domingo, 20 de mayo de 2018

Recibido de Alicia DeSa Trorres, "... les enseñamos a los pobres a conformarse con su pobreza, en lugar de convocarlos para luchar contra esa pobreza" José Comblin


Las bienaventuranzas políticas de Jesús de Nazaret       José Comblin 

Jesús dice: ¡“Bienaventurados los pobres, porque el reino de Dios les pertenece! ¡Bienaventurados vosotros que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados! ¡Bienaventurados ustedes que ahora lloran, porque han de reir!... (Lc. 6,20-21).

Explicaron esas bienaventuranzas como siendo palabras de consuelo: “Consolaos vosotros los pobres, porque el reino de Dios les pertenece - ¡en el cielo! Bienaventurados los que tienen hambre, porque serán saciados - ¡en el cielo!...”.

Sería como una recompensa o un consuelo por la paciencia que tuvieron en la tierra. Eso fue repetido durante siglos, hasta el momento en que los trabajadores y los pobres del mundo se rebelaron y perdieron la confianza en los predicadores.
Sin embargo, Jesús quiso decir: “¡Levántense los pobres! ¡En marcha! ¡Vosotros vais a realizar el reino de Dios! ¡Levántense los que tienen hambre! ¡En marcha! ¡Vayan a conquistar la comida! ¡Levántense los que lloran! ¡En marcha! ¡Viene el momento en que vosotros vais a reír!”.
Con eso Jesús quería darles ánimo a los pobres, movilizar sus fuerzas, darles coraje frente a la falta de esperanza. ¡No quiso aconsejar a los pobres el quedar esperando que del cielo les viniese un cambio sin que ellos tuviesen nada que hacer, como si la pobreza fuera en sí misma una virtud que Dios fuera a recompensar!
Esa fue la interpretación de las elites sociales, de los privilegiados y muchas veces una expresiva parcela del clero simplemente repitió la interpretación de los poderosos, haciéndose portavoz de los privilegiados, consiguiendo la pasividad de los pobres por razones religiosas.
Ese fue el gran escándalo de la historia. El mensaje que debía levantar el ánimo de los pobres fue desviado y sirvió para mantenerlos en la pasividad. Les enseñaron a conformarse con su pobreza, en lugar de convocarlos para luchar contra esa pobreza. ¡Fue la gran traición de los clérigos!
Desgraciadamente esa traición todavía continúa en muchos lugares que todavía cultivan la antigua cristiandad.
*Párrafos del ensayo “¿QUÉ ES LA VERDAD?”, de José Comblin, Página 16, editado por el MOVIMIENTO TAMBIÉN SOMOS IGLESIA – CHILE, en mayo 2007)

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