La praxis cristiana y el compromiso político desde la experiencia latinoamericana
Diego Pereira Adital
A
una gran masa de personas se le hace difícil vincular hoy en día
las palabras fe y religión con politica y estado. Más lejana aún
es la palabra teología que busca vincularlas. En este artículo nos
proponemos acercar al lector a la comprensión de cada una de estas
dimensiones y disciplinas humanas, y su necesaria implicación desde
la vida de fe y el compromiso cristiano. Sin realizar una excesiva
profundización en el tema, intentaremos ser claros y usar un
lenguaje accesible a todos.


Relación entre fe y política
La
fe es la algo que contiene en sí mismo toda la existencia del ser
humano, desde sus necesidades básicas, sus alegrías y sufrimientos,
como sus sueños y esperanzas, y que también incluye sus opciones y
prácticas políticas. Pero la fe es un modo de ser-en-el-mundo, la
manera con la cual el ser humano vive y respira cada día en función
de Alguien superior que ordena la propia vida humana. Por eso la fe
guarda relación directa con Dios y define la dimensión trascendente
del ser humano (Boff, Leonardo, La fe en la periferia del mundo).
De
esta manera la historia humana se ve bañada de esta presencia de un
Ser superior que no sólo da un sentido a la vida, sino que acompaña
y sostiene las esperanzas de los pueblos. La fe es también esa
fuerza espiritual que empuja a los hombres y mujeres hacia sus sueños
y utopías, aún en las situaciones más contradictorias.
En
el caso de la fe cristiana, esta fe tiene un contenido específico a
modo de ejemplo a seguir: la encarnación del Hijo de Dios, que se
hizo un hombre como nosotros y que vivió de determinada manera, que
actuó y predicó determinado mensaje. Lo que caracteriza esta fe
cristiana es la esperanza segura en la resurrección después de la
muerte, pues es la promesa de Jesús para quienes creen en él.
Por
otro lado la política "es el campo de la actividad humana
destinada a administrar o transformar la sociedad mediante la
conquista y el ejercicio del poder del Estado” (Boff, Leonardo, La
fe en la perferia del mundo). Esto se realiza a través de todo el
aparato político que va desde las organizaciones políticas, los
sindicatos, hasta el mismo cargo del presidente.
La
política existe para poder organizar mejor la sociedad de modo de
que todos los integrantes puedan tener un acceso justo y
equitativo de los bienes que son administrados por el Estado. En
fin todo acto o palabra en pos del bien común tiene que ver con lo
político.
Así
las organizaciones que luchan por los derechos humanos tanto
individuales como sociales, los que denuncian los sistemas económicos
que explotan a unos y enriquecen a otros, los que denuncian las
corrupciones en los diferentes ámbitos educativo, económico,
político y también el religioso, están realizando acciones
políticas de importancia fundamental en la búsqueda del bien común,
tema central de la política.
Relación
entre la religión y el estado
Muchas
veces se confunde la religión con las instituciones religiosas. La
institución religiosa tiene su fuente e inspiración en una fe y
doctrina concretas que guía su creencia, su pensar y obrar, que
depende de una experiencia fundante por parte de una comunidad que
comparte esas creencias, con cierta organización, etc.
Por
ejemplo la institución Iglesia Católica no abarca todo lo referente
a la religión, como muchos aún creen. Bien distinto a esto es la
religión. La religión es un hecho humano y por eso el hombre y
la mujer son seres religiosos por naturaleza (homo religiosus).Pero no es una dimensión más como pueden ser la dimensión
afectiva, racional, moral, etc; es un hecho humano específico con
características tan particulares que logran embarcar todo el ser del
del hombre y de la mujer, llegando a convertirse en el único camino
de plenitud, de plena realización, de felicidad.
Pero
el hombre como ser religioso tiene como núcleo central el
reconocimiento de una realidad suprema, superior, que le da sentido a
todo lo existente, visible e invisible, lo presente y lo utópico. La
manifestación de este Ser Supremo se realiza a través de la
experiencia del Misterio, manifestado como poderes sobrenaturales o a
través de una figura personal (Peralta, Pablo, Apuntes orientadores
para el curso de Fenomenología de la religión). El gran misterio de
la fe cristiana es la figura de Jesús, que realizó la "divinización
del hombre y la hominización de Dios” (Boff, Leonardo, Jesucristo
el Liberador).
Del
otro lado tenemos la institución Estado que también tiene un
fundamento antropológico, ya afirmado por Aristóteles, que dice queel hombre es un animal político (homo politikón) y que su
destino como hombre se realiza en el ejercio ético, en sus
opciones-acciones. Pero no es una opción que pueda realizarse
individualmente, sino que para ello es necesario una comunidad que
ejerza este derecho a la política, pues la política está orientada
al bien común. Por ello se necesita la cooperación de los otros
para organizarse en una institución, el Estado, que juegue ese papel
de velador de todos los derechos.
Así
en el sistema democrático el Estado ejerce una autoridad y poder
políticos, haciéndose responsable del pueblo que lo elije, ya que
la soberanía es del pueblo que está representado en el. La
organización en poderes colabora al control y equilibro de unos y de
otros limitándose en su accionar, en pos de la justicia (Compendio
de la Doctrina Social de la Iglesia 384-416).
Desde
la visión religiosa cristiana de la política tenemos un camino muy
claro a partir de que la identidad de cada individuo y su
independencia tienen su correlación en la dependencia
de una comunidad en la cual se logra la realización, la plenitud y
felicidad. Por eso esto es una realidad que trasciende al
individuo entrando en el ámbito de lo religioso.
Esta
base religiosa (trascendente) de la organización humana fundamenta
la necesidad de una estructura institucional, que ya no será
solamente a partir de los hombres, sino que se desprende de la
voluntad de Dios que quiere que los hombres vivan bien, aprovechando
de la mejor manera los recursos que le da como Creador, en la
naturaleza. Y en la historia de la humanidad, las relaciones entre el
individuo, el orden social y la religión, ha sido posible dentro del
cristianismo basándose en las enseñanzas de Jesús, plasmadas en
sus parábolas.
Allí
se muestra la búsqueda incansable de un Dios que ama con amor eterno
a cada criatura (Pannenberg, Wolfhart, Antropología en perspectiva
teológica) y que interviene en la historia humana para hacerle ver
al hombre sus desvíos.
La
teología como vinculación de la religión y la política
La
teología es una disciplina que busca la inteligencia de la fe. En
este sentido "la teología es un lenguaje sobre Dios” (Gutierrez,
Gustavo, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente), es el
esfuerzo de pensar a Dios como Misterio, aquello que no podemos
definir con ninguna categoría.
Por
un lado esto pareciera contraproducente; ¿cómo explicar lo que no
tiene explicación? Pero como este lenguaje nace de una experiencia
constatable creemos que podemos decir algo sobre Dios, muy limitado y
sin pretensiones de universalidad, pero se puede describir el actuar
de Dios en la vida de los creyentes.
Al
decir esto debe quedar claro lo siguiente: el primero paso en
teología es la experiencia de encuentro con Dios (conversión), de
escuchar su voz y el intento de hacer su voluntad, luego vendrá un
segundo paso que implica pensar esa experiencia. La necesidad más
grande del cristiano es estar con Dios, vivir el encuentro, inclusive
quien se dedique a hacer teología. Por eso lo primero es la
contemplación, luego vendrá la reflexión. Ante Dios primero
callamos, sólo luego hablamos sobre él. Para los cristianos la
revelación de ese Dios se dio en Jesús su Hijo, que caminó por
este mundo y nos enseñó un camino de realización y salvación.
Dos
aspectos fundamentales tienen la teología: la fe y la realidad
social. La fe viene recibida de la enseñanza de los Apóstoles,
aquellos que atestiguan haber conocido al Jesús histórico y que
pusieron por escrito su mensaje y sus obras en los Evangelios.
Custodiada hasta hoy por el Magisterio, la Palabra de Dios debe
ser confrontada con la realidad actual para descubrir lo que Dios nos
dice hoy, como palabra de Salvación. Debemos estar atentos a "los
signos de los tiempos” en cada una de las realidades en las que
nos toca vivir, para encontrarnos con Dios, escuchar su mensaje para
luego llevar a cabo la construcción del Reino predicado por Jesús.
La
función de la teología es entonces reflexionar críticamente sobre
el testimonio de fe, transformando esta experiencia en un
discurso racional, gramaticado dentro de ciertas reglas (Boff,
Leonardo, La fe en la periferia del mundo). Por eso la política que
es la que llevaría adelante el orden de la realidad social, debe ser
examinada a la luz de la fe y la teología debe producir las
preguntas y las respuestas necesarias para ayudar al creyente a
comprender mejor su fe en el momento actual y ayudarle al
discernimiento.
Una
posible pregunta que se hace la teología sería ¿que es hoy y aquí
lo más cercano posible al Reino predicado por Jesús? (Faus,
González, Éste es el hombre) y esto nos exige un exiguo análisis
de la realidad social, política y económica de la sociedad actual.
Al constatar las grandes diferencias que existen a lo largo de todo
el planeta, pero sobre todo en los países del Tercer Mundo, es obvio
darnos cuenta que algo marcha muy mal.
La
experiencia de explotación y opresión, de discriminación,
persecución y muerte por una gran cantidad de seres humanos contiene
un sentido teológico correlativo al mensaje de Jesús y nos lleva a
poner a la política como mediación indispensable para la necesaria
transformación de las estructuras sociales (Boff, Clodovis, Cómo
veo yo la teología latinoamerican treinta años despues, en "El
mar se abrió”).
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