“Aliento contenido” era el titular de L'Osservatore Romano días atrás. Y es con gran expectación que el Papa Francisco sigue, día tras día, la evolución de la situación en Ucrania . “Es triste cuando las personas que dicen estar orgullosas de ser cristianas ven a los demás como enemigos y piensan en hacer la guerra”, exclamó en el Ángelus del domingo .
El comentario es de Marco Politi , vaticanista italiano, en un artículo publicado por Il Fatto Quotidiano , 21-02-2022. La traducción es de Moisés Sbardelotto .
Desde diciembre, el pontífice ha estado pidiendo sistemáticamente una solución al conflicto entre Estados Unidos y Rusia a través de “un diálogo internacional serio, y no con armas”. El 26 de enero quiso celebrar una jornada de oración por la paz en Ucrania , recordando las víctimas (cinco millones de muertos) y los sufrimientos sufridos por el país durante la Segunda Guerra Mundial .
La semana pasada, la Comunidad de Sant'Egidio organizó una manifestación en Roma . Una primera señal para testimoniar que el mundo católico no pretende dejarse arrastrar a un conflicto que los analistas con los nervios más fuertes -y no obstaculizados por la propaganda partidista- dan por solucionado.
Se unieron cincuenta asociaciones, incluidos los Focolares , Centro Astalli , Emergency , Giovannni XXIII , Tavola della Pace , Cáritas , Acli , Acción Católica , Scouts , Misericordie , Auxilium , Focsiv , pero también grupos evangélicos, judíos, musulmanes, ortodoxos, budistas. Estuvieron presentes representantes de varios partidos italianos y el ministro Andrea Orlando .
“Esto es – declaró Marco Impagliazzo , presidente de Santo Egídio – un rechazo radical al uso, en cualquier forma, del instrumento militar para resolver disputas. Sin ingenuidad, sabemos que fuerzas inmensas, intereses poderosos y agendas ocultas luchan sin piedad”.
Lo que preocupa al Vaticano es la multiplicación en los medios de comunicación y en los ambientes político-institucionales de un clima de confrontación en el que el otro es retratado incesantemente como el gran Enemigo. Volvemos a consignas e imágenes –el oso ruso , el tigre chino– que transmiten inquietud y hostilidad, y archivan en su concreción el pensamiento de los intereses geopolíticos generales. Se atribuye al oponente el desvergonzado deseo de “zonas seguras”, como si la misma regla no escrita no estuviera vigente en su propio campo.
Se rumoreaba, durante la Guerra Fría , que se tiene una vista mayor desde la cúpula de São Pedro . El Vaticano es un gran punto de vista. Y es un archivo de memoria. Hace exactamente 60 años, Estados Unidos colocó el bloqueo a Cuba porque no toleró que los soviéticos colocaran misiles nucleares a pocos kilómetros de las costas estadounidenses.
No hubo discusiones abstractas sobre el hecho de que Cuba podía aliarse con quien quisiera. Según Washington , la seguridad nacional de Estados Unidos estaba en peligro , según la doctrina de los presidentes Monroe y Theodore Roosevelt del “patio trasero” caribeño y centroamericano en el que no se toleran las presencias militares extranjeras (teoría muy similar a la de Putin ). s intolerancia en relación con una Ucrania inserta en un bloque militar antirruso ).
En el Vaticano recuerdan muy bien cómo se resolvió el enfrentamiento musculoso entre Washington y Moscú , que corría peligro de desembocar en la Tercera Guerra Mundial . Sobre todo porque la solución se produjo gracias a un recurso a la mediación de Juan XXIII . Se pasó de las amenazas y la propaganda a la negociación concreta, teniendo en cuenta los intereses de ambas partes: nada de misiles nucleares soviéticos en Cuba y retirada de los misiles IRBM estadounidenses de Turquía , Italia y Gran Bretaña .
En el Vaticano no se ha perdido la memoria de lo que saben todos los diplomáticos occidentales y orientales. De hecho, entre Bush padre y Gorbachov , hubo un compromiso verbal de no mover el pacto militar de la OTAN hacia el este tras la caída del Muro de Berlín y la disolución del Pacto de Varsovia .
¿No vale nada? Puede ser, pero queda por explicar por qué un bloque militar como la OTAN -surgido para combatir el peligro que representaba la URSS y sus satélites- sintió la necesidad de extenderse al espacio de Europa del Este en 1999 y luego en 2004 con un segundo avance . , en un momento en que Rusia era débil y no representaba una amenaza.
Los archivos son impersonales. Registran todo, desde todos los lados. Registran la anexión rusa de Crimea en 2014, en violación del Tratado de Helsinki sobre la seguridad europea y la inviolabilidad de las fronteras. Registran el ataque de la OTAN a Serbia y el bombardeo de Belgrado en 1999 para apoyar la secesión de Kosovo , acción no avalada por Naciones Unidas y violatoria del Tratado de Helsinki .
El Vaticano es consciente de que debe moverse con extrema cautela. Es importante que el Papa Francisco conserve la capacidad de hablar superpartes. Sin embargo, el estilo vaticano, acostumbrado a sopesar la complejidad de las situaciones, no sintoniza en absoluto con los tonos sobreexcitados de Dr. Fantástico que se desbordan en los medios de comunicación, con una vuelta a los énfasis exaltados de cruzada. No hay simpatía por la autocracia de Moscú , no hay simpatía por lo que el periódico Avvenire define como arrogancia y agresión rusas.
Pero al mismo tiempo, el periódico de los obispos italianos refleja el humor del Vaticano cuando denuncia la inútil y contraproducente “actitud marcadamente antirrusa de Washington y la cumbre de la OTAN ”, junto con la tendencia “obsesivamente rusofóbica” (aunque históricamente motivada) de los países de Europa .
Así que, de paso, Occidente (sobreviviente de 20 años de expediciones desastrosas a Afganistán e Irak para exportar, se decía, democracia o su propia esfera de influencia) no hace más que empujar a Putin aún más a los brazos de Pekín .
El hecho es que cualquier discurso sobre la inclusión de Ucrania en la OTAN se considera improvisado. Siendo un Estado neutral, se hace notar discretamente, no es inoportuno. No es casualidad que el cardenal Bassetti y la presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana , sensibles a las preocupaciones del Papa Francisco , hayan lanzado una advertencia muy precisa.
“Es responsabilidad de todos, comenzando por los cuarteles políticos nacionales e internacionales, no solo evitar el uso de armas, sino también evitar todo discurso de odio, toda referencia a la violencia, toda forma de nacionalismo que lleve al conflicto”.
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