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Un
joven de unos 20 a 22 años, de nombre José (viejo sólo para los
apócrifos, escritos 300 años después de los evangelios), que vivía en
Nazaret, en el norte de Palestina, tuvo que desplazarse al Sur, a Belén,
a fin de registrarse en un censo.
Llevaba a su esposa María, ya embarazada de nueve meses. Llegando al lugar, María entró en dolores de parto. José buscó en las posadas de los alrededores y explicó su urgencia. Pero todos decían: «no hay sitio». No tuvo otra alternativa que buscar un rincón que fuera mínimamente seguro.
Llevaba a su esposa María, ya embarazada de nueve meses. Llegando al lugar, María entró en dolores de parto. José buscó en las posadas de los alrededores y explicó su urgencia. Pero todos decían: «no hay sitio». No tuvo otra alternativa que buscar un rincón que fuera mínimamente seguro.
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