Dios no es un Dios de ortodoxias rígidas
RETIRO en la Casa de encuentro de las Hermanas Azules de Florencio Varela, Orlando a colegas de Quilmes. Material compartido por el Padre Luis “Chicho” Consoni. Transcripción Leonor Carabelli
SEXTO DÍA. Tercera y última parte.Orlando: Calfucurá, significa: “piedra del cielo”.
Intervención: ¿Y en guaraní?
Orlando: Tupa Membuy que es Hijo de Dios. Un Tupa Membuy trajo la yerba mate, otros lo mataron, quedó la nariz afuera y de ahí salió el maíz. Ahí toman los guaraníes el mito de Viracocha. Viracocha es un mito muy fuerte que marca toda la zona andina. Junto con la civilización maya, la aymara es la más avanzada, religiosamente va a volver Viracocha, significa espuma de mar, porque va a volver sobre la playa. Tiene muchas cosas comunes con nuestra teología: tiene la eucaristía que es el maíz. El hecho de la vuelta de la muerte, porque los hombres lo matan por celos, pero él deja el maíz que es de toda América. Sobre todo, hay tres corrientes que lo llevan, parece que el nacimiento es guaraní. Lo llevan a los Andes y parece que los que lo llevan son misiones religiosas. Una a la zona andina, otra al norte, a México y otra al sur, al Arauco.
Otras veces he hecho mención, esto se me ocurrió escuchándolo al cardenal brasileño Don Aloísio Lorscheider. El sacerdocio, ¿en qué medida en este momento hay un sacerdocio que está dado por el Espíritu?, porque hay gente que tiene carisma para escuchar, y podría dar el perdón; gente que tiene carisma para atender enfermos y que podría ungirlos, y podría darles el perdón.
Gente que tiene carisma para presidir eucaristía en los barrios. Hay una presencia real del Espíritu que está dando carismas sacerdotales y nosotros nos estamos aferrando a un sacerdocio centralizado, poderoso, de superhombres, que nos hace mierda a los que tenemos, es decir, nos hace mierda en el sentido que nos pone superexigencias y nos estamos perdiendo una realidad de un Espíritu y de un sacerdocio que podría ser muy diverso. Admitir una gran diversidad de servicios sacerdotales para el cual ya tenemos el Espíritu, ya hay gente.
En último término las ortodoxias son instrumentos de poder. Por medio de la ortodoxia manejás conciencias. Les propongo dos pasajes bíblicos.
En el retiro pasado ya les he hecho referencia porque siempre me impresionaron. Uno es el misterio de la Epifanía.
El pasaje evangélico de los reyes Magos en Mateo y la celebración litúrgica. Recuerden que la Epifanía es la Navidad de los signos.
Es la Navidad que como celebración litúrgica se encarna, se incultura en las celebraciones paganas del solsticio de invierno y el solsticio de invierno hacia occidente es más hacia el 24 de diciembre, pero hacia oriente es hacia el 5 de enero por la noche.
Hay dos celebraciones de Navidad distintas. En oriente el solsticio iba ligado a ciertos fenómenos, a ciertos signos mágicos, a cierta “noche de brujas”. Por ejemplo, las fuentes del agua se convertían en vino como todavía hoy aquí es noche de brujas el 24 de junio. Uno puede curar plantas, transmitir poderes de curación, porque acá es el solsticio de invierno.
Peky: ¿Es el día más puro del año?
Orlando: Claro, el día en que el sol vuelve a nacer.
Javier: ¿Tiene que ver con poder caminar sobre las brasas?
Orlando: Y tiene que ver
Intervención: La gente transmite poderes o el don de curar. En navidad hay que hacerlo el 24 a la noche.
Orlando: Pero también es 24 de junio a la noche. Entre los mapuches el 23 a la noche las fuentes de agua tienen un poder revitalizador, hace un frío de cagarse, pero algunas familias van y se bañan a la madrugada y dicen que el agua sale tibia, en la zona mapuche en lo que era mi parroquia en Jacobacci.
Javier: Y el tema de la caña con ruda del 1° de agosto.
Orlando: Eso es paraguayo, creo.
Javier: Lo preparan en la noche anterior. No sirve que lo preparés después, tiene que ser el 1 de agosto en ayunas.
Orlando: Lo que preguntaban del fuego. En una misa el otro día había una paraguaya y dice: y “es un camino que une la tierra con el cielo”. El camino de brasas encendidas implica un reconocimiento de un momento de comunión, de comunicación. Recuerden que dije que en la teología latinoamericana es clave la comunicabilidad de los distintos niveles de la vida. En la medida en que los distintos niveles se comunican ahí, se produce la renovación de la vida.
Les recordaba cómo para los guaraníes la tierra se asegura porque hay cuatro grandes palmeras que llegan hasta el cielo. Por medio de las palmeras está agarrada al cielo,y no, es porque de las palmeras se puede subir y bajar.
De la tierra se puede subir y del cielo bajar. La seguridad no pasa porque esté unida sino porque del cielo se baja a la tierra y de la tierra se sube al cielo.
El camino con brasas es un puente, tan es así que las brasas tienen que estar bien encendidas. Tiene que haber un Espíritu. No tiene que haber ceniza para no quemarse, por un lado tiene que haber la garantía de las brasas bien encendidas. Por el otro tiene que haber una fe y un seguir caminando, un no pararse.
Espíritu, fe y seguir caminando. Hablaba con una mujer que me decía que cuando no hay fe uno cierra la planta de los pies y agarra la brasa. Es la fe, esa entrega que se expresa en un hecho físico: si no tenés fe... Esta imagen de camino al cielo me la dijo el otro día una mujer en la misa.
Intervención: ¿Y lo de las fogatas? Lo del solsticio, vos lo relacionabas con el solsticio… nosotros teníamos que celebrar la Navidad como los mapuches, o como celebraba el Inca. El Inca el 21 de junio a la noche echaba chicha sobre las calles para que el sol se anime a volver a nacer. Si lo de caminar sobre las brasas fuera así, en ambos hemisferios podría darse.
Orlando: Tiene una relación simbólica. El sol por signos te está expresando. Es el sol; pero sin embargo es símbolo del núcleo de esa realidad del amor potente de Dios que da vida. Dios se revela sacramentalmente, ese es el hecho clave. Claro es momento de renovación de la vida que se acaba y vuelve.
El día de San Juan es el más corto. Yo pienso que si nos hubiéramos inculturado creo que estos pueblos se habrían podido reconocer y no vivir en dualidades. Los mapuches cristianos todavía siguen y es otro hecho. No relacionan; hacen el Nguillatún, el Camaruco. En sus épocas hacen esto de las fuentes como tradición independiente, aunque la van uniendo. Saben que tiene sentido religioso.
O en el norte que los mismos cristianos chayan las casas con maíz. Yo encontré un consejo de pastoral en Tumbaya que todos chayaban, y eran agentes de pastoral católicos; pero todos chayaban por su lado. Compraban una heladera nueva la chayaban. La bendecían con chala de maíz. Era una bendición. Porque en el maíz está la fuerza de Viracocha. Pero Viracocha es el Hijo de Dios.
Intervención: Yo siento la información en las venas y eso viene al pensamiento como una dualidad muy clara. Eso no es cristiano.
Orlando: Es un quiebre muy grande. La noche del 5, en dos grandes barrios negros de Uruguay salen los tamboriles. Fue un día de matanza de negros en Montevideo. Una noche en que trataron de matar a los negros, de exterminarlos. Ellos tomaron eso. Lo plantan como fiesta de San Baltasar, justo la víspera del 6 y salen con los tamboriles. Salen y todo el mundo va detrás de ellos, negros y blancos. Cómo a propósito de un quiebre, ellos al ritmo del tamboril, reafirman que siguen viviendo y convocan a superar una ruptura.
Después, unas semanas después eso se hace de una manera más gloriosa con “las llamadas”, salen los tamboriles en comparsas, vestidos, van saliendo y llamando a la gente para convocar al carnaval donde se denuncian las caretas, las dualidades y donde todos son iguales.
En Carnaval todos son iguales, pero es sobre un quiebre muy doloroso. Trataron de terminar con los negros, en una noche los mataron.
Intervención: En la parroquia hay bolivianos y ellos tienen muchos signos. Una vez yo les pedí si podían explicarlos, pero no tienen ni idea.
Orlando: Es una lástima, ese tendría que ser el servicio de las teologías. Las teologías tendrían que recuperar el sentido hondo de los gestos de la vida, de los símbolos que permiten vivir y que de una manera u otra manifiestan la presencia del Reino en la tierra, de Hijos de Dios.
Javier: Pero a eso, se lo considera, incluso desde el pensamiento científico se lo disminuye, se lo llama fenomenología religiosa.
Orlando: Sí, o teología pastoral a lo sumo.
Javier: Como que ya tiene una segunda categoría.
Orlando: Sí. Hay una categoría científica de la teología que le ha quitado enganche vital por un lado, pero que le ha permitido servir a un poder; porque está sirviendo a poderes. Incluso en este momento desde la misma teología sistemática hay justificaciones al esquema o sistema neoliberal, como la teología de Novak, no nuestro obispo de Quilmes, sino el norteamericano. Nuestra teología está dentro de una estructuración social occidental y cristiana (al menos en la Patagonia entró así. Entró Roca, el cristianismo, el bautismo era la manera de integrarse en lo cristiano, que era ser argentino).
Javier: Como que esas son de las cosas que habría que blanquear, el reconocerle el carácter xenófilo que tiene toda la teología religiosa. Me hace acordar a la resistencia que había a “Ordenar Nativos” en la primitiva evangelización, hubo que justificar que eran personas.
Intervención: La gente hace el rito, quizá se emociona, pero no se pregunta por qué lo hace.
Orlando: Yo creo que ha habido esfuerzos de evangelizaciones que al menos han conectado. No blanquearon del todo, pero hay conexiones con lo cristiano y eso es trabajo de misioneros que hicieron como podían la cosa y trataron de achicar la dualidad.
Intervención: ¿No será también que el pueblo es sometido?, porque hacés lo que querés con ellos, lo que querés. ¿No es una forma de defenderse?
Orlando: De sobrevivir, porque haces lo que querés, pero después ellos por debajo…, como hacen los negros.
Intervención: ¿La falta de conciencia no es una forma de defenderse?
Orlando: En los mapuches a veces uno se encuentra con que el mapuche que ha estudiado que es abogado, es el que más los jode a los otros. El opresor. ¿Quién era más jodido, los romanos o los fariseos, o los romanos o el sanedrín ¿Quiénes son más jodidos, los norteamericanos o los argentinos cómplices?
Eso implica compromisos3 con dimensiones de poder.
El que está en el poder se aprovecha y el que está en la miseria muchas veces tiene mayor percepción de la vida, y sobre todo la mujer. Fijate que conserva estos ritos, olfatea que por ahí le ayuda a que le cure el hijo, los hace un poquito más felices. Tienen algo estos ritos. La mujer que va al curandero además de ir a misa y que no se anima a decirle al cura que va al curandero, va al curandero porque quiere curar al hijo, curarse ella, siente la conexión con la vida.
De repente el dios de su Iglesia se conecta poco con eso, pero el Dios de la vida seguro que se conecta. Si no, no viabilizan la vida.
Como lo de las comunidades de base que vos decías, lo de la llave. Hacés una ortodoxia con esto y el que no pasa por esto no es comunidad de base. Obstruís una instancia vital a un montón de gente porque no pasa por esa llavecita que vos tenés. Pero yo tengo el poder. Yo soy el que de esa manera tengo las comunidades de base. Pero no las comparto.
El admitir diversidad también lleva, en la diversidad es ley de juego pasar por diversidades chiquitas y provisorias.
Lo de la Epifanía tiene que ver con ese hecho de los signos. La liturgia pone tres grandes signos: las bodas de Caná, el agua que se convierte en vino, la estrella y el bautismo de Jesús. Pero ese hecho ya de reconocer cómo la vida se implementa por signos, o se expresa, se comunica, se hace nueva, el hecho del signo permite expandir mucho más el sentido de la vida.
Cuando hablamos de personas muertas, la persona no es sólo lo que aparece en los hechos pequeñitos de su vida, sino que las personas vamos haciéndonos signo, sacramento, vamos irradiando vida, que es mucho más allá de la eficacia inmediata de nuestras acciones, de nuestros amores.
La hermana de Yemanjá se prostituye, o Magdalena, prostituída. Toda su prostitución cobra un sentido nuevo, se transforma en amor. Y hay una dimensión mucho más amplia, profunda de cada persona en la medida en que la comprendemos como un signo irradiante de vida, no meramente por las cosas concretas que va haciendo sino porque su ser irradia más allá de la muerte.
El poder comprendernos a nosotros mismos como signo, como sacramento, quizá eso también, si comprendemos la Iglesia como sacramento, la construcción de la Iglesia puede ayudarnos a no angustiarnos tanto en tener que hacer tantas cosas, sino en creer en la fuerza que tiene la irradiación.
La contemplación lleva a poner una mayor seguridad en la presencia, en la mera presencia, aunque uno esté en silencio y no haga nada. Incluso las presencias a distancia. Hay gente que en un momento a uno le dice: “Mirá me basta con saber que estás, con saber que estás en la diócesis, o en la parroquia, aunque no te vengan a ver nunca”. Y eso no es cuento, es verdad. Una mayor seguridad en las dimensiones sacramentales que tiene la autenticidad y la verdad de la vida, aunque pase por ambigüedades, por errores, por metidas de pata que se purifican por perdones.
Las bodas de Caná. Esa dimensión especial que tiene la mujer. La Virgen le cambia los planes a Dios. Le cambia los planes a Jesús. Dios se manifiesta débil. No tiene planes rígidos. Una mujer viene con una cosa chiquita y le adelanta el tiempo de los milagros. “No ha llegado mi hora”, Jesús tenía todo planificado, las conveniencias políticas, y la Virgen a propósito de que ahí sintió que esa gente la iba a pasar mal, en una fiesta en que ya habrían tomado mucho, le hace cambiar a Dios el plan, le adelanta el tiempo. Dios no es un Dios de ortodoxias rígidas, sino que es capaz de cambiar sus planes por el corazón de una mujer que se sensibiliza por una pequeña necesidad humana.
Creo que uno de los roles fuertes de la mujer en este momento, es esa capacidad de percibir las necesidades pequeñas de la vida. La hemorroísa que hace “contrabando de Gracia”.
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