domingo, 16 de mayo de 2021

Este comentario tiene años, lo volvemos a publicar a raíz de reflexiones que se dieron durante el desarrollo de la reunión del 15 mayo.

 Podemos tener algún matiz en lo expresado en este comentario. pero en sus líneas generales es compartible,    escuchamos y estamos atentos a otras visiones,  todo es  opinable,  conversable  y modificable.  

  Artículo publicado en   SOMOS IGLESIA de ANDALUCÍA,  la Ceb   pertenece  a Málaga.  El autor de la nota ya es conocido nuestro,  el hermano Manolo GONZALEZ.

   “ Entiendo las CCPP o Comunidades eclesiales de Base,  como pequeños grupos de cristianos reunidos periódicamente con un referente único:  JESUS de NAZARET.    o mejor: Jesús novedad radical de ayer y hoy.    Y a la luz de su mensaje  ( vida en la historia y palabras)  juzgamos y decidimos ante problemas,  acontecimientos y vida nuestra.   Acudimos  mujeres, hombres, viudas, matrimonios,  separados,  matrimonios reciclados, curas casados, curas célibes.   Todos nos sentimos laicos, en igualdad  plena.  Nadie es más importante.  

    Todos somos docentes y discentes.

  No nos consideramos mejores ni peores que otros.

    No queremos ser alternativa alguna dentro de la Iglesia..    Sencillamente  somos  cristianos que optamos por una forma de vivir nuestra fe que nos parece más en consonancia con el Evangelio  y  las primeras comunidades.   NO  juzgamos a nadie.   Tampoco a la “jerarquía”.

    No queremos juzgarles, pero tampoco someternos  a  ella..     Creemos que  ellos están  en  una  “onda”  de poder  y  nosotros preferimos  el  servicio,  no  el  poder,  como  distintivo esencial de Jesús  y  sus discípulos, .   No obstante  sabemos  y aplaudimos a muchísimos obispos  y  curas.    Algunos..  están  con nosotros  y   nos  animan por sus hechos  y palabras,  no  por  su  rango eclesiástico.

Nos singulariza  el modo de entender y celebrar la Cena del Señor.  Sabemos que las comidas  ocuparon un lugar importantísimo en la vida de Jesús.  Hasta lo acusaron de bebedor  y  comilón.   Con talante abierto  y  acogedor  comía  con todos,  incluso con  pecadores,  parias,  y proscriptos.  Y fue su última voluntad le recordáramos  su persona  y  su  palabra  precisamente  en una comida.  Por eso en las comidas, en clima fraternal,  los suyos  se reunían  y “recordaban “  al maestro.   No inventaron  nada.  La fusión  entre comida.  celebración  y   recuerdo del Señor fue costumbre  y  mandamiento del Maestro.

  Hoy tratamos de regresar a esta forma primitiva y original de entender la Eucaristía.   Más ágape  fraterno, que acto ritual de culto.   No aceptamos un ministro ordenado,  como  mediador entre  Dios  y  los  hombres  (  JESÚS  es  el único mediador ).    Ni ritos  y palabras mágicas que  HOY  nos dicen muy poco  y  que tratan de cambiar  la  esencia de las cosas.

  Este cambio  radical de entender la Eucaristía nos impide utilizarla como ingrediente de  “todas  las  salsas”:  bautismos,  matrimonios, defunciones, concentraciones,  fiestas.  Tampoco como algo que ofrecemos a Dios para que nos lo contabilice  en  nuestro  provecho..  La Eucaristía   o  fracción del pan la hacemos  en  torno  a una mesa  compartida  por un grupo  fraternal  de  creyentes, que se sienten convocados  por  el Señor,  que participan  de lo aportado  por  cada uno y que con lecturas, cantos, signos, plegarias  y  libres  aportaciones de cada uno recordamos la Última Cena, tratando  de que produzcan entre nosotros esa carga  vivencial que producía en las primeras comunidades.

Comer el pan es asimilarse a la persona de Jesús y a su actividad histórica como norma de vida.  Comer el pan es alimento  para hacer el camino.  Y “Beber de la Copa”   es identificarse con “su sangre derramada por todos”.   Es,   por  tanto “participamos por los demás”.   Entrega y servicio a los demás.  Tenemos que unir  el comer el pan con el “lávense los pies unos a otros”  y otras  frases  evangélicas  que invitan  al  amor-servicio  como mandamiento nuevo y testamento de Jesús.  La Eucaristía la celebramos en un grupo de iguales,  en el que nadie  habla en posesión de la verdad,  ni manda,  ni  impone,  ni censura,  ni  condena,  ni obliga.  Tras las lecturas  expresamos públicamente  el mensaje  que  nos  envían,  lo que pensamos,  lo que sentimos, nuestros deseos, inquietudes, preocupaciones,  utopías.

  Alguien de la comunidad,  mujer, hombre,  es  elegido  para coordinar  o animar  la celebración.  Marcará  su  ritmo  y es símbolo de unión con otras comunidades..   No lo hace todo,  los diversos  carismas recuperan  su valor.  El celebrante  es  toda  la  comunidad.  Toda  Eucaristía es una concelebración  de todos los miembros  de la comunidad.

  Los terceros  domingos  de mes  nos  encontramos en Antequera  en una reunión más masiva  representantes de las comunidades  de Málaga.   Anualmente  tenemos  dos  encuentros  de comunidades,  uno a nivel andaluz  y otro a nivel nacional.   

  Saludo fraterno a todos hermanos."

                Manolo GONZÁLEZ.

 

SOMOS IGLESIA de ANDALUCÍA,        octubre 2014

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