miércoles, 29 de abril de 2015

LA COMUNIDADALFAREROS,(separadosennuevaunión)

La hermana Com.EL ALFARERO, separados en nueva unión, aportan al SINODO su reflexión, sobre los temas que les preocupan y ocupan.   Agradecemos y compartimos en nuestro blog para una mayor difusión y conocimiento de lo que inquieta a nuestros hermanos.-
(Como es un trabajo de varias páginas lo ofrecemos fotocopiado.)NUEVA ENCUESTA SOBRE LA FAMILIA PARA EL SÍNODO 2015
Quiénes somos:
Somos parejas de separados y divorciados, en nueva unión, que formamos un grupo denominado “EL ALFARERO”, que lleva diez años reuniéndose cada quince días en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo, de los Frailes Dominicos de Montevideo, Uruguay, con el acompañamiento de un Sacerdote y del Movimiento Familiar Cristiano.


Hemos seguido con alegría y esperanza las instancias del Sínodo de Obispos sobre la Familia de octubre de 2014.
Reconociendo la complejidad de la tarea y la competencia de la teología y del derecho, queremos aportar como laicos en la Iglesia y como parejas que han sufrido el fracaso de su matrimonio una visión más pastoral, que se refiere al modo de comprender y vivir nuestra fe en situación de dificultad, proclamando que somos familia y somos Iglesia.
Entendemos que la Iglesia a la que proclamamos pertenecer, debe dar una respuesta sanadora “...con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo libere y aliente a madurar en la vida cristiana” (Evangelio gaudium, n.169), a las diversas formas de familia que se observan en ésta, nuestra realidad histórica.
Qué observamos:
1- Que advertimos que el mundo ha cambiado y ya no podemos pensar en una sola forma de familia.
2- Que la preparación para el sacramento del matrimonio no es extensa ni completa.
No existe un acompañamiento a las jóvenes parejas en las primeras etapas de la vida matrimonial.
3- Que la pastoral familiar no responde a las exigencias de la realidad de la familia de hoy.
4- Que la consumación del matrimonio no se realiza en un solo día, sino que la construye la pareja a lo largo de la vida. El documento Gaudium et Spes
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hace referencia al perfeccionamiento progresivo de la pareja, al crecimiento dentro del matrimonio. Esa es la consumación del sacramento.
La confrontación: perspectivas pastorales.
En el debate sinodal se puso de relieve que “...El anuncio del Evangelio de la familia constituye una urgencia para la nueva evangelización. La Iglesia está llamada a llevarlo a cabo con ternura de madre y claridad de maestra (cf. Ef.4,15) en la fidelidad a la kénosis misericordiosa de Cristo. La verdad se encarna en la fragilidad humana no para condenarla, sino para salvarla (cf. Jn.3,16-17) (Relatio Synodi Nº 29).
Con estos fundamentos, la mirada puesta en Cristo e inmersos en el contexto sociocultural particular, descubrimos la necesidad de anunciar el Evangelio a la familia de hoy, en sus diversas situaciones: separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar, familias mono parentales.
(PREGUNTA nº 35). En respuesta a la “Encuesta” que plantea si la comunidad cristiana está preparada para hacerse cargo de las familias heridas para hacerles experimentar la misericordia del Padre?, decimos que, los más tradicionalistas, culpabilizan a los que se divorcian de la ruptura del matrimonio, sin considerar que existen situaciones que es necesario discernir antes de culpabilizar. Otros, se desentienden o no saben cómo actuar, a la vez que reconocemos que algunos cristianos laicos y clérigos consideran que la pastoral debe responder a la familia posible, considerando los cambios sociológicos y culturales que afectan la vida de la familia y de la pareja.
También pregunta la “Encuesta” ¿Qué pasos se han dado y qué pasos hay que dar para que crezca esta acción y la conciencia misionera que la sostiene?
Creemos que la pastoral ha de ser una pastoral gradual, que puede y debe adaptarse a cada contexto pastoral comenzando por los divorciados que han quedado solos después de la ruptura de su vínculo.
Cuando los divorciados o separados han constituido un nuevo vínculo, y transitan éste camino con esperanza, deben ser acompañados en esta nueva experiencia para que poco a poco vayan sacramentalizando su amor.
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En ambos casos una metodología pastoral sería la de invitarlos a una “JORNADA–TALLER”, jornadas en las que participarán especialistas privilegiando la formación posterior de grupos de autoayuda que sigan una guía temática y los orienten en la situación que están viviendo.
En las reuniones, es fundamental la lectura del Evangelio ya que la Palabra nos ayuda a crecer en madurez en nuestra vida personal y como pareja, alentándonos a comprometernos como cristianos. También se darán a conocer documentos eclesiales, como la Exhortación Familiaris Consortio y otros.
Este camino no sólo los hará crecer en su amor, reflexionar que la unión y el amor de la pareja es lo más importante que ayudará a sacramentalizar su unión, y también les permitirá asumir compromisos en el grupo. Una correcta difusión de estas actividades puede resultar una herramienta valiosa de utilizar.
(PREGUNTA nº 36). Pregunta la “Encuesta” ¿Cómo promover la definición de líneas pastorales compartidas a nivel de la iglesia particular?
Como se expresó las formas pueden ser diversas y se deben adecuar a cada realidad.
Asimismo se plantea ¿Cómo desarrollar al respecto, el diálogo entre las diversas iglesias “cum Petro o sub Petro”?
En primer lugar conociendo su posición respecto del tema en cuestión; según B. Häring en su libro “Hay una salida“(1990), nos enseñaba a aceptar el fracaso del amor. La solución que plantean los ortodoxos en su oikonomía, sería de gran utilidad, a la vez que advertía la necesidad de buscar una solución humana a una realidad sociológica motivada en cambios culturales profundos que han alterado la vida de la familia y de la pareja.
El sacramento no es un contrato sino una alianza de amor. El amor que es la esencia del sacramento; si se termina el amor de uno u ambos cónyuges, se produce la muerte del sacramento.
Sería de gran utilidad intercambiar experiencia con las Comunidades Protestantes que aceptan el divorcio, las cuales permiten la realización de una nueva ceremonia, en la que bendicen el amor de la nueva pareja.
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(PREGUNTA nº 37). Con relación a ¿Cómo hacer más accesibles y ágiles, a ser posible gratuitos, los procedimientos para el reconocimiento de los casos de nulidad (num .48)?
Creemos que sería necesario rever las causales teniendo en cuenta aquellas que dificultan la vida en familia, como enfermedades severas que impiden la vida en común.
Sería necesario simplificar los trámites y abaratar los costos del procedimiento. Podría plantearse servicios en las Parroquias a cargo de un Sacerdote y laicos especializados en el trabajo con parejas con dificultades, que puedan ayudarlas a discernir su problemática matrimonial y ayudarlos en la reconciliación o en caso de no ser posible los orienten en las causales de nulidad, servicio que podría ser compartido por varias Parroquias.
(PREGUNTA º 38). La pastoral sacramental, dirigida a los divorciados vueltos a casar necesita una mayor profundización que valore también la praxis ortodoxa y tenga presente la distinción entre situación objetiva de pecado y las circunstancias atenuantes Cuáles son las perspectivas en las que moverse? ¿Qué pasos se pueden dar?
¿Qué sugerencias para eludir formas de impedimentos no debidas o no necesarias?
Los avances en la reflexión teológica de estas últimas décadas nos obligan a una profundización en la pastoral.
Esto debe movernos a analizar las nuevas formas de familia que no responden a un único modelo de familia ideal.
Debemos modernizar el lenguaje y analizar los signos de los tiempos, convirtiendo el lenguaje ahistórico hacia un lenguaje existencial e histórico.
Es necesaria la renovación del concepto de sacramentalidad, que es una forma más profunda de concebir el sacramento, no es una visión mágica sino una concepción más dinámica, que se construye a lo largo de la vida.
Otro principio que debe regir es la gradualidad, que es el crecimiento en la comprensión y realización de la ley del Evangelio. Todo tiene un devenir.
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El cristiano en su madurez es capaz de penetrar no solo intelectualmente sino afectivamente y se convierte en un discípulo que conoce los valores y los aplica correctamente a la realidad cotidiana.
(PREGUNTA nº 39). ¿La normativa actual permite dar respuestas válidas a los desafíos que plantean los matrimonios mixtos y los interconfesionales? ¿Hace falta tener en cuenta otros elementos?
Pensamos que la dispensa de religión mixta se valore positivamente como ocasión de comunión ecuménica y así se dé a conocer a las parejas que están en esa situación.
Qué esperamos:
Queremos ardientemente y esperamos de este Sínodo:
 Que valore la ley Natural del matrimonio y reafirme con gozo la dimensión cristiana de la familia y del amor conyugal y declare que la unión estable y con propósito de permanencia entre un hombre y una mujer, fundado en el amor, la convivencia, el apoyo recíproco y la fidelidad contiene los elementos fundamentales del matrimonio cristiano.
Por lo que no obstante la indisolubilidad del matrimonio, la ley natural que plantea la Iglesia, no puede ser una regla rígida, sino que la pastoral sacramental debe hacer un discernimiento de las circunstancias atenuantes en base a los avances teológicos que fortalecen la misericordia hacia quienes han fracasado.
 Que anime a los laicos cristianos a que asuman la misión de trasmitir una visión nueva del matrimonio.
 Que reconozca el sacramento del Matrimonio como un proceso que tiende al ideal evangélico y aliente a la comunidad cristiana para que acompañe las etapas previas al matrimonio y bendiga los diferentes pasos de este proceso.
 Que para esas uniones entre cristianos la Iglesia fije condiciones y procedimientos para que aun sin el sacramento del matrimonio, sea posible acceder a una bendición de la unión.
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 Que declare al amor conyugal como elemento esencial del matrimonio, de tal modo que faltando éste en forma irreversible, desaparece el signo sacramental, exhortando a los cristianos a cuidar que el amor matrimonial no se destruya o adultere. Si se diera la muerte del amor, se puede proceder como en el caso de la muerte física.
 Que reafirme el valor de la persona y la instruya acerca de los procedimientos que tienen como objetivo salvaguardar su dignidad, de tal modo que se discierna cada caso en particular y se anime a quienes sufren el fracaso matrimonial a buscar los caminos más convenientes a su situación real descubriendo en ello la voluntad de Dios.
Que la Pastoral Familiar atienda la familia posible, ya sea que convivan, tengan un vínculo legal o sacramentado, sean acompañados y también se conviertan en sujetos de Evangelización.
 Que ofrezca con generosidad la gracia sanadora de la Reconciliación y el alimento de la Eucaristía a cuantos la imploran: “gratuitamente lo recibieron, denlo gratuitamente“, estimulando a los cristianos en nueva unión, a que participen de todos los acontecimientos eclesiales.
 Que haga sentir al Pueblo Cristiano que Dios los acompaña en el desierto de la vida.
El Alfarero, Montevideo – Uruguay
Marzo, 2015

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