lunes, 18 de diciembre de 2017

DETODASPARTESVIENEN, JESÚS EL GRAN EXCLUIDO..!! J.Cejudo (I)


.Estas fiestas son una imposición de la sociedad y de la iglesia, que dejan casi sin sentido lo que este hecho del Nacimiento de Jesús significa. No sé de qué nos felicitamos. Me aburren los gestos sociales de comidas, bebidas, regalos, que no sé a qué vienen. Se realiza una copia servil del “Papá Noel” norteamericano. Repito, no sé qué celebramos, no se por qué brindamos con champán. Desde luego no la venida de Jesús de Nazaret al mundo. El es el Gran Ausente de esta sociedad. Le hemos echado, le hemos excluido de nuestras fiestas.

No sé qué es lo que dicen los curas en las parroquias, pero por lo que veo nada cambia respecto al año anterior o a otros años. Una Navidad para todos, sin mensaje, sin aguijón, sin provocación, navidad dulce de turrón y mazapán, de anís y calor de hogar. Un día para unirse la familia al año, un año para seguir como antes. En nada se parece a aquel Belén de hace más de 2000 años, que levantó las expectativas de los pobres, la persecución de los poderosos, el olvido y desinterés de los cultos.
En Madrid, he visto concurso de belenes. Me pregunto, hasta dónde se ha prostituido la realidad de este aniversario, hasta aquí llega la competitividad. Jesús nació fuera de la aldea, en los suburbios de Belén porque para ellos no había sitio en la posada pública. No se fijó Dios en las grandes calles, ni en los palacios de Jerusalén, sino en una aldea insignificante. Dios tiene debilidad, manía, por los que no cuentan, por los débiles, por l os últimos. Todo lo demás, el burro y el buey, son sustitutos de la calefacción occidental, datos de evangelios apócrifos o falsos, que contrasta con la sobriedad del texto evangélico.
A José le pintan como hombre de avanzada edad, venerable y con barba blanca, para preservar la virginidad de su esposa. Hoy intentan hacer público un acontecimiento que cambió la historia, pero que en la actualidad no cambia nada. Jesús sigue siendo excluido Todos los años igual: alumbrado por las calles principales, anuncios en todas partes para que la gente compre y compre y nunca deje de comprar. Se oyen villancicos, cantamos villancicos, que carecen con frecuencia de todo rigor teológico.

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