La
religión no es causa, siempre es una excusa. Para
Ecos de FloresLic.Teol. William Quinteros
Han
comenzado a gestarse ciertaspreocupaciones por el rol que vienen desempeñando
ciertas sectas “evangélicas” en el marco político uruguayo. Esto en Uruguay no
había sido motivo de preocupación hasta hace muy poco tiempo atrás, pero
quienes como yo trabajamos en el ámbito religioso y dentro del movimiento
ecuménico, venimos observando el desempeño, la estrategia y las finanzas de
dichas sectas. ¿Por qué? Bueno la respuesta está a la vista de todos. En pleno
18 de Julio, avenida principal de nuestra capital abrió sus puertas un inmenso
“templo de mármol” verdaderamente gigante para nuestra realidad, una de estas
sectas que hace poco tiempo atrás desconocíamos.
También poco tiempo atrás
vivimos la polémica venta y compra de una antigua sala de cine en la Plaza
Cagancha (donde está la estatua de la Libertad). Se trata de inversiones multimillonarias, que
dado lo secular de nuestra sociedad, difícilmente se trate de una forma de
inversión de los diezmos logrados por esta secta. Lo cierto es que el gobierno dando muestra de
cordura, reaccionó, si hay tanto dinero para construir semejante templo, no hay
razón para que sean eximidas las organizaciones religiosas de pagar los
impuestos correspondientes. Se generó una situación muy difícil para aquellas
comunidades pequeñas que hace cientos de años viven y conviven en el país. Como
siempre fue posible un entendimiento gracias a la buena voluntad del gobierno.
Desde el punto de vista teológico, demás está decir, que el uso que estas
sectas hacen del Evangelio es muy controversial y que en algunos casos linda
con una estafa a la credulidad de la gente. No vamos entrar aquí, no creo que
sea el lugar apropiado, para discutir el fenómeno de los milagros y su
naturaleza. Pero sí, quiero denunciar, ese es el término correcto, denunciar,
la infiltración y estrategia política que motiva esta proliferación de sectas.
Todo comenzó con el famoso documento de Santa Fe durante la administración de
Ronald Reagan. La Teología de la Liberación fue señalada como un enemigo
principal por los organismos que pusieron en práctica la llamada Doctrina de la
Seguridad Nacional. No era suficiente con los golpes militares en todos los
países del continente, había que derrotar también la parte ideológica de los
pueblos latinoamericanos. La herencia de la reunión de obispos en Medellín
había criado raíces en el continente. El Departamento de Estado Norteamericano,
la CIA y también el cuerpo diplomático de los EE.UU. dedicaron esfuerzos
humanos y económicos para ir edificando los mecanismos para enfrentar a la
Teología de la Liberación. El objetivo era destruir la imagen de una Jesús, un
Cristo identificado y solidario con los más humildes, con los desposeídos. Un
Evangelio centrado en la justicia. Una práctica religiosa basada en el amor al
prójimo y rechazo a la explotación. Todo ello para desarrollar una vida
espiritual donde el amor de Dios se manifestara en la defensa dignidad humana.
Vivimos, los que creemos en ello, que el Reino de Dios, no es un lugar, sino
que se trata del Reinado de Dios, y que el mismo no es solo una promesa
escatológica, algo para después de la muerte, sino que es una realidad que
comienza aquí entre nosotros, como lo afirma Jesús “porque el reino de Dios
está en ustedes”. Esto es lo que había
que derrotar destruir por todos los medios, incluso con los crímenes más
abominables, como fue la masacre de jesuitas en San salvador y el asesinato de
Monseñor Romero. Quienes pasamos por las cárceles nos encontramos con cientos
de clérigos, católicos, luteranos, bautistas, metodistas, valdenses, y otras
denominaciones cristianas. Nunca me crucé con ninguno de esas otras sectas que
hoy proliferan y que en su mayoría hablan en “portuñol”.
Desde
un punto de vista evangélico es directamente criminal aprovecharse de la
necesidad, angustia, desesperación de una persona por medio de la superstición.
He visto personas muy angustiadas, desesperadas, por el diagnóstico terminal de
un ser querido, que han recurrido a estas sectas en busca de un “milagro”. ¡Como si en esos lugares se comprara y vendiera
la voluntad divina! No pongo signos de interrogación sobre el poder de la Fe,
si condeno a los que hacen de ella un mercado.
Hoy
en Uruguay estas sectas ya se consideran asi mismas consolidadas, por eso se
han largado a la acción política. Lo vimos en públicas manifestaciones, de una
de estas sectas, de apoyo al Partido Blanco. Pero eso no es lo más inquietante,
lo que preocupa es el enorme poderío económico que está detrás de estas sectas
de penetración imperialistas, capaces de desestabilizar una nación, como lo
vimos en el Brasil.
El
ser humano cree, porque el ser humano es un ser intencional que se mueve, vive,
en función del “mañana”, de lo que vamos a hacer. Pero en algunas situaciones
el ser humano inventa mentiras en las cuales creer, porque no encuentra
verdades en que sustentarse. Luchar contra esa mentiras y proponer verdades,
(digo proponer, no imponer) es una terea diaria de quienes creen en un Reino de
paz de justicia y amor, como promesa evangélica, asi como aquellos que solo
creen en la verdad y la justicia. No es importante creer en Dios, nosotros
sabemos que EL si cree en nosotros.
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