R E N D I J A S
Son bastantes las personas que ya no aciertan a creer en Dios. No es que lo
rechacen. Es que no saben qué camino seguir para encontrarse con él. Y, sin
embargo, Dios no está lejos. Oculto en el interior mismo de la vida, Dios sigue
nuestros pasos, muchas veces errados o desesperanzados, con amor respetuoso y
discreto. ¿Cómo percibir su presencia?
Marcos nos recuerda el grito del profeta en medio del desierto: «Preparadle
el camino al Señor, allanad sus senderos». ¿Dónde y cómo abrir caminos a Dios
en nuestras vidas? No hemos de pensar en vías espléndidas y despejadas por
donde llegue un Dios espectacular. El teólogo catalán J. M. Rovira nos ha
recordado que Dios se acerca a nosotros buscando la rendija que el hombre
mantiene abierta a lo verdadero, a lo bueno, a lo bello, a lo humano. Son esos
resquicios de la vida a los que hemos de atender para abrir caminos a Dios.
Para algunos, la vida se ha convertido en un laberinto. Ocupados en mil
cosas, se mueven y agitan sin cesar, pero no saben de dónde vienen ni a dónde
van. Se abre en ellos una rendija hacia Dios cuando se detienen para
encontrarse con lo mejor de sí mismos.
Hay quienes viven una vida «descafeinada», plana e intrascendente en la que
lo único importante es estar entretenido. Solo podrán vislumbrar a Dios si
empiezan a atender el misterio que late en el fondo de la vida.
Otros viven sumergidos en «la espuma de las apariencias». Solo se preocupan
de su imagen, de lo aparente y externo. Se encontrarán más cerca de Dios si
buscan sencillamente la verdad.
Quienes viven fragmentados en mil trozos por el ruido, la retórica, las
ambiciones o la prisa darán pasos hacia Dios si se esfuerzan por encontrar un
hilo conductor que humanice sus vidas.
Muchos se irán encontrando con Dios si saben pasar de una actitud defensiva
ante él a una postura de acogida; del tono arrogante a la oración humilde; del
miedo al amor; de la autocondena a la acogida de su perdón. Y todos haremos más
sitio a Dios en nuestra vida si lo buscamos con corazón sencillo.
José Antonio Pagola
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