El mensaje de Francisco.
Esperanza y confianza (también en la ciencia). Es hora de empezar de nuevo dice el Papa Francisco
La pandemia está generando un cambio de estación, estamos pasando por el momento más difícil de nuestras vidas, pero al mismo tiempo intentamos ir "más allá de la tormenta" porque es hora de volvera esperar, es el momento en que, si queremos, podemos encontrar la paz después de la oscuridad de la enfermedad. La tormenta expuso nuestras vulnerabilidadesy desde aquí podemos regenerar tomando el ejemplo de grandes hombres de esperanza, como Abraham, que en un momento de desconfianza, en lugar de pedir al hijo prometido que no llegó, fue a Dios para ayudarlo a seguir teniendo esperanza. No hay nada más hermoso: la oración a la esperanza, porque la esperanza nunca decepciona, nunca. Si tienes esperanza, nunca te decepcionarás.
También me gusta citar aquí a Juan Pablo I, quien, en el curso de una audiencia general (20 de septiembre de 1978) dijo que la esperanza "es una virtud obligatoria para todo cristiano", nacida de la confianza en tres verdades: "Dios es omnipotente, Dios me ama inmensamente, Dios es fiel a las promesas. Y es Él. El Dios de la misericordia, que despierta la confianza en mí; así que no me siento sola, ni inútil, ni abandonada".
Debemos encontrar esperanza y confiar en la ciencia también hoy: gracias a la vacuna, estamos volviendo gradualmente a ver la luz nuevamente, estamos saliendo de esta horrible pesadilla. Yo también puedo decir que en el Vaticano reabrimos las audiencias generales con la presencia de los fieles y este es un verdadero don, poder encontrarnos "cara a cara" juntos como hermanos y hermanas. Porque si por un lado es cierto que la tecnología nos ayudó mucho durante el confinamiento,por otro es importante reiterar lo fundamental que es el encuentro no virtual. Y debemos agradecer a todos aquellos que han trabajado muy duro para hacernos superar el momento más difícil: me refiero a los científicos que han estudiado durante muchos meses la combinación correcta para tener vacunas efectivas, pero sobre todo a los que han estado a nuestro lado en la fase más crítica, médicos, enfermeras, voluntarios y muchas otras figuras que están a la sombra y no acaban en la televisión ni en las portadas de los periódicos. El verdadero desafío ahora es esforzarse por garantizar que todas las personas en el mundo tengan el mismo acceso a la vacuna,que no haya "caprichos" en la elección de la dosis más famosa y, sobre todo, que sea gratuita para quienes la necesitan y no algo gracias a lo cual obtener una ganancia fácil. La vacuna puede salvar muchas vidas humanas, no olvidemos eso y no olvidemos lo que la historia nos ha enseñado con otras enfermedades feas del pasado.
Es hora de arremangarse y comenzar de nuevo, de la mano, mirando a nuestro vecino a la cara y diciendo: "Sigamos juntos, así es como lo vamos a conseguir". El barco no se hundirá si todos se comprometen a remar y mantenerlo a flote. Pidamos al Señor la gracia de la esperanza y alabémosle siempre, incluso en este momento de pandemia,porque sabemos que Él es el amigo fiel que nunca nos abandona y que nos ama sin medidas.
Todo muy lindo pero tengamos en cuenta que hay familiares, como en mi caso, que no se vacunan. Por razones varias incluso religiosas. Vivo en riesgo la panadería.
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