jueves, 17 de septiembre de 2015

HOMO POLITIKON-HOMO RELIGIOSUS


La praxis cristiana y el compromiso político desde la experiencia latinoamericana

Diego Pereira    Adital
A una gran masa de personas se le hace difícil vincular hoy en día las palabras fe y religión con politica y estado. Más lejana aún es la palabra teología que busca vincularlas. En este artículo nos proponemos acercar al lector a la comprensión de cada una de estas dimensiones y disciplinas humanas, y su necesaria implicación desde la vida de fe y el compromiso cristiano. Sin realizar una excesiva profundización en el tema, intentaremos ser claros y usar un lenguaje accesible a todos.



Relación entre fe y política
La fe es la algo que contiene en sí mismo toda la existencia del ser humano, desde sus necesidades básicas, sus alegrías y sufrimientos, como sus sueños y esperanzas, y que también incluye sus opciones y prácticas políticas. Pero la fe es un modo de ser-en-el-mundo, la manera con la cual el ser humano vive y respira cada día en función de Alguien superior que ordena la propia vida humana. Por eso la fe guarda relación directa con Dios y define la dimensión trascendente del ser humano (Boff, Leonardo, La fe en la periferia del mundo).
De esta manera la historia humana se ve bañada de esta presencia de un Ser superior que no sólo da un sentido a la vida, sino que acompaña y sostiene las esperanzas de los pueblos. La fe es también esa fuerza espiritual que empuja a los hombres y mujeres hacia sus sueños y utopías, aún en las situaciones más contradictorias.
En el caso de la fe cristiana, esta fe tiene un contenido específico a modo de ejemplo a seguir: la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo un hombre como nosotros y que vivió de determinada manera, que actuó y predicó determinado mensaje. Lo que caracteriza esta fe cristiana es la esperanza segura en la resurrección después de la muerte, pues es la promesa de Jesús para quienes creen en él.
Por otro lado la política "es el campo de la actividad humana destinada a administrar o transformar la sociedad mediante la conquista y el ejercicio del poder del Estado” (Boff, Leonardo, La fe en la perferia del mundo). Esto se realiza a través de todo el aparato político que va desde las organizaciones políticas, los sindicatos, hasta el mismo cargo del presidente.
La política existe para poder organizar mejor la sociedad de modo de que todos los integrantes puedan tener un acceso justo y equitativo de los bienes que son administrados por el Estado. En fin todo acto o palabra en pos del bien común tiene que ver con lo político.
Así las organizaciones que luchan por los derechos humanos tanto individuales como sociales, los que denuncian los sistemas económicos que explotan a unos y enriquecen a otros, los que denuncian las corrupciones en los diferentes ámbitos educativo, económico, político y también el religioso, están realizando acciones políticas de importancia fundamental en la búsqueda del bien común, tema central de la política.
Relación entre la religión y el estado
Muchas veces se confunde la religión con las instituciones religiosas. La institución religiosa tiene su fuente e inspiración en una fe y doctrina concretas que guía su creencia, su pensar y obrar, que depende de una experiencia fundante por parte de una comunidad que comparte esas creencias, con cierta organización, etc.
Por ejemplo la institución Iglesia Católica no abarca todo lo referente a la religión, como muchos aún creen. Bien distinto a esto es la religión. La religión es un hecho humano y por eso el hombre y la mujer son seres religiosos por naturaleza (homo religiosus).Pero no es una dimensión más como pueden ser la dimensión afectiva, racional, moral, etc; es un hecho humano específico con características tan particulares que logran embarcar todo el ser del del hombre y de la mujer, llegando a convertirse en el único camino de plenitud, de plena realización, de felicidad.
Pero el hombre como ser religioso tiene como núcleo central el reconocimiento de una realidad suprema, superior, que le da sentido a todo lo existente, visible e invisible, lo presente y lo utópico. La manifestación de este Ser Supremo se realiza a través de la experiencia del Misterio, manifestado como poderes sobrenaturales o a través de una figura personal (Peralta, Pablo, Apuntes orientadores para el curso de Fenomenología de la religión). El gran misterio de la fe cristiana es la figura de Jesús, que realizó la "divinización del hombre y la hominización de Dios” (Boff, Leonardo, Jesucristo el Liberador).
Del otro lado tenemos la institución Estado que también tiene un fundamento antropológico, ya afirmado por Aristóteles, que dice queel hombre es un animal político (homo politikón) y que su destino como hombre se realiza en el ejercio ético, en sus opciones-acciones. Pero no es una opción que pueda realizarse individualmente, sino que para ello es necesario una comunidad que ejerza este derecho a la política, pues la política está orientada al bien común. Por ello se necesita la cooperación de los otros para organizarse en una institución, el Estado, que juegue ese papel de velador de todos los derechos.
Así en el sistema democrático el Estado ejerce una autoridad y poder políticos, haciéndose responsable del pueblo que lo elije, ya que la soberanía es del pueblo que está representado en el. La organización en poderes colabora al control y equilibro de unos y de otros limitándose en su accionar, en pos de la justicia (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 384-416).
Desde la visión religiosa cristiana de la política tenemos un camino muy claro a partir de que la identidad de cada individuo y su independencia tienen su correlación en la dependencia de una comunidad en la cual se logra la realización, la plenitud y felicidad. Por eso esto es una realidad que trasciende al individuo entrando en el ámbito de lo religioso.
Esta base religiosa (trascendente) de la organización humana fundamenta la necesidad de una estructura institucional, que ya no será solamente a partir de los hombres, sino que se desprende de la voluntad de Dios que quiere que los hombres vivan bien, aprovechando de la mejor manera los recursos que le da como Creador, en la naturaleza. Y en la historia de la humanidad, las relaciones entre el individuo, el orden social y la religión, ha sido posible dentro del cristianismo basándose en las enseñanzas de Jesús, plasmadas en sus parábolas.
Allí se muestra la búsqueda incansable de un Dios que ama con amor eterno a cada criatura (Pannenberg, Wolfhart, Antropología en perspectiva teológica) y que interviene en la historia humana para hacerle ver al hombre sus desvíos.
La teología como vinculación de la religión y la política
La teología es una disciplina que busca la inteligencia de la fe. En este sentido "la teología es un lenguaje sobre Dios” (Gutierrez, Gustavo, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente), es el esfuerzo de pensar a Dios como Misterio, aquello que no podemos definir con ninguna categoría.
Por un lado esto pareciera contraproducente; ¿cómo explicar lo que no tiene explicación? Pero como este lenguaje nace de una experiencia constatable creemos que podemos decir algo sobre Dios, muy limitado y sin pretensiones de universalidad, pero se puede describir el actuar de Dios en la vida de los creyentes.
Al decir esto debe quedar claro lo siguiente: el primero paso en teología es la experiencia de encuentro con Dios (conversión), de escuchar su voz y el intento de hacer su voluntad, luego vendrá un segundo paso que implica pensar esa experiencia. La necesidad más grande del cristiano es estar con Dios, vivir el encuentro, inclusive quien se dedique a hacer teología. Por eso lo primero es la contemplación, luego vendrá la reflexión. Ante Dios primero callamos, sólo luego hablamos sobre él. Para los cristianos la revelación de ese Dios se dio en Jesús su Hijo, que caminó por este mundo y nos enseñó un camino de realización y salvación.
Dos aspectos fundamentales tienen la teología: la fe y la realidad social. La fe viene recibida de la enseñanza de los Apóstoles, aquellos que atestiguan haber conocido al Jesús histórico y que pusieron por escrito su mensaje y sus obras en los Evangelios. Custodiada hasta hoy por el Magisterio, la Palabra de Dios debe ser confrontada con la realidad actual para descubrir lo que Dios nos dice hoy, como palabra de Salvación. Debemos estar atentos a "los signos de los tiempos” en cada una de las realidades en las que nos toca vivir, para encontrarnos con Dios, escuchar su mensaje para luego llevar a cabo la construcción del Reino predicado por Jesús.
La función de la teología es entonces reflexionar críticamente sobre el testimonio de fe, transformando esta experiencia en un discurso racional, gramaticado dentro de ciertas reglas (Boff, Leonardo, La fe en la periferia del mundo). Por eso la política que es la que llevaría adelante el orden de la realidad social, debe ser examinada a la luz de la fe y la teología debe producir las preguntas y las respuestas necesarias para ayudar al creyente a comprender mejor su fe en el momento actual y ayudarle al discernimiento.
Una posible pregunta que se hace la teología sería ¿que es hoy y aquí lo más cercano posible al Reino predicado por Jesús? (Faus, González, Éste es el hombre) y esto nos exige un exiguo análisis de la realidad social, política y económica de la sociedad actual. Al constatar las grandes diferencias que existen a lo largo de todo el planeta, pero sobre todo en los países del Tercer Mundo, es obvio darnos cuenta que algo marcha muy mal.
La experiencia de explotación y opresión, de discriminación, persecución y muerte por una gran cantidad de seres humanos contiene un sentido teológico correlativo al mensaje de Jesús y nos lleva a poner a la política como mediación indispensable para la necesaria transformación de las estructuras sociales (Boff, Clodovis, Cómo veo yo la teología latinoamerican treinta años despues, en "El mar se abrió”).

Diego Pereira

Católico, docente de Religión y Filosofía. Vive en Montevideo, Uruguay. Miembro del Grupo Misionero Itinerante Colibrí, de Amerindia Uruguay, y colaborador con Obsur en publicaciones de Carta Digital. También participa en el Centro de Estudio y Difusión de la Doctrina Social Cristiana (CEDIDOSC)

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