Escribe Alberto Bobbio , editor en jefe de la revista Famiglia. Cristiana , en un artículo publicado por Eco di Bergamo , 06-10-2020. La traducción es de Luisa Rabolini .
Aquí está el artículo.
Es la subsidiaria del Pontificado, pero también la brújula para la dirección correcta. La tercera encíclica del Papa Francisco es una síntesis orgánica, como si fuera necesario, a la parada a fin de llevar, retomando el hilo , volver a observar los datos objetivos de forma inteligente, evitando que algunos caen por el borde del camino, y juntos proporcionan una prueba de lectura. El Papa sólo tiene palabras y las trabaja como artesano para recomponer una narrativa y un compromiso con un mundo que se desmorona y que insiste obstinadamente en recomponer de una manera nueva, con una lógica que trastoca lógicas superficiales , donde lo que no está prohibido está permitido, donde el deseo de unos pocos excede la voluntad de muchos y los que quedan atrás pueden, a lo sumo, consolarse con la limosna y la eventual buena voluntad de algunos.
Ya había escrito muchas cosas en Laudato si ' . Pero, por supuesto, la enseñanza no fue aceptada . Hay quienes lo entendieron como un manifiesto ecológico del mismo Francisco de siempre, que "no habla lo suficiente de Dios".
Hay quienes han tomado frases del feliz contexto de sus análisis progresistas o, por el contrario, entristecidos por la doctrina de un Papa negacionista de la brillante tradición eclesiástica, hasta el punto de acusarlo de tropezar con el cisma .
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