lunes, 25 de mayo de 2020

DETODASPARTESVIENEN.- J:MaríaCASTILLO.- España. " les pido a los obispos actuales que, por lo menos, usen una vestimenta que no llame la atención, ni extrañe a la gente que entra en nuestros templos.

Cardenal Burke y la vestimenta clerical
Cardenal Burke y la vestimenta clerical

"Algunos obispos alemanes han pedido formalmente, a las más altas autoridades de la Iglesia, que se suprima el uso litúrgico de la 'mitra'"

"Se trata de un asunto más importante de lo que puede parecer a primera vista"

"La mitra es un ornamento señorial, que los obispos comenzaron a utilizar - de forma más generalizada (según parece) – a partir del año 1048, en el comienzo del pontificado del papa León IX"

"Es indudable que los más altos dirigentes de la Iglesia, al ponerse esa vestimenta, dieron un paso más en su creciente alejamiento del mandato que el Señor Jesús les impuso a los primeros apóstoles, cuando los mandó como pobres, sin dinero ni vestimenta alguna que los distinguiera de los pobres (Mt 10, 7-8 par)"

Como es sabido, algunos obispos alemanes han pedido formalmente, a las más altas autoridades de la Iglesia, que se suprima el uso litúrgico de la “mitra”, que cubre la cabeza de obispos, cardenales, abades (mitrados) y no sé si otros altos cargos eclesiásticos.
No he leído el documento original de los obispos alemanes. Sean cuales sean los motivos por los que parte del episcopado alemán ha pedido la supresión de la mitra episcopal, lo que quiero decir – y dejar lo más claro posible – es que, no sólo estoy enteramente de acuerdo con la petición del episcopado alemán, sino que además pienso que se trata de un asunto más importante de lo que puede parecer a primera vista.

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Pero, según creo, lo más elocuente, en este asunto, es la significación de semejante indumentaria litúrgica. ¿Por qué? Muy sencillo: porque, a fin de cuentas, la mitra es un ornamento señorial, que los obispos comenzaron a utilizar - de forma más generalizada (según parece) – a partir del año 1048, en el comienzo del pontificado del papa León IX, "fuertemente condicionado por el cardenal Humberto de Silva Cándida" (cf. W. Ullmann, "Card. Humbert  and the Ecclesia Romana", en Studi Gregoriani, vol. IV, pg. 111-127). 

Por supuesto, un historiador bien documentado le pondrá a este dato los matices pertinentes, para conocer mejor su origen y lo que los obispos cristianos pretendieron al endosarse ese ornamento. Eran otros tiempos y la cultura de aquel tiempo seguramente lo requería. En todo caso y sea lo que sea de esta cuestión, es indudable que los más altos dirigentes de la Iglesia, al ponerse esa vestimenta, dieron un paso más en su creciente alejamiento del mandato que el Señor Jesús les impuso a los primeros apóstoles, cuando los mandó como pobres, sin dinero ni vestimenta alguna que los distinguiera de los pobres (Mt 10, 7-8 par). Como sabemos que Jesús censuró duramente a quienes imitaban a los letrados, precisamente por las vestimentas que usaban (Mc 12, 38-40 par).
Por lo demás, sabemos que los obispos, a lo largo de la Edad Media, no tuvieron escrúpulos al asumir títulos, vestimentas y privilegios que llevaron a la Iglesia a asumir un “aspecto señorial”, que, en no pocos casos, alcanzó manifestaciones inimaginables. En esta dirección, recomiendo la lectura de un estudio básico y breve (pero muy elocuente) de Yvez CongarPor una Iglesia servidora y pobre (Salamanca, Edit. San Esteban, 2014).
El Báculo de monseñor Casaldáliga
La Iglesia es “apostólica” porque en ella es constitutivo actualizar, mediante el episcopado, que ella es sucesora de los apóstoles. Y quede claro que los obispos suceden a los apóstoles de Jesús, no sólo en la doctrina, sino también en la forma de vida. Pero, ¿cabe en cabeza humana que hombres elevados a tal altura, con sus palacios, sus títulos, sus vestimentas, sus no pocos privilegios… suceden a aquellos primeros “seguidores” de Jesús, de los que nos habla el Evangelio? No olvidemos nunca que la “forma de vivir” es también una “forma de enseñar”.
Yo quiero a la Iglesia y respeto a los obispos. Pero precisamente por eso, porque es algo que me interesa mucho y la quiero con toda mi alma, exactamente por eso digo y pido que nuestros obispos tengan tal presencia en nuestra sociedad, que por eso precisamente no colaboren a la ausencia de no pocos ciudadanos que abandonan la Iglesia.
Termino pensando en tantos obispos santos, auténticos santos y hombres ejemplares hasta la muerte, que han honrado a la Iglesia y han sido fieles al Evangelio de forma ejemplar. Pero, precisamente porque recuerdo a tales hombres, por eso les pido a los obispos actuales que, por lo menos, usen una vestimenta que no llame la atención, ni extrañe a la gente que entra en nuestros templos.

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