viernes, 30 de marzo de 2018

BIENAVENTURANZZAS, SABADO y DOMINGO RESURRECCION


Bienaventuranzas del Sábado Santo

Felices quienes no aspiran a ver, ni a creer, sino que acompañan, humildemente, con mucho amor.

Felices quienes llevan ungüentos, aromas, vendas y esperanzas a quienes esperan en sus tumbas diarias una nueva vida.


Felices quienes se asombran ante la luz, de un momento feliz, frente a un cielo azul.

Felices quienes no reconocen al Crucificado, pues se les mostrará diferente, alegre y Resucitado.

Felices quienes se sienten llamados a subir a Galilea, al mundo de los que son silenciados en vida.

Felices quienes avivan su esperanza tocando las llagas del Resucitado, aunque antes hayan experimentado el silencio, la incredulidad, la noche oscura de la confianza y la fe.

Felices quienes ahuyentan las tinieblas, quienes se apresuran para que surja la aurora, quienes salen de noche y llegan a la madurez del día.

Felices quienes contemplan el mar, las montañas, el cielo y se encaminan, a la vez, a la construcción feliz, humilde, gozosa del Reino.

Bienaventuranzas del Domingo de Resurrección

Felices quienes preguntan dónde, cuándo, en dónde: ellos y ellas encontrarán al final la respuesta que anhelan.

Felices quienes buscando dónde está Dios, encuentran a una mujer maltratada, un enfermo, un marginado…

Felices quienes se lanzan a pregonar que han visto una luz, una esperanza, alguien que ha resucitado a una vida nueva.

Felices quienes corren a los sepulcros del mundo, quienes encuentran las vendas caídas, quienes dudan pero siguen confiando.

Felices quienes entienden las reivindicaciones de las mujeres, quienes saben que tienen que cambiar los esquemas mentales patriarcales y machistas.

Felices quienes creen a María, a Pedro, a Juan: cada uno de ellos/as despiertan y nos abren a una existencia renovada.

Felices quienes sienten el domingo de Resurrección como un día feliz, único, especial, inicial, para compartir con la comunidad, para acercarse a los demás.

Felices quienes se asombran, quienes descubren que con la resurrección de Jesús ha llegado el día, su día único y definitivo.
Bienaventuranzas de la Resurrección

Felices quienes mueren cada día al pecado del egoísmo y renacen a una vida nueva. Quienes están persuadidos que el odio, la guerra, la maldad y la sinrazón jamás podrán vencer a las fuerzas de la vida.

Felices quienes saben descubrir entre las realidades de muerte del mundo de hoy, signos de vida y esperanza.

Felices quienes alcanzan la convicción, desde su compromiso vital, de que tras las derrotas cotidianas, está latiendo la victoria de la vida.

Felices quienes riegan gotas de vida, quienes siembran semillas de vida, quienes alientan deseos de una vida en plenitud.

Felices quienes han logrado percibir, detrás de la muerte de millones de inocentes el dolor, la rebeldía, la audacia, la llamada a una entrega absoluta por la vida.

Felices quienes han transformado su existencia por los testimonios de los que han derramado su sangre por la vida de otros seres humanos.

Felices quienes creen en el Dios de la vida. Y quienes creen en una nueva humanidad que pueda ser feliz y disfrutar de la vida. Unos y otros, juntos, lograrán que triunfe la pasión por la vida, otra tierra más llena de vida.   

Felices quienes descubren paso a paso en su vida que la última palabra no la tiene la muerte sino la resurrección.


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