Jorge Bergoglio estará nuevamente en un país limítrofe y no pisará en suelo argentino. Sus palabras y acciones serán leídas por los ojos de la política. Mauricio Macri no fue invitado por Michelle Bachelet a estar presente durante la visita.El comentario es Washington Uranga , un periodista, publicado por Página / 12 , 01/14/2018. La traducción es por Henry Lucas Denis . El Papa Francisco visitará Chile y Perú a partir de mañana, pero los ecos del viaje ya comenzaron a ser escuchados y ciertamente repercutir en Argentina. En primer lugar, porque Jorge Bergoglio estará una vez más en un país vecino y no pisará en tierras argentinas, país al que no regresó desde que se dirigió a Roma, en febrero de 2013, para participar del cónclave que finalmente lo eligió Papa. Pero también porque las palabras y acciones de Francisco, al otro lado de los Andes, serán leídas por los ojos de la política argentina. Se sabe que el Papa habla a la comunidad universal, pero eso es válido para casi todo el mundo ... Excepto para los argentinos, que siempre están convencidos de no ser sólo los únicos, sino los principales destinatarios de sus mensajes.
A esto se suman las polémicas generadas en torno al Papa en las últimas semanas con varias acusaciones periodísticas sobre el supuesto posicionamiento político de Bergoglio, que mereció un contundente comunicado de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal, intentando poner fin a esta situación.
Pero al mismo tiempo, los círculos del oficialismo argentino no esconden su incomodidad, porque el presidente Mauricio Macri no fue invitado por Michelle Bachelet para viajar a Chile con motivo de la visita del pontífice. Extraoficialmente, la cancillería chilena manifestó su explicación: ningún mandatario extranjero fue invitado. Y el argumento es válido, considerando que, en ese caso, el presidente boliviano Evo Morales debería haber sido incluido en la lista. Habría sido una visita inadecuada dada la situación de la disputa entre Chile y Bolivia sobre la reclamación de este último por una salida al mar. Y que, además de las obvias diferencias con Francisco, siempre anheló una foto de su mandatario, Mauricio Macri, con el Papa, tal vez el argentino más influyente en el escenario mundial.
Pero, independientemente de las aclaraciones hechas por los chilenos, en la Casa Rosada nadie deja de pensar que fue el propio Bergoglio quien pidió que el encuentro con Macri fuera evitado, al menos esta vez. El Papa, que se manifiesta con gestos, no deja de expresar su incomodidad con asuntos que no son de su aprecio, sobre lo que sucede en el actual momento de Argentina.
Las resistencias
Con respecto al capítulo chileno, se puede decir estrictamente que no es una escalada fácil para Francisco. No porque el Papa no tenga la misma popularidad que recibe en cada una de sus incursiones en el mundo. Pero porque es la Iglesia chilena que no ha cosechado aplausos en la sociedad, principalmente debido al débil desempeño de su jerarquía. Se fueron los tiempos en que el Cardenal Raúl Silva Henriquez (1907-1999) se convirtió en una figura de primer nivel nacional y símbolo de la lucha por los derechos humanos contra la dictadura de Augusto Pinochet. Ninguno de los cardenales actuales ( Ricardo Ezzati , Arzobispo de Santiago, Francisco Errázuriz, ex arzobispo de la capital, y Jorge Medina, ex capellán militar) aporta prestigio, por el contrario, son el blanco de constantes críticas en los medios.
Salvo excepciones, hoy la Iglesia chilena tiene una jerarquía con poca relevancia en la sociedad y ese hecho también influye en los objetivos de la visita del Papa. No obstante, algunos sectores de los laicado chileno responsabilizan al Vaticano por la política de nombramiento de los obispos. Incluso, fue así que Francisco mismo supo de la situación, a través de una carta enviada con la firma de muchos católicos. Pero, además, el episcopado chileno se desgastó muy frente a la opinión pública por la existencia de casos de pedofilia encubiertos o descubiertos por los propios obispos.
Hay quienes entienden que la visita papal puede dar nueva vida a una Iglesia chilena que se ha demostrado ajena y distante -aunque no sea opuesta- a las enseñanzas ya la perspectiva que Jorge Bergoglio viene dando al catolicismo universal a través de sus documentos. Tales contribuciones tuvieron poco eco entre los católicos chilenos, por más que tampoco se conocieron manifestaciones contra la alineación pastoral de Francisco.
Pero, además de la imagen del episcopado, parte de la sociedad chilena también reclama al gobierno el alto costo que la visita del Papa generará, según afirman. Añade a ello la enorme seguridad montada para la visita papal, reforzada en los últimos días después de algunos ataques a templos católicos, que tienen todas las características de actos de propaganda, pero que sin embargo llamaron la atención de los servicios de seguridad.
Las cuestiones políticas
En la agenda del debate político social, la jerarquía católica chilena también sufrió desgastes en asuntos como la reforma de la educación, la despenalización del aborto, los derechos civiles y, especialmente, la cuestión indígena, vinculada principalmente con la comunidad Mapuche.
Francisco pasará cuatro días en Chile, celebrará tres misas de masa (en Santiago, Temuco e Iquique) y tendrá varias reuniones con la presidenta Bachelet. Don Fernando Ramos, coordinador nacional de la visita, expresó el deseo de que "sean misas en que puedan participar la mayor cantidad de personas", y para ello "los locales escogidos contaron con ese criterio, para que sean amplios, accesibles y que atiendan a las diferentes necesidades logísticas y de acceso, para que puedan recibir el mayor número de peregrinos posible ". Se sabe que, además de chilenos, muchos católicos vendrán de países vecinos, especialmente de Argentina.
Antes de iniciar el viaje, el portavoz del Vaticano, Greg Burke, informó el jueves 18 de enero en Iquique, que Francisco se reunirá con dos personas que fueron víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. No confirmó, sin embargo, que el Papa también se reúne con víctimas de abuso, pero admitió que "eso no significa que sea imposible", dado que se trata de "un asunto claramente importante" en Chile, donde la cuestión del abuso sexual por parte del clero perjudicó la imagen y la credibilidad de la Iglesia Católica.
En Temuco, el miércoles, día 17, habrá una agenda especial. Allí, Francisco realizará una misa para una multitud, en las cercanías del aeropuerto Maquehue. El título de la misa es "por el progreso de los pueblos" y en esta oportunidad se espera un mensaje de Francisco que aborde temas de orden social y no se descarta que haya alguna alusión a la disputa entre el estado chileno y las comunidades indígenas, que tiene un nivel político trascendente. Pero además, la presunta referencia a las cuestiones sociales parece motivar la movilización de una gran peregrinación nutrida por fieles argentinos organizados en movimientos sociales, que afirman públicamente su adhesión a los principios de Francisco.
Para añadir otro ingrediente, una vez finalizada la misa, el Papa tendrá un almuerzo privado con representantes de comunidades aborígenes, especialmente los Mapuche. El propio director ejecutivo de la Comisión Nacional de la visita, Javier Peralta, admitió esta semana que Francisco "buscará acercar a los indios Mapuches y el estado chileno, sobre el conflicto por reivindicación de tierras". Se sabe que el Papa pidió "para reunirse con personas comunes y representantes de la comunidad de la Araucanía", como confirmó la agencia de noticias Fides. De acuerdo con lo que fue señalado por este órgano vaticano, Francisco "quiere conocer la realidad local directamente de fuentes", en el marco de una disputa de tierras aún no resuelta, entre el estado chileno y los Mapuche, que se extiende desde el siglo XVI . En cuanto a la Iglesia, hay posiciones conflictivas. Mientras algunos representantes de los pueblos indígenas la ve como posible mediadora, otros la acusan de ser aliada del estado en la disputa.
Bolivia en la agenda
El paso de Bergoglio por Chile también tiene un lado político difícil relacionado con la controversia chileno-boliviana sobre el acceso al Pacífico por la meseta del país.
El gobierno de Evo Morales expuso el proceso ante el Tribunal de La Haya y Chile acordó. Sin embargo, y especialmente en función de la proximidad amistosa ampliamente demostrada entre el presidente boliviano y el Papa Francisco, en Chile se instaló la idea de que Bergoglio es pro-boliviano en esta querella.
El gobierno de Evo Morales expuso el proceso ante el Tribunal de La Haya y Chile acordó. Sin embargo, y especialmente en función de la proximidad amistosa ampliamente demostrada entre el presidente boliviano y el Papa Francisco, en Chile se instaló la idea de que Bergoglio es pro-boliviano en esta querella.
El propio Evo Morales se encargó de barrer su suciedad hacia debajo de la alfombra y de proyectar la imagen de que Francisco está más inclinado a la posición boliviana.
Por esa razón, surgieron en Chile críticas públicas al Papa, agigantadas en razón de la nacionalidad argentina del Papa que, según algunas personas, también lo colocan en el camino opuesto de los intereses chilenos.
Al margen de las especulaciones, se sabe que la diplomacia vaticana de Francisco actúa en todas las situaciones de conflictos internacionales en que cree que puede contribuir a la aproximación de las partes. A veces con éxito -como en el caso de Cuba y EEUU- y en otros casos no, como viene sucediendo con los esfuerzos para el acercamiento entre Israel y Palestina.
También en la reclamación boliviana por un acceso al Pacífico a través de Chile, el Vaticano viene trabajando en silencio, como lo hace en todos los casos. Nada será divulgado al respecto, pero no es de dudar que el tema esté en la agenda de sus conversaciones reservadas, dando continuidad a otros diálogos sobre el mismo tema que se han celebrado en los últimos tiempos.
De Chile el Papa seguirá al Perú, país que también lo recibirá en medio de una realidad política alterada por la crisis de gobernabilidad del Presidente Pedro Pablo Kuczynski, agravada por la decisión de indultar al ex presidente Alberto Fujimori
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