LA COMUNIDAD.
Jesús
no es el hombre – Dios que pasó en determinado momento a la historia. El se ha constituido en el único “ pastor “
de su
comunidad a la que alimenta con su Palabra
y su cuerpo” al mismo tiempo ha constituido a
algunos hermanos en ser servidores de sus hermanos que guían y anima con
su palabra y con su testimonio.
Desde el principio para que nadie pudiere decir no sabía; Jesús reúne a
los discípulos y les sugiere
convivir en familia. Como
siempre cuando debe comunicarse con el Padre: ora; “Padre, que seamos uno, como tú y
yo somos uno,, para que el mundo crea”. (Jn 17,23) Recordemos que los apóstoles se dispersaron miedosos,
fracasados, después de la Pasión y Muerte,
al reencuentro con el resucitado se
vuelven a re-unir para convivir como hermanos, “en el grupo de los creyentes todos tenían
un solo corazón y una sola alma”.
Hoy debemos recrear otros tipos de
convivencia, pero siempre con el mismo propósito, porque éste es el único
cristianismo posible; el cristianismo comunitario,
aceptando la FRATERNIDAD y VIVIRLA.
No somos cristianos por tener tal
nivel de virtud, espiritualidad,
por un rezo más o menos, vivir en genuflexión, sino por estar ensamblados en la Familia de Dios. Cristianos somos si extendemos la mano,, si
hacemos cadena con los demás hermanos.
Cristiano se es en la mesa donde
todos comen de la misma sopera y dejamos a Dios presidir la comida, recordando
que Él tomó la delantera del amor. San Cipriano en el siglo IV dijo; “UN SOLO CRISTIANO, NO ES NINGÚN
CRISTIANO”.
No podemos insistir en masificar a los
cristianos, en concentraciones que son
pan para hoy y hambre para mañana, traicionamos la herencia de Jesús. Salimos a reconquistar a los hermanos que
se fueron, qué les ofrecemos de nuevo?
Muchos se fueron porque les resultaban monótonas, frías, repetitivas ceremonias, donde no reina, la amistad, la alegría, el conocimiento mínimo de hermanos de una
misma fe. Tenemos algo nuevo ,
renovado, aggiornado que ofrecer , o es más de lo de siempre. ¿?
Como laicos debemos reconocer que la
situación de la iglesia en la actualidad
es nuestra pasividad. La iglesia es un
gran cuerpo parapléjico en el que la cabeza es todo. Alguien ha dicho certeramente que los laicos
hemos pasado de un pueblo de “sacerdotes” a un pueblo de los sacerdotes. Éste no es el proyecto de Jesús, ni es tampoco lo que
nos quiere decir la alegoría del buen Pastor. El filósofo
cristiano Gabriel Marcel dice “no
hay sino un dolor: ESTAR SOLO” Por eso la
COMUNIDAD es, sin duda, el lugar de la alegría. Tomás
para volver a creer debió volver a la COMUNIDAD.-
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