martes, 31 de octubre de 2017

PARTIÓ DANIEL VIGLIETTI. Recibimos desde NICARAGUA hermoso testimonio de manos del querido hermano Arnaldo ZENTENO s.j.

DESDE NICARAGUA   PARA EL MUNDO...!!!   de  Arnaldo ZENTENO  s.j.
Un recuerdo desde Nicaragua en los años 80 en medio de la guerra impuesta por Reagan:

Gabriela Selser:Cuando llegó a la ANN esa mañana, Viglietti no había terminado de componer su “Declaración de amor a Nicaragua”, que esa misma semana pensaba estrenar en el memorable concierto “Abril en Managua”, un maratónico recital al aire libre de más de seis horas que congregó en la Plaza de la Revolución a verdaderos íconos de la llamada nueva canción de aquellos años, como el cubano Silvio Rodríguez, la argentina Mercedes Sosa, el brasileño Chico Buarque y los mexicanos Amparo Ochoa y Gabino Palomares, además de los nuestros, los imprescindibles Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy.
Me pidió permiso para usar mi escritorio y la máquina Olympia, y se apuró a terminar el texto. “Ya me falta poco”, me dijo guiñándome un ojo. De pronto, algo lo distrajo.
–¿Qué es eso que se oye allá afuera... ese sonido, como metálico? –me preguntó apartando la vista del ruidoso teclado.

–Se llaman zanates. Son pájaros parecidos a los cuervos; están buscando comida en los árboles –respondí con naturalidad mientras revisaba noticias de otras agencias en las ristras de papel que salían del teletipo, un antiguo dispositivo telegráfico que años después sería sustituido por el fax.

Él se levantó rápidamente de la silla y caminó hacia el balcón que daba a la calle.
–¡Qué lindos son, tienen un color tan negro que casi es azul... zanates... y su canto es todavía más hermoso, parecen campanadas! –exclamó asombrado. Enseguida volvió a su
texto y terminó la canción, habiendo encontrado las palabras que necesitaba:

                                  Aquella mancha libre sobre el cielo
                                  aquellas nebulosas como hielos
                                 son la pura apariencia del desvelo,
                                 del sueño que despierta en nueva mano;
                                 altura que se sube hacia lo humano
                                donde la estrella sabe que ese signo
                                es el sombrero en alto de Sandino.

                               Debajo del sombrero están dos alas
                               por un pueblo de pájaros guardadas,
                               si hay riesgo da el zanate campanadas
                              llamando amaneceres que nos tienten;
                              no sabe el corazón que de repente
                             no es él, todo cambió, nada es lo mismo.
                              Es el sombrero en alto de Sandino. "

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