Queridxs hermanos
Al recibir la reflexión
de ustedes sobre la marcha del 8 M, sentí la necesidad de compartirles la
emoción de esta semana tan intensa. Lo notable es que en las 2 orillas tuvimos
la sensación de haber vivido una verdadera "pueblada." En nuestro caso,
multiplicada por 3:
El lunes estuvimos en la
marcha de los docentes, dado que el actual gobierno se niega a celebrar las
paritarias nacionales fijadas por ley, acentuando así las desigualdades que
existen en un país tan grande como el nuestro. Fue una movilización masiva y
conmovedora.
El martes asistimos a
una movilización general en contra de las política económica implementada,
sustentada en la exclusión de grandes sectores de la población y en el
beneficio de los poderosos. La participación popular fue inmensa. Lástima que
parte de la conducción gremial no estuvo a la altura de las circunstancias;
pero la lucha sigue y nosotros en ella.
El miércoles
participamos también en la marcha por la visibilización y el reclamo de los
derechos de las mujeres; algo doblemente valioso por cuanto se trata de una
movida internacional. Y precisamente una de las respuestas que más nos
sorprendió fue la que se vivió en Montevideo. Vimos imágenes impactantes,
teniendo en cuenta que la población de esa ciudad no se acerca en número a la
de Buenos Aires. Prueba irrefutable, entonces, de que hay un clamor que exige
ser escuchado.
Evidentemente en Nuestra
América (y en el mundo) estamos atravesando una época que exige cada vez más la
participación popular. No será fácil, pero lo que se vive en las
movilizaciones, al calor de lo colectivo, nos da fuerzas para seguir.
Muchos de nosotros
tenemos claro que eso también es vivir el Evangelio.
"Quien quiera oír que
oiga".
Abrazos fraternos.
Alicia
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