Evangelio de la comunidad de Juan 6,51-58.-
MUCHAS MISAS y POCAS EUCARISTÍAS.-
A muchos clérigos les quita el sueño la alarmante disminución de los "oyentes" dominicales de la misa. En España han abandonado la práctica se calcula unos tres millones. Ahora bien creo nos debe preocupar tanto o más cómo la celebramos, la/os que de alguna forma aún seguimos asistiendo, celebramos o vamos a "oir". Estudios realizados en algunas diócesis nos muestran datos, ahora si preocupantes, El 15% de los asistentes, no entienden nada; otro 30 % confiesa que a veces no comprenden nada; otro 26 % opinan que las ceremonias son cada vez más aburridas. Al margen de ello, hay que pensar que los niveles de eficacia son muy diversos; en un amplio sector, muy escasos. Las tergiversaciones de la Eucaristía son numerosas. "Se dicen misas" de relieve y significación social; "misas a veces con intencionalidades políticas; misas con intencionalidad mercantil; misas "para ganar a Dios"; para difuntos; "para pedir"...Por otra parte están los que van para cumplir con el precepto. Los obispos del País Vasco, siempre certeros en sus pastorales colectivas, afirman con crudeza: "No se ha de presuponer fácilmente la fe en los cristianos que practican"
Nos falta una catequesis seria sobre Eucaristía: La necesitamos urgentemente. Para unos se ha reducido en un rito religioso más; para otros en algo mágico milagrero por si solo; lo cual es una traición al legado de Jesús.- Es preciso rescatar de la rutina, la vulgaridad, el formulismo y el convencionalismo de la Eucaristía. Es absurdo que la celebración central de los cristianos sea para muchos un aburrimiento. Uno no es cristiano por tener tal nivel de virtud o espiritualidad, sino por estar ensamblado en la familia de Dios. El cristiano es el que tiende la mano, el que hace cadena con los demás hermanos. La iglesia es “mesa familiar”, presidida por el Padre, en la que todos comen de la misma sopera porque Dios es ante todo Padre-Madre. Las comunidades cristianas de los primeros siglos recitaban una bella oración que expresaba el significado de la Eucaristía y lo que juntamente con Jesús ofrecemos primordialmente al Señor: “Te damos gracias, Señor, porque de la misma forma que los granos de trigo y uva, que estaban dispersos por el campo, se han dejado triturar para convertirse en este pan y este vino, así también has congregado a tus hijos desde distintos lugares para que seamos la comunidad SanFelipeySantiago que se ofrece a Ti junto con Cristo.
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