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La voz de galiciaA este teólogo no deja de sorprenderle «la falta de conciencia de pecado y de delito que tienen las asociaciones de pederastas que se han creado dentro de la iglesia para delinquir»
No se anda con rodeos. Juan José Tamayo, teólogo vinculado a la Teología de la Liberación y director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, cree que el escándalo de lo abusos sexuales que golpea a la Iglesia católica «es uno de los fenómenos más graves y degradantes de la historia de la Iglesia».
Y no deja de sorprenderle «la falta de conciencia de pecado y de delito que tienen las asociaciones de pederastas que se han creado dentro de la iglesia para delinquir basándose en la confianza generada en unos padres o niños que ven a esas personas con un aura sagrada al ser representantes de Dios». A su juicio todos esos delitos de pederastia «no tienen justificación. Es condenable desde el punto de vista religioso y punible legalmente. Pero tienen explicación».
-¿Explicación? ¿Cuál es?
-Podríamos resumirlo en un decálogo. 1. La estructura jerárquica piramidal de la Iglesia católica que es mucho más rígida que un régimen militar; 2. El patriarcado como un sistema de dominación de las mujeres en alianza con otros sistemas de dominación; 3. La organización clerical que se considera con poder y control sobre las almas, las conciencias y los cuerpos; 4. La masculinidad sagrada que entiende que el clérigo, varón, es el único representante de Dios porque como decía la feminista Mary Daly, ‘‘si Dios es varón, el varón es Dios’’; 5. El celibato obligatorio que genera una brutal y terrible represión antinatural y que creo que es una de las causas más relevantes de una derivación sexual perversa; 6. El deterioro de la vida religiosa y sacerdotal con una preocupante falta de ejemplaridad; 7. La obediencia, sumisión y acatamiento de todas las órdenes religiosas por injustas que sean; 8. La discriminación de las mujeres que no son reconocidas como sujetos morales, religiosos ni teológicos; 9. La falta de poder de los seglares en la iglesia pese a ser mayoría; 10. La complicidad del ocultamiento como forma de protegerse tanto el clero como los dirigentes de la institución eclesiástica.
-Podríamos resumirlo en un decálogo. 1. La estructura jerárquica piramidal de la Iglesia católica que es mucho más rígida que un régimen militar; 2. El patriarcado como un sistema de dominación de las mujeres en alianza con otros sistemas de dominación; 3. La organización clerical que se considera con poder y control sobre las almas, las conciencias y los cuerpos; 4. La masculinidad sagrada que entiende que el clérigo, varón, es el único representante de Dios porque como decía la feminista Mary Daly, ‘‘si Dios es varón, el varón es Dios’’; 5. El celibato obligatorio que genera una brutal y terrible represión antinatural y que creo que es una de las causas más relevantes de una derivación sexual perversa; 6. El deterioro de la vida religiosa y sacerdotal con una preocupante falta de ejemplaridad; 7. La obediencia, sumisión y acatamiento de todas las órdenes religiosas por injustas que sean; 8. La discriminación de las mujeres que no son reconocidas como sujetos morales, religiosos ni teológicos; 9. La falta de poder de los seglares en la iglesia pese a ser mayoría; 10. La complicidad del ocultamiento como forma de protegerse tanto el clero como los dirigentes de la institución eclesiástica.
-Habla de ocultación. No hace muchos días la iglesia australiana se negó a retirar del secreto de confesión los delitos de abuso. ¿Qué le parece esta actitud?
-Lutero decía que la confesión católica era una carnicería de conciencia. Es protegerse en el secreto de confesión para cometer un crimen. Creo que en el caso de la pederastia no se merece perdón porque a quien se perdona podría volver a delinquir.
-Lutero decía que la confesión católica era una carnicería de conciencia. Es protegerse en el secreto de confesión para cometer un crimen. Creo que en el caso de la pederastia no se merece perdón porque a quien se perdona podría volver a delinquir.
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