miércoles, 15 de febrero de 2017

SUGERIMOS UN MERECIDO RECUERDO AL HERMANO MAURICIO, SACERDOTE ASESINADO y DESAPARECIDO EN BUENOS AIRES.

ARGENTINA INSTITUYO EL DIA DEL BARRENDERO EL  14 DE JUNIO, en URUGUAY, ni EL ESTADO NI LA IGLESIA (SALESIANOS) LE HA RECORDADO DEBIDAMENTE.- aL MOMENTO DE SU DESAPARICION  INTEGRABA  LA FRATERNIDAD FOUCAULD.


Mauricio Silva era un sacerdote salesiano uruguayo. Entró muy joven a la congregación de los salesianos. Realizó sus estudios en Argentina y sus primeras experiencias fueron en la Patagonia. De joven fue capellán de colegios, incluyendo el Sacre Coeur de Carrasco, de la cárcel de mujeres y de la Juventud Estudiantil Católica.
Vino a la Argentina en 1970, a los 45 años, para entrar en la Fraternidad del Evangelio (Padre Carlos de Foucauld) en Fortín Olmos, Chaco. Más tarde vivió en un conventillo en los basurales de Rosario, donde organizó a los cirujas. Luego se radicó en Buenos Aires y trabajaba de barrendero municipal, ya que la orientación de la Fraternidad indica que sus miembros se desempeñen en la misma actividad donde realizan su apostolado. Allí realizaba una intensa actividad política y gremial. Aunque en un primer momento salió de Argentina durante la dictadura, regresó en 1977. Pío Laghi, el nuncio del Vaticano, les aseguró que el gobierno no iba a tocar más a los curas y monjas. Lo mismo le dijo el cardenal Aramburu, quien además le dio un documento que le permitía dar misa y confesar
.
El 14 de junio de 1977, el Padre Silva se encontraba barriendo la calle en Segurola al 1000 cuando gente de civil armada que se identificó como perteneciente a la policía y que iba dentro de un Ford Falcon blanco, preguntó a otros barrenderos dónde trabajaba aquél. Una testigo vio cómo lo metían en un coche con las misma características. En la tarde del día siguiente al secuestro, cuatro hombres que dijeron ser miembros de la Fuerzas Armadas y uno que dijo ser el Juez militar que intervenía en el caso Silva, interrogaron sobre él a los vecinos y a los Hermanos. Para el Hermano Cara, resultó muy claro que esos hombres ya habían hablado con la víctima, ya que sabían todo con exactitud acerca de la Fraternidad y habían llevado con ellos a un traductor del francés; estaban particularmente interesados en las ideas políticas de Mauricio Silva. Al día siguiente fue presentado un recurso de hábeas corpus el que no tuvo resultado positivo.
A los pocos días retiraron de la Municipalidad de Buenos Aires su ficha de trabajador y desapareció su permiso de residencia y su documento de identificación. Cuando se preguntaba por él los uniformados respondían: "Esa persona no existe".
Hacia fines de julio monseñor Pichi, del arzobispado de La Plata, informó que Silva estaba en Campo de Mayo y que había sido bárbaramente torturado. Semanas más tarde fue transferido a algún lugar de La Plata. Un mes más tarde, Pichi les dijo que no tenía noticias del sacerdote.
En setiembre de 1980, fue arrojado desde un auto a la calle. Casi exánime, fue trasladado a un hospital de Buenos Aires, donde murió como mártir de los pobres luego de haber sufrido espantosas torturas. Informaciones vaticanas dicen que el Papa Paulo VI pidió por él y que los militares lo mataron, porque no podían dejarlo vivo en el estado deplorable en que estaba y por eso decidieron "trasladarlo".
En su homenaje se instituyó el 14 de junio como el Día del Barrendero de la Ciudad, por ley l032 de la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2003.

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