Ahora me toca a
mí dijo, sabía que regaría con su
sangre la tierra de los llanos que había adoptado como propia y en la que días
antes asesinaran a los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias
en cercanías de la base CELPA de
Aeronáutica y al laico Wenceslao Pedernera del Movimiento campesino riojano en
Añogasta.
Las páginas que escaneó el Papa y envió a La Rioja de la autoría de
Angelelli son una “crónica de los hechos relacionados con
el asesinato de los sacerdotes G. Longueville y C. Murias” ; constituyen un
relato detallado de lo acontecido entre el 18 y el 23 de julio y preanuncian su
muerte. Una cita a la que
Angelelli no renunció. Su compromiso con los más
humildes de La Rioja fue hasta las últimas consecuencias y cuando besamos en
Punta de los Llanos, en un amanecer de horizontes rojizos y trajinar de aves y
trinos la tierra en que derramó su sangre, sentimos que un nuevo signo de
liberación germina al borde de la ruta entre algarrobos y quebrachos .
La Justicia finalmente habló a través de su
fallo tras 38 años de tropiezos, dudas , retrocesos, abandonos. Ahora se sabe
lo que desde siempre se sabía: Angelelli fue asesinado por su acción pastoral
evangélica, en defensa de los pobres, considerada subversiva por la Junta Militar
presidida por Videla y por la oligarquía riojana. La Iglesia oficial argentina,
calló entonces, como calla hoy.
El 4
de agosto de 1976 murió asesinado por los dueños de La Rioja el Obispo
Angelelli y nació, ese mismo día, en el alma del pueblo riojano y
latinoamericano un nuevo santo protector
de los sin tierra: San Enrique de los Llanos.
Julio Saquero Lois, El Pedregoso 11 de julio
del 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario