Al Espíritu Santo, Creador y Señor de la Iglesia, que la guía a través de los tiempos y mansamente la impulsa siempre hacia adelante, dirigimos nuestra súplica:
R. ¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, Espíritu Santo, alma de la Iglesia: reúne en la unidad y haz fructificar el esfuerzo, la esperanza, el deseo de cada uno de los que se dedican a la Asamblea del Sínodo de los Obispos, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, suave Soplo de Dios, que en Jesús reavivas la llama apagada, devuelves el vigor a la caña resquebrajada, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, Espíritu Creador, que revives los huesos marchitos, reúnes a los dispersos, pones en diálogo lenguas que no se reconocen, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, Fuego ardiente de Dios, que purifica todo pensamiento vano, quema y transforma toda tristeza en la alegría de un nuevo nacimiento, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, Belleza de los pequeños y de los pobres, edifica la bella esposa del Cordero, a través de las lágrimas de aquellos que aman la paz y tienen hambre de justicia, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, perdón de Dios, y conviértenos a tu aliento reconciliador para una nueva fraternidad, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, Sabiduría inaccesible, y llena con tus dones a los sinodales, te invocamos:
•¡Ven, Tú que siempre haces nuevas todas las cosas!
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Ven, infalible Esperanza de la Iglesia, y suscita sueños y deseos según el corazón de Dios, lo que al ojo humano parece imposible, te invocamos:
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