jesús a lo largo de la historia de la humanidad.  
“Los primeros 30 años de la vida de Jesús se encuentran en la bóveda del silencio obstinado, para después no completar el atardecer de su vida, por su sacrificio al mediodía”, dijo.
Expuso que la moral permisiva es una de las características de los tiempos actuales, por eso el “rector de la nueva moral no es la ley sino el deseo”. 
“Evitar lo desagradable y asegurar lo agradable como máximo disfrute de la vida son también factores propios de la modernidad”, indicó. 
“Esta cultura de vida se abre paso paulatinamente a todas las latitudes como una mentalidad pagana en la que la última conclusión es el suicidio, que se observa en primera instancia en los países ricos y que en segundo lugar afecta, sobre todo, a la juventud”, señaló.
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